jueves,18 agosto 2022
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El futuro del español en Estados Unidos

Redacción
Estados Unidos se erige en la actualidad como el segundo país con mayor número de hispanohablantes del mundo. Una consecuencia del dominio nativo que de esa lengua tiene parte de la población norteamericana, pero también de la poblada y creciente diáspora de migrantes hispanos llegados al país. Pero el fenómeno puede tener un futuro limitado por la adopción del inglés por los hispanos, tras el actual apogeo del "espanglish", presentado como el jazz: impetuoso, espontáneo, arbitrario.

Dado el liderazgo de Estados Unidos, la persistencia en su seno del español como lengua viva constituirá un poderoso factor de respaldo a la fortaleza del español en los escenarios internacionales. En este volumen una docena de especialistas, todos ellos profesores de origen latino ubicados en diversas universidades norteamericanas, analizan, desde diversas perspectivas, los diferentes factores que pueden estar influyendo en la vitalidad presente y futura del español como segunda lengua norteamericana.

El resultado es una obra más rica y compleja que otras publicadas anteriormente sobre este tema crucial, que habrá de influir en el futuro del español como lengua internacional y en la propia influencia en el mundo de las economías y agentes que lo utilizan como vehículo de comunicación en su actividad.

Los autores dejan claro que el dominio del español constituye uno de los determinantes que con mayor peso ha condicionado la composición de los flujos migratorios hacia España, explicando el predominio de los procedentes de Latinoamérica.

Nuestro idioma surge como idioma independiente en el siglo XIII y desde entonces experimenta cambios relacionados con la formación de nuevas naciones y, en última instancia, con sostenidos flujos migratorios a Estados Unidos. Igualmente, como el latín en épocas ancestrales, el inglés ejerce poderosa influencia sobre el español a nivel mundial, aunque también el español modifica las expresiones lingüísticas en inglés. Dichas alteraciones reflejan el progresivo pluralismo étnico y racial en Estados Unidos. 

Además de ser un idioma versátil, el español es en Estados Unidos la lengua que mayor predominio experimenta dada la creciente visibilidad de los hispanos. A nivel agregado los afroamericanos e hispanos aportaron casi el 40% del voto que llevó al triunfo de Obama. Todavía más impresionante es el hecho de que por sí solos, los hispanos representaron el 24% de tales votantes. Es decir, que sin la ratificación del sufragio hispano los resultados de la última elección presidencial hubieran sido distintos. Indiscutiblemente, los cincuenta millones de latinos que residen en Estados Unidos se han convertido en una incontenible fuerza política y cultural. 

A partir de los datos de 2010 se puede concluir que había 25,2 millones de personas con una habilidad limitada del inglés en Estados Unidos, el 66% de los cuales eran de habla española (Migration Policy Institute, 2011). Visto desde otra perspectiva, el 41% de los latinoamericanos adultos hablan principalmente el español, el 44% habla tanto inglés como español bastante bien o muy bien y solo el 15% se autodescribe como hablantes en gran parte en inglés. Estas cifras desdibujan el grado de fluidez en el uso del inglés entre los latinoamericanos. 

Entre otras conclusiones aparecen también las de que los latinoamericanos pasan a dominar el inglés tras un cierto tiempo, aun cuando conserven competencias del idioma español. En segundo lugar, el bilingüismo seguirá siendo una característica de la comunidad latinoamericana, aunque altos porcentajes de la población dominen el inglés o sean monolingües en ese idioma. En tercer lugar, el bilingüismo será más fuerte entre los inmigrantes y los sectores menos cultos. En consecuencia, el bilingüismo será un recurso valioso que puede ayudar a la integración de los inmigrantes, pero es improbable que desempeñe un papel importante en la creación y reproducción de productos culturales en español. Las principales voces latinoamericanas como Richard Rodríguez, Junta Díaz, Sandra Cisneros y Gloria Anzaldúa escriben en inglés. 

Sin embargo, este uso del español puede contener las semillas de su propia limitación, pese a todo. Los éxitos de los últimos años proporcionan a los inmigrantes la oportunidad de eludir la discriminación y vivir la experiencia de la movilidad social. Como se ha mostrado en este capítulo, la consecuencia inesperada de tales beneficios es la pérdida rápida del español. Los incentivos políticos y económicos promueven el predominio de la lengua inglesa. En muy buena medida, el éxito está ligado a la fluidez del inglés; máxime si se considera que si la inmigración se desacelera, es razonable suponer que el uso del español disminuirá rápidamente. 

Otro reto es el espanglish, presentado como el jazz: impetuoso, espontáneo, arbitrario. Su característica más sobresaliente es su identidad mestiza: su gestación ha dependido de la adaptación, la asimilación, la transculturación, todos términos que denotan lo mismo: una suma y no una resta de partes. No tiene una sintaxis fija. Según Ilan Stavans, la RAE lo menosprecia porque es un fenómeno callejero, de la gente pobre, sin acceso a la educación, al poder político. Pero añade que la RAE importa menos que el espanglish y no tiene la capacidad de frenarlo. Porque en última instancia, la lengua es de la gente y para la gente, es decir, vive y muere de forma democrática, popular, de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. En este capítulo me he propuesto demostrar que este hijo bastardo del español y del inglés tiene su propia personalidad, su orgullo, su propia cultura, su propia manera de vivir.

José Antonio Alonso, Jorge Durand y Rodolfo Gutiérrez

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