jueves,18 agosto 2022
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Tras el escándalo suscitado este año por la ganadora 2018

El Nobel de Química 2020, para Charpentier y Doudna, margina las aportaciones del español Mojica

Redacción
El Nobel de Química de 2020 ha recaído en la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, creadoras tras el profesor español Mojica de las revolucionarias «tijeras genéticas» CRISPR / Cas9, por «reescribir el código de la vida» formadas por ADN. La Real Academia de las Ciencias sueca dice que la técnica permite cortar y pegar el ADN a voluntad y editar cualquier forma de vida con una sencillez, rapidez y eficacia extraordinarias, y tiene gran potencial y aplicaciones.

La decisión ha causado un gran malestar, entre decepción e indignación en el mundo académico español.Hasta el titular del  Ministerio  de Ciencia e Innovación, Pedro Francisco Duque Duque, ha dicho que el Nobel de Química le produce un "sentimiento agridulce", pues el método de edición del genoma se basa en un estudio de bacterias en las salinas de Santa Pola, cerca de las cuales realiza sus investigaciones el microbiólogo español Francisco Juan Martínez Mojica.

El microbiólogo de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi fue uno de los primeros en decir en un tuit: "Pues vaya, qué decepción!". Igualmente, la biotecnóloga y jurista Ángela Bernardo Álvarez escribió:

Francis Mojica descubrió las CRISPR-Cas en unos microorganismos procedentes de Alicante, propuso su nombre y su función como un sistema defensivo de las bacterias frente al ataque de virus. Este papel fue confirmado luego por otros científicos, P. Horvath y R. Barrangou.

Según esas reacciones académicas, las aportaciones de Mojica fueron fundamentales para desarrollar años después un método para la edición del genoma por el que Emmanuelle CharpentierJennifer Doudna han compartido un galardón  del que ha sido excluido Mojica innecesariamente, pues otras veces el galardón es compartido por mayor número de personas, el último caso este mismo lunes, cuando ganaron el premio Nobel de Medicina 2020 los tres descubridores del virus causante de la hepatitis C 

Este investigador descubrió que las bacterias tienen su propio sistema inmune, hallazgo sin el cual difícilmente se hubieran producido las aportaciones posteriores de ambas genetistas , ya que abrió la puerta a esta revolucionaria máquina de manipulación genética denominada CRISPR / Cas9.

Mojica, héroe nº 1 del CRISPR y las estructuras de la vida

Uno de los profesores molestos con esa exclusión, aun consciente de que la ciencia y sus honores tienden a recaer históricamente donde radica el poder del dinero, según él, ha sido el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Gustavo Matías Clavero, miembro del consejo editorial de Ibercampus.es, quien acaba de contribuir a tres libros en homenaje al fallecido expresidente del Tribunal de Cuentas Ubaldo Nieto de Alba con un extenso capítulo sobre las estructuras de la materia y de la información, asegurando  que Mojica fue el primero en el mundo dentro de "Los héroes de CRISPR", herramientas de  edición genética, libro donde los resultados de su conocimiento se nos presentan tan estructurados como sus métodos de investigación.

En su trabajo, titulado Utilidad práctica del método de análisis estructural en la complejidad del paradigma del infolítico y su digitalismo, situado de la página 425 a la 646 en uno de los tres tomos de la obra Libro Homenaje al Profesor Ubaldo Nieto de Alba, publicado por la editorial valenciana Tirant lo Blanch, Gustavo Matías Clavero cita también al profesor Mojica entre los casos de grandes hallazgos científicos que se produjeron de chiripa, en este caso muy en relación con ser español: También hubo mucha serendipia en que el español Mojica aportara  utilísimas herramientas de edición genética a la vida en muchos frentes. Esas estructuras de la vida, tan inmensamente diversas, aunque al mismo  tiempo tan simples en lo elemental, nos enteraríamos además por  Monot en los años setenta que no solamente dependen de materia y energía, sino de información, presente en su configuración genética como la  base inicial que también determina en otras dimensiones la estructuración ordenada de los seres vivos, ya a la mayor escala molecular de su materia  y energía, y en consecuencia de sus elementos más elementales, sus relaciones y las características que compartimos todos. Lo cuenta también Eric Lander, director del Broad Institute del Instituto Tecnológico de Massachusetts  (MIT), en Los héroes de CRISPR al repasar la trayectoria de 12 científicos  claves en su desarrollo. El primero de ellos, Mojica (Elche, 1963), profesor  de Microbiología en la Universidad de Alicante que ya hace casi cuatro  años vivía la revolución genómica CRISPR “con agobio y felicidad”. “Aún  ignoramos qué función cumplen todas las páginas del libro de instrucciones de la vida”, declaraba este precursor español de la revolucionaria técnica de corta-pega genético, aún sin Nobel, quizá por ser español. Otros  también iberoamericanos relevantes en este campo reconocen que sin él  “la edición genética no existiría”, como el argentino Luciano Marraffiniy,  quien mantiene que “la edición genética de humanos va a ocurrir”. 

