jueves,18 agosto 2022
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Un registro formal, sin concesiones a la retórica

El lenguaje científico es también lenguaje claro

Cuestión de estilo Cuestión de estilo
Recuerdo que en la defensa de mi tesis, en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, uno de los miembros del tribunal que la juzgaba, me dijo: —El lenguaje de su trabajo de investigación es periodístico. Quizá le falte tono académico. Yo me quedé con la idea de que podía ser un elogio, pero no las tenía todas conmigo. Lo de "tono académico", por "lenguaje académico", más bien parecía referirse a una carencia, a un defecto de estilo.
Y lenguaje periodístico, sinónimo para el caso de se entiende todo lo que dices (lenguaje claro), podría significar una rebaja en mi trabajo de investigación. El lenguaje claro ¿supone una devaluación del lenguaje académico?
 
Pasado el tiempo, llega la reflexión. Si aceptamos como sinónimo de lenguaje académico el lenguaje científico, quizá más propio para el sentido que aquí le quiero dar, ¿es o puede ser el lenguaje científico un lenguaje críptico? Pues sí y no. Sí, porque el destinatario de nuestra investigación es en principio una comunidad determinada y, lógicamente, si manejamos un lenguaje especializado, con palabras cuyo significado solo entienden los iniciados, fuera de ese círculo el lector puede no entender. Y no, porque a pesar de lo dicho, hoy la difusión universal del conocimiento, gracias al soporte electrónico, nos va a dar un amplio abanico de lectores no especializados. Luego estamos obligados al lenguaje claro.

 

El concepto de publicación científica es hoy el mismo que el de hace veinte o treinta años: pretende mostrar o demostrar algo, exponer una tesis; siempre con el rasgo fundamental de la originalidad. Para ello –la transmisión del conocimiento– se va a servir siempre de la expresión escrita. Y para expresarse por escrito con intención de comunicar eficazmente, la regla es sencilla: lenguaje claro contra lenguaje oscuro.

El artículo científico está forzado en su estructura. En primer lugar, por la propia revista donde va a aparecer, que establece unas normas de obligado cumplimiento para el investigador que quiere publicar (le da la seguridad de que su trabajo no será rechazado por razones formales). En segundo lugar, por la convención internacional, que define la fórmula IMRaD (Introduction, Material and Methods, Results and Discussion / Introducción, material y métodos, resultados y discusión). Y el estilo obedece a un registro formal (culto), que exige unos usos considerados correctos, por cuanto están dentro de las normas de la gramática y de la ortografía.

 

El plural de modestia (Nosotros pensamos que este procedimiento…) ya es un anacronismo. Cuando el autor es único, primera persona del singular; si son varios, primera persona del plural. El lenguaje científico debe ser neutro: correcto y sin pedanterías; con recursos léxicos, si es el caso, adecuados al lenguaje técnico; y en ese sentido, también será preciso y, desde luego, coherente. Por su neutralidad no tiene cabida lo políticamente correcto: los eufemismos sirven para ocultar realidades (aunque la tentación sea escribir excedente empresarial, se deberá escribir beneficios empresariales). Y en todo caso el autor tendrá que ser cuidadoso para evitar cualquier discriminación en el lenguaje. Y sin concesiones a la retórica.

 

@Badia_Javier

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