viernes,19 agosto 2022
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Arrepentimiento tardío

Goliardos s.XXI
Con el tema catalán se ha demostrado la importancia de la educación, sobre todo en Primaria, para cimentar sentimientos que permanecerán a lo largo de toda la vida de los estudiantes.

Lo que podríamos denominar como “políticas catalanistas” se fundamentan en el odio a España, en el hecho de que España se comporta como un estado imperial que explota a Cataluña cual vampiro insaciable. Esta estrategia me hace recordar a la que usó Gran Bretaña y EEUU en contra de España en el post colonialismo. Tenían la necesidad político-biológica de matar a la madre patria, a su cultura, a la historia compartida y ensalzar a los habitantes de origen europeo como héroes del independentismo iberoamericano, acusando a los imperialistas un gran daño, al tiempo que les robaban el oro. ¡Cómo si el oro fuera suyo! Era en todo caso de los pueblos indígenas, que por cierto vieron recortados sus beneficios en la época de la liberación. Qué necesario es reescribir la historia de Iberoamérica desde una visión que podríamos llamar “indigenista”, supondría ser conscientes de otro prisma de los acontecimientos. Pero estoy seguro de que eso no interesa a nadie, especialmente a los criollos (entendidos éstos como el resultado del mestizaje).

A mí me parecía interesante, y casi necesaria, la revolución bolivariana de Chávez, e incluso llegué a justificar algunos de sus desmanes, pero con la llegada de Maduro mis sensaciones han cambiado. Considero que se está portando como un verdadero dictador. Realmente continua todo igual.

Y en Cataluña tengo al sensación de que ocurre lo mismo. Son muchos los que quieren una transformación en la soberanía catalana, pero lo que yo me pregunto ¿para qué servirá ese cambio? ¿sobre qué bases se llevará a cabo?

Según lo que manifestó André Breton en el  Discurso al congreso de escritores nos pone sobre la pista de la practicidad de algunos cambios. “Transformar el mundo, dijo Marx; cambiar la vida dijo Rimbaud: estos dos imperativos para nosotros no son más que uno”. Y ese cambio empieza con una verdadera educación para sobrevivir en el mundo globalizado y una renovación de los ideólogos de este proceso que conduce a Cataluña al desastre.

Como afirmaba Napoleón Bonaparte: “en las revoluciones hay dos clases de personajes los que la hacen y los que se aprovechan de ella” y creo que como periodistas deberíamos aclarar la dimensión económica de la revolución catalanista y recordar a los ciudadanos que en esta época ya hubo dos revoluciones. La primera con el Estado de la Autonomías que llevó al poder a la familia Puyol, y ahora parece que quieren poner en su lugar a unos de sus acólitos, como es el President Mas, con el único fin de que todo siga igual. Como proclamaba Solón: “La casa más dichosa es aquella que no debe sus riquezas a la injusticia, que no las conserva por la mala fe, y que sus gastos nos le causan arrepentimiento”. Un arrepentimiento que nos puede conducir a la desgracia, como versificaba Tirso de Molina en su obra El condenado por desconfiado: “Vénguese en mi el justo cielo, / que quisiera arrepentirme,/ y cuando quiero no puedo”. Y los delitos políticos sólo pueden ser perdonados cuando se confiesan en el uso del poder, no cuando han sido expulsados del mismo.

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