Mojica: ha pasado de cerca. La probabilidad era muy remota

No obstante, desde su despacho en el departamento de Microbiología de la Universidad de Alicante, el propio Mojica declaró este miércoles a agencia Efe tras enterarse del Premio Nobel que «ha pasado de cerca»,y que «La probabilidad era muy remota», además de añadir que ha tomado la distinción a Charpentier y Doudna con «mucha alegría». «Independientemente de lo que te consideren, he estado implicado en esto muchos años. (…) Se lo han dado al niño aquel que teníamos aquí y que nadie le hacía caso, y es un orgullo. No está bien decirlo, pero es como que el hijo que uno tiene ha triunfado en la vida», según Mojica, quien cree que «ahora se oirá mucho más hablar del CRISPR de lo que ya se hace» y eso es «un motivo de orgullo enorme».

El no Nobel español, en una reciente conferencia de la UIMP

«¡Qué le vamos a hacer!» ha contestado Mojica a la pregunta de si le parece injusto no haber sido incluido como tercer premiado. «Quizá el jurado ha podido pensar que había muchos padres, primos, hermanastros… (…) La familia CRISPR es muy grande e identificar al responsable de esta revolución es complicado. Han tirado por lo más sensato si uno no quiere complicarse demasiado la vida», ha declarado.

Mojica lleva años en las quinielas de los premios Nobel y la herramienta molecular que hoy distinguen estos galardones está inspirada en un descubrimiento hecho por el investigador español sobre el sistema inmunológico de las bacterias y cómo estas se defienden de los virus.  

Este investigador de la Universidad de Alicante es el primer español que logró el Premio Albany (el más prestigioso galardón de medicina de los Estados Unidos después del Nobel). La técnica CRISPR también fue premiada con el Premio Princesa de Asturias en 2015, que fue otorgado a las hoy nobeles Charpentier y Doudna.Las dos bioquímicas fueron galardonadas con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por desarrollar "una tecnología que permite editar genomas de manera sencilla y precisa, y manipular el ADN de plantas, animales y humanos", destacó entonces la institución española.

Entre el potencial, el de mejorar cultivos e incluso resucitar especies. Pero lo que es más emocionante, esta tecnología contribuye al desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias.

Importancia de los hallazgos de las dos premiadas

Los nombres de Charpentier, bioquímica y microbióloga de la Unidad Max Planck para la ciencia de los patógenos en Berlín, y Doudna, profesora de química y biología molecular en la Universidad de California, Berkeley (EE.UU.), sonaban en la quiniela de los Nobel desde hace años. De hecho, en España ambas genetistas recibieron el Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2015 por estos mismos logros.

Al parecer, en el descubrimiento de estas tijeras genéticas por las dos genetistas premiadas hubo también algo de chiripa, o al menos inesperado. Durante los estudios de Charpentier sobre Streptococcus pyogenes, una de las bacterias que más daño causa a la humanidad, descubrió una molécula previamente desconocida, tracrRNA. Su trabajo mostró que es parte del antiguo sistema inmunológico de las bacterias, CRISPR / Cas, que desarma los virus al escindir su ADN.

En un experimento que hizo época, un año después reprogramaron las tijeras genéticas. En su forma natural, las tijeras reconocen el ADN de los virus, pero estas investigadoras demostraron que podían controlarlas para poder cortar cualquier molécula de ADN en un sitio predeterminado. Y donde se corta el ADN, es fácil reescribir el código de la vida.

Desde entonces, el uso de esta herramienta se ha disparado y es posible cambiar el código de la vida en cuestión de semanas. Ha contribuido a muchos descubrimientos importantes en la investigación básica y se han desarrollado cultivos que resisten el moho, las plagas y la sequía. En medicina, se están realizando ensayos clínicos de nuevas terapias contra el cáncer, y quizás pronto sea posible curar enfermedades hereditarias. «Estas tijeras genéticas han llevado las ciencias de la vida a una nueva época y, en muchos sentidos, están aportando el mayor beneficio a la humanidad», aseguran desde Estocolmo.

El pasado año, el Nobel de Química premió al estadounidense John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino, por el desarrollo de las baterías de ion-litio recargables, presentes en cualquier dispositivo inalámbrico actual, desde los teléfonos móviles a los ordenadores portátiles que utilizamos a diario. La creación de esta batería potente y ligera puede hacer posible «un mundo libre de combustibles fósiles», explicaban desde Estocolmo.

