Tanto Dombrovskis como Gentiloni destacaron las divergencias en el horizonte, y coincidieron en que esta era la razón principal por la que se necesitaban más medidas para ayudar a las regiones y países más afectados. Además, durante la reunión también adelantaron las terribles noticias; Bruselas prevé una profunda recesión en la Unión Europea de entre un 5% y un 10% de su PIB, afectando de distinta forma a unos países sobre otros.
En las últimas semanas, David Sossolli, presidente del Parlamento Europeo, destacó que la Unión Europea no pensaba quedarse con los brazos cruzados; con el fin de relanzar la economía y avanzar en liderazgo ante la problemática. Aun así, las últimas medidas han sabido a poco desde el Parlamento y entre la ECON, resaltando la necesidad de detallar y sobre todo, ser más preciso para poder así desarrollar correctamente las políticas.
El diablo está en el detalle
Algunos eurodiputados expresaron su preocupación por el hecho de que, independientemente de su nombre, las medidas consideradas llevarían invariablemente a la UE por el camino de la mutualización de la deuda de una forma u otra. Por otro lado, otros eurodiputados argumentaron que las ideas sobre la mesa no parecían creíbles ni útiles. No es creíble porque apalancar garantías con fondos de inversores privados sería muy difícil en tiempos de crisis y no sería útil porque algunos países no podrían permitirse cargar con más deuda.
Todos los esfuerzos posibles
Algunos eurodiputados subrayaron la necesidad, ahora más que nunca, de garantizar que la UE haga todo lo posible para garantizar que el fraude fiscal y los paraísos fiscales se aborden con mayor eficacia. Esto garantizaría que se dispusiera de más dinero para hacer frente a las consecuencias de COVID-19.