viernes,19 agosto 2022
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Cátedra UAM-Accenture

El futuro pasa por la innovación

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Hay dos preguntas que están en la agenda de políticos, empresarios, académicos e investigadores… ¿cómo hacer frente al agotamiento del modelo económico actual? y ¿cuáles son las claves del tan deseado "nuevo modelo productivo"? La falta de competitividad y la baja productividad, por un lado, y la convergencia de las tecnologías y las comunicaciones, por otro, hacen de la innovación y los activos intangibles aparejados a ella las respuestas más acertadas, según el estudio "El papel de la innovación en el nuevo modelo económico español" elaborado por la Cátedra UAM-Accenture en Economía y Gestión de la Innovación y que ha contado con la colaboración de AETIC.

 

“La ‘investigación y desarrollo’ es un ingrediente de proceso que puede conducir a la puesta en el mercado de innovaciones, pero no el único. La innovación requiere  de muchos otros componentes: financiación, gestión, formación, comercialización, colaboración, etc”, según Paloma Sánchez, catedrática en Economía Aplicada en la Universidad Autónoma de Madrid y directora de Cátedra UAM-Accenture en Economía y Gestión de la Innovación.

El Manual de Oslo definió la innovación como “la introducción de un producto (bien o servicio) o de un proceso, nuevo o significativamente mejorado, o la introducción de un método de comercialización o de organización nuevo, aplicado a las prácticas de negocio, a la organización del trabajo o a las relaciones externas”.

La innovación es la capacidad de convertir ideas en negocios para así aumentar la producción y, por ende, la productividad y la competitividad. La innovación introduce novedades, suele  concentrarse  en ciertos sectores y es un factor diferencial entre empresas, regiones, o países. En nuestro país tenemos sectores que desarrollan tecnología punta con posibilidades de futuro – TICs, biomedicina y biotecnología, sector aeroespacial…- pero es preciso prestar atención al conjunto de sectores tradicionales de nuestra economía, aquéllos en los que España es competente pero no suficientemente  competitiva: calzado, turismo, textil, transportes y logística, automoción y energía, entre otros. Es en estos sectores en los que hay que incidir, propiciando la sustitución del actual trabajo poco cualificado por un modelo de trabajo más cualificado con aplicación intensiva de la tecnología. Hay expertos que incluso apuntan que, en términos relativos, es en estos sectores tradicionales dónde la creación de empleo será mayor en comparación con otros sectores emergentes de tecnología avanzada.

Para mejorar la capacidad innovadora de España no es suficiente con incrementar  la actividad de las 12.000 empresas que  -hoy por hoy- investigan y las 42.000 que innovan. La gran empresa sabe bien lo que tiene que hacer y, de hecho, ya lo hace. “Las PYMES deben ser el objetivo de atención y apoyo constante. Este colectivo demuestra hasta ahora escasa conciencia de los beneficios económicos que conlleva la innovación, tiene dificultades para obtener financiación, desconoce los apoyos fiscales a la innovación, y requiere gran esfuerzo en la cualificación y desarrollo profesional  de sus directivos”, según Juan Pedro Moreno, socio de Accenture y presidente del consejo directivo de la Cátedra UAM-Accenture en Economía y Gestión de la Innovación.

Si bien, la gran empresa española, y en especial las TICs, se encuentra a niveles europeos en cuanto a su capacidad innovadora, el estudio pone de manifiesto, sin embargo, la distancia en este sentido con respecto a la PYME Española y propone intensificar los flujos  de innovación y tecnología de la gran empresa (en especial TICs) hacia las pequeñas y medianas a la vez  que políticas mas activas en la divulgación de avances, la existencia de apoyos fiscales , y el desarrollo profesional de sus directivos.

Educación y sociedad de la información

Para paliar esta situación, el estudio  propone mejoras en el modelo educativo actual, no sólo incrementando los recursos y el foco en el desarrollo de innovación y creatividad sino, también, mediante un cambio social que potencie el reconocimiento de los profesores, investigadores y alumnos que  estimule que esa función sea desarrollada por los mejores  y se instaure una cultura del esfuerzo, aumentando –a su vez- el nivel de exigencia para la promoción a un estadio superior. El bajo nivel educativo general de la población española se refleja en el nivel medio de los directivos empresariales: el 36% de los directivos tiene un nivel educativo bajo, el 25% medio, y el 39% alto. Estos porcentajes comparan con el 17%, 41%, y 42% respectivamente de la media de la Unión Europea. Sin olvidar la atención a los conocimientos básicos, el desarrollo de competencias -como la capacidad analítica, el espíritu crítico, la creatividad, y la cooperación- contribuirían a la preparación de futuros emprendedores innovadores.

