jueves,18 agosto 2022
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Diez tendencias tras esta pandemia, según Uriarte (exBBVA):

China y Euskadi saldrán mejor paradas que Estados Unidos y España de la crisis COVID

Redacción
China y Euskadi saldrán mejor paradas que Estados Unidos y España de la crisis del COVID, según un análisis sobre las diez tendencias tras esta pandemia realizado por Pedro Luis Uriarte Santamarina, exConsejero Delegado y exVicepresidente del Consejo de Administración del Banco Bilbao Vizcaya (BBV) y primer Presidente de Innobasque, la Agencia Vasca de Innovación.

Tras asegurar que estamos "al borde de batir el desgraciado récord establecido en la  pavorosa crisis de 1929, por cierto, solo diez años después de que la llamada “gripe española” dejara un  reguero de más de 50 millones de muertes en nuestro planeta", las diez tendencias expuestas por Uriarte en un texto que circula entre colegas y amigos son las que siguen:

Primera, hasta el gobierno más tonto del mundo va a tener preparado un indispensable manual, con el título “Mil pasos a dar cuando se produzca una pandemia“. Y se crearán reservas estratégicas de productos sanitarios esenciales. Porque ha sido increíble ver que, salvo honrosas excepciones, ningún país del mundo estaba preparado para una situación así, ¡a pesar de que la habían visto, en vivo y en directo, en China!

Segundo, se van a consolidar cambios sociales muy significativos, todos ellos apoyados por las gigantescas oportunidades que abre ya el desarrollo tecnológico (comercio electrónico, educación a distancia, videoconferencias, teletrabajo etc.etc.). Además, me temo que, como ya nos ocurre cuando vamos a embarcar en un avión, nuestra privacidad se va a reducir mucho.

Tercero, la política presupuestaria de todas las instituciones públicas va a cambiar. Volvemos al 2008: se va a primar lo urgente (el gasto social) sobre lo necesario (inversiones públicas, AVE, aeropuerto, I+D etc.). Y eso, asumiendo que la recuperación se va a producir en forma de V, o al menos de U, y no en L.

Cuarto, el partido político que te haga promesas de bajadas de impuestos, te estará engañando. La recaudación se está ya derrumbando y va a ser necesario aumentar el gasto público astronómicamente. Eso se traducirá en más impuestos (Madrid va a ver cómo desaparece su “paraíso fiscal comparativo”), mucho más endeudamiento, que algún día habrá que pagar, y duras políticas de reducción de costos (por ejemplo, en sueldos de funcionarios y en empleos temporales).

Quinto, la banca tendrá una ocasión de oro para superar la crisis reputacional que todavía padece, haciendo realidad lo que han manifestado algunos banqueros, es decir que, a diferencia de lo que ocurrió de 2008 a 2015, “la banca es parte de la solución, no del problema”.

Sexto, como en todas las crisis, va haber ganadores y perdedores. Entre los países, España va a estar entre los que van a pagar un precio más alto, en forma de paro y de aumento de la desigualdad, porque su economía está muy apoyada en dos sectores que van a padecer muy especialmente las consecuencias de esta crisis, el turismo y la construcción. Se implantarán medidas que en Euskadi llevan vigentes varias décadas, sin que se haya hundido el mundo. Me estoy refiriendo a algo parecido a la renta de garantía de ingresos y a las fuertes dotaciones para la sanidad pública (adiós, por ejemplo, a las privatizaciones de la misma).

Séptimo, Euskadi creo que va a salir mejor parada que España. Como ocurrió en 2008, en lugar de padecer un cáncer, vamos a sufrir una úlcera sangrante, dolorosa y severa. Lo digo porque tenemos una administración más preparada y experimentada, una mejor situación financiera, gracias al Concierto, una mano de obra más cualificada y una mejor estructura económica, menos dependiente de los sectores que he citado.

Noveno, China le ha ganado la carrera del “Covid 19” a Estados Unidos, en todo, como ya lo venía haciendo en inteligencia artificial, redes 5G, coche eléctrico autónomo etc. Por lo tanto, es previsible que siga creciendo la tensión entre estos dos países, en su lucha por el liderazgo global, y que todo ello nos sitúe al borde de un grave conflicto.

Octavo, la Unión Europea, que padece las consecuencias de una falta de liderazgo clamorosa, tendrá que plantearse la misma pregunta que acosaba a Hamlet, siglos pasados: ¿ser o no ser?

Décimo, como defendí en aquella conferencia, necesitamos más aún, imperativamente, afrontar un exigente proyecto de transformación, ese “big bang” al que hacía referencia. El mundo ha cambiado y tras esta crisis va a cambiar aún más y a velocidad acelerada. ¡No podemos quedarnos atrás!

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