Para el buen funcionamiento de la empresa tiene que haber un alineamiento entre la estrategia y la táctica, necesitamos la dirección estratégica correcta y la ejecución táctica correcta. En términos generales, podemos pensar en la estrategia como la forma de hacer las cosas correctas (eficaz) y las tácticas con la forma de hacer las cosas bien (eficiente).

THRIVE (PROSPERAR): Eficaz y Eficiente
Empresas con la dirección estratégica correcta y la ejecución táctica correcta, lo normal es que prosperen rápidamente, pues obtienen sus objetivos antes que la competencia y logran ventajas competitivas.
SURVIVE (SOBREVIVIR): Eficaz y Ineficiente
En este escenario, tenemos un buen plan pero mal ejecutado. La empresa sobrevive, pero la mala gestión le impide el triunfo.
DIE SLOWLY (MUERE LENTAMENTE): ineficaz e ineficiente
Empresas con la dirección estratégica equivocada combinada con la ejecución táctica equivocada lo que conlleva un inexorable declive que terminara en una muerte lenta y dolorosa.
DIE QUICKLY (MUEREN RAPIDAMENTE: Ineficaz y Eficiente
En este escenario, estamos ante una mala planificación, pero una perfecta ejecución, lo que acelera los desalineamientos estratégicos y tácticos y, al hacerlo, se acelera una muerte rápida.
Para no perder la alineación estratégica y táctica, tenemos que preguntarnos:
- ¿Estamos en la dirección correcta? ¿estamos realizando las acciones correctas?
- ¿Dónde estamos ahora? (posición actual); ¿A dónde tenemos que ir? (futuro deseado); y ¿Cómo podemos llegar allí? (hoja de ruta).
La planificación estratégica y táctica no es estática, lo que significa que la brecha entre donde estás ahora y dónde queremos estar, siempre está cambiando y para seguir siendo eficaces y eficientes, debemos debemos mantener un equilibrio entre las estrategias y las tácticas, replanteándolas y adaptándolas a la realidad cambiante.