jueves,18 agosto 2022
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La sal fue moneda y originen del nombre de la renta laboral

China deja este 2017 el monopolio de la sal tras 27 siglos

Redacción
China ha dicho este primer día del 2017 adiós a más de dos milenios de control estatal sobre la sal, con una liberalización que se espera que abarate el producto básico. Pero además la medida tiene gran carga simbólica, entre otras razones porque como China otros países usaron la sal como principal impuesto e incluso como moneda, y de ahí el nombre de las remuneraciones de los trabajadores. Ese monopolio aportaba al final menos del 1% de los impuestos pese su control de distribución y precios.

La liberalización es parcial porque el Consejo de Estado (Ejecutivo) ha anunciado que no concederá de momento más licencias y que se reserva el derecho a intervenir en los precios de la sal en caso de emergencia. no obstante, termina con el monopolio que se remonta a 27 siglos, cuando los esclavos griegos y de Oriente eran retribuidos con cupos de sal (alimento del sudor ganado a fuerza de sudores), de donde proviene, justamente, la palabra salario (del latín salarium), y de la que deriva “salado”. 

El fin de este monopolio implica que el país que más sal consume del mundo levante los controles sobre los precios y la distribución que han durado más de 2.000 años. También desmantela una gigantesca burocracia que incluye una red oficinas locales de la industria salinera y un cuerpo policial específico. Esos intereses alrededor de la sal ayudan a entender por qué, a pesar de que el Gobierno chino trataba de liberalizar el sector desde comienzos de siglo, ha pasado mas de una década hasta que finalmente lo ha conseguido.

"La reforma no se pudo realizar antes porque había muchos grupos de presión que no lo permitían. Para empezar, la empresa de la sal veía que, si se hacía, perdería sus ganancias y retrasaría pago de los salarios, lo que llevaría al descontento de los empleados", dice Zou Jialai, un abogado chino pionero en casos antimonopolio. "Hace más de diez años que se planteó acabar con el monopolio, pero la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (el órgano de planificación económica) la vetaba una y otra vez citando razones como la preocupación por la seguridad alimentaria", explica Zou.

Tan longevo era el monopolio chino de la sal que antecedió a la Gran Muralla -y, de hecho, si el famoso muro defensivo pudo construirse fue por los ingresos que generaba-, porque nació incluso antes de la unificación del país. El estado de Qi, situado en la actual provincia de Shandong (este), adoptó un monopolio sobre la sal allá por el siglo VII a.C., en el periodo conocido en la historiografía china como de las Primaveras y los Otoños.

La dinastía Han emuló esa idea en el siglo II a.C. al entender que controlando la sal podría financiar la expansión del imperio recién unificado. El monopolio sobrevivió al paso del tiempo y de las diferentes dinastías y, cuando ya en el siglo XX el Partido Comunista ganó al Kuomintang (Partido Nacionalista) la guerra civil y fundó la República Popular de China en 1949, la sal continuó bajo la tutela estatal.

En ese esquema, una sola empresa, la Corporación Nacional de la Industria de la Sal de China, decidía los niveles de producción, los precios y los canales de distribución, bajo la premisa de garantizar que la sal yodada formara parte de la dieta. Los ingresos para las arcas del Estado derivados de la sal, que tan importantes fueron en el pasado, han menguando progresivamente hasta caer por debajo del 1% del total en la actualidad, lo que acabó por convencer a Pekín para acometer la reforma.

El Gobierno chino fue abriendo la mano poco a poco y empezó por la rama de la producción, permitiendo a empresas privadas participar en ella, aunque siempre con la autorización previa de Corporación Nacional y siguiendo sus dictados. La distribución y los precios, sin embargo, seguían siendo un monopolio hasta hoy. Esta situación propició la aparición de mercados negros de la sal, sobre todo en las provincias del interior -está estrictamente prohibido transportarla sin permiso incluso dentro del país-, y, a su vez, la creación de una fuerza policial específica para combatir estas actividades ilícitas.

Con el plan que entra hoy en vigor, el Gobierno chino dejará que los productores autorizados se conviertan en mayoristas y decidan cómo distribuyen la sal y a qué precio. Es un indicio de los tiempos que corren en la segunda mayor economía del mundo, que espera que aumente la competencia en el sector y bajen los precios para dar un alivio a los bolsillos de sus más de 1.300 millones de consumidores.

 

 

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