Esta edición de los Nobel se abrió el lunes con el de Medicina , otorgado a dos científicos estadounidenses, Harvey J. Alter y Charles M. Rice, y uno británico, Michael Houghton, por el descubrimiento del virus de la hepatitis C. Este hallazgo facilitó el desarrollo de «nuevos medicamentos que han salvado millones de vidas», en palabras del jurado.

Ayer martes se otorgó el Nobel de Física , que reconoció el trabajo de tres investigadores de los agujeros negros. El británico Roger Penrose logró relacionar estos objetos exóticos con la teoría general de la relatividad de Albert Einstein, mientras que el alemán Reinhard Genzel y la estadounidense Andrea Ghez descubrieron uno supermasivo en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Frances Arnold, Nobel de Química 2018 y autora de un 'paper' retirado de la revista Science

Tras el reciente escándalo de la Premio Nobel de Química de 2018 
El pasado dos de enero, la prestigiosa revista Science retiraba uno de los artículos de Frances Arnold, ganadora del Premio Nobel de Química de 2018, lo que aportaba  una señal más de la profunda crisis científica que vivimos, según escribió Santiago Campillo en Xataca. Sus conclusiones son muy claras: tenemos un problema y hay que solucionarlo.
Frances H. Arnold es una de las mujeres más brillantes de este siglo: tiene a sus espaldas el Nobel de Química de 2018, ser la primera mujer en ganar el Premio de Tecnología del Milenio o ser una de las catedráticas más eficientes del Caltech. Con cientos de publicaciones firmadas y dirigidas por ella misma y su equipo, su reputación es intachable. O casi. No hace mucho, Arnold vivía el peor de los golpes que se puede vivir en ciencia: la retractación.
La revista Science anunciaba hace poco la retirada del artículo "Amidación enzimática selectiva del sitio C‒H para la síntesis de diversas lactamas", bajo la petición de los propios autores, entre los que se encuentra la propia Arnold, aunque no la primera, que sería Inha Cho. Según la revista, "los esfuerzos para reproducir el trabajo han mostrado que las enzimas no catalizan las reacciones con las actividades y selectividades reivindicadas. Un examen cuidadoso del cuaderno de laboratorio de las notas de la primera autora [Ina Cho] reveló que faltaban entradas contemporáneas y datos en bruto de los experimentos clave".
La falta de la información en bruto impide cotejar si la información dispuesta en el artículo tiene una fuente real o ha sido modificada o "inventada". Por otro lado, el hecho de no poder reproducir el experimento no siempre es la peor señal en ciencia, pero sí cuando falta la información original ya que incita a la sospecha sobre la falta de veracidad del artículo. Esto no debería servir para poner en tela de juicio la carrera de Arnold, pues en todo caso la responsabilidad principal cae en la primera autora, pero sí que es un problema, como admite la propia investigadora, de falta de responsabilidad de su parte, por no asegurarse de la calidad de los datos.
 
It is painful to admit, but important to do so. I apologize to all. I was a bit busy when this was submitted, and did not do my job well. https://t.co/gJDU0pzlN8
— Frances Arnold (@francesarnold) January 2, 2020
En definitiva, los autores, entre los que se encuentran Arnold, han decidido retirar el artículo por una falta grave de información o por una invención de los datos. En otras palabras, esto es lo peor que te puede pasar como científico: que te acusen de haber falseado una investigación y que retracten tu artículo, poniendo tu criterio y tu integridad científica, lo más importante para la confianza de esta disciplina, mucho más que tu habilidad o ingenio, en tela de juicio.
¿Cómo funciona "la ciencia"?
Para entender por qué es tan importante la confianza en los científicos hay que entender cómo funciona "la ciencia". El sistema científico actual es un modus operandi que discrimina por naturaleza aquello que se puede considerar ciencia de lo que no es ciencia y hasta lo que se puede catalogar como mala ciencia. A día de hoy, esto tiene una clara manifestación en forma de artículos o papers. Estos son documentos que describen de una manera concreta un avance científico, con su resultado, la metodología seguida, la revisión más actual del "estado del arte" y otra información que permite a otros científicos seguir hasta su origen el hallazgo.
Uno de los puntos más importantes los cuales se publican mediante un método conocido como peer review, o revisión por pares, consistente en que otros expertos en la materia revisan tu investigación antes de que esta sea publicada. Estos expertos independientes, o pares, le dan el visto bueno para asegurar la calidad y la integridad científica del hallazgo. Pero, claro, puede haber un error por su parte o, peor aún, un intento de engaño por parte de los autores.
Esto suele ponerse de manifiesto cuando, una vez publicado, otros científicos tratan de reproducir un descubrimiento para seguir avanzando hacia otro nuevo y se topan con que no funciona. Esto mismo es lo que ha pasado con el paper retractado. El papel de los pares y la importancia de la publicación es mayúscula porque implican un sistema sólido que permita continuar generando nuevos conocimientos.

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