Para innovar también se necesita que el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones por las PYMES y los hogares españoles sea generalizado. “La mejor manera de hacer realidad la Sociedad de la Información es mediante la extensión de la Administración Telemática a todos los ciudadanos, algo que todavía está lejos de que ocurra y que el DNI digital podría, por tanto, acelerar”, según Jesús Banegas, presidente de AETIC.  El exitoso modelo de la Agencia Tributaria ha de servir de ejemplo para otras esferas públicas relacionadas con la Justicia, la Sanidad y la Educación.

Financiación aquí y ahora

En las economías del “nuevo modelo productivo “, la capacidad innovadora de las empresas y el crecimiento de su volumen de negocio  se basa en sus activos intangibles (talento, conocimiento, alianzas, participación en redes, etc) y en la gestión adecuada de los mismos,  por encima de los activos tangibles tradicionales (edificios, maquinaria, etc). El problema radica en que los informes económico/financieros  que se necesitan para acceder a entidades crediticias y al mercado de capitales no reflejan el valor de los intangibles. En consecuencia, el coste del capital para las compañías basadas en intangibles y con mayor potencial innovador se encarece,  si no se deniega. El sector financiero privado y la financiación pública siguen fijando su atención en el balance de las empresas, una información que no incluye los activos intangibles, pero que continúa siendo la base para la concesión de cualquier crédito o aval.

Las  nuevas propuestas han de venir por otro tipo de procedimientos: la valoración por expertos independientes de los activos identificables –patentes o marcas- y los no identificables –como capital humano o participación en redes-; la difusión de la capacidad innovadora como complemento a la información financiera habitual; la consideración de este tipo de informes por parte de los analistas de riesgos para facilitar la concesión de créditos y avales; y –por último- la valoración del plan de negocio por parte de las instituciones públicas  –en empresas de nueva creación- como alternativa al actual aval bancario.

Universidad-Empresa

El modelo de relación entre la Universidad y la Empresa se encuentra ahora más favorecido gracias al nuevo modelo de enseñanza que promulga el Espacio Europeo de Educación Superior.  Un factor importante sería el reconocimiento en el currículum de los investigadores de los resultados obtenidos como fruto de la colaboración con las empresas y –en suma- una  apertura mutua de colaboración entre la empresa y el mundo universitario. El concepto de transferencia de conocimiento debe dar paso a otro más centrado en la co-producción de conocimiento.

La formación no se acaba al terminar los estudios universitarios sino que debe ser proporcionada a lo largo de la vida profesional, en lo que se denomina formación contínua.

Apoyo fiscal  y comunicación

Aunque España es el país de la OCDE que presta un mayor apoyo fiscal a los programas de I+D+i el número de empresas innovadoras es más bajo que la media de esa organización. La razón puede estar implícita en el propio tejido empresarial  de nuestro país ya que mientras que las grandes compañías aprovechan bien el apoyo fiscal, las PYMES no utilizan estas ayudas.  De ahí que sea necesario una mayor difusión y continuidad de los mecanismos de apoyo del Estado, bien a través de campañas de comunicación o con soportes telefónicos y electrónicos para la resolución de dudas y problemas.

Según el estudio es evidente que hay una escasa valoración social a los temas relativos a la ciencia y tecnología. El papel de los poderes públicos es, en este sentido, fundamental. Ellos han de mostrar un apoyo claro a la innovación, con mayor contacto público con científicos e innovadores, reforzando los premios que propicien ideas más innovadoras con el objetivo de mejorar la valoración social del emprendedor.

Está probado que las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones favorecen el incremento de la capacidad innovadora y su aprovechamiento por el conjunto de la sociedad. España ha de aprovechar su potencial científico y tecnológico para generar innovaciones y crecer de forma sostenida en términos de negocio y empleo de calidad.

 

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