jueves,18 agosto 2022
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Huellas de incertidumbre

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Hay muy diversas alternativas para valorar el nivel de incertidumbre con el que se enfrentan las decisiones económicas. A escala macro he seleccionado cuatro componentes que considero especialmente relevantes y de los que se dispone de información actualizada: desconfianza empresarial, inseguridad financiera, expectativas inciertas y alertas socio-políticas.

 Este post es continuación de dos anteriores también disponibles en  sobre incertidumbre y crecimiento económico (5/7/16) y ¿crecer con desgobierno? (12/9/16).

Aunque la incertidumbre de hecho se da tanto en periodos expansivos como recesivos, algunos análisis previos parecen confirmar que su influencia en las decisiones económicas se concentra en lo que podríamos denominar "incertidumbre negativa".

El primer componente que hemos considerado es la desconfianza empresarial, medida por la diferencia favorable al empeoramiento sobre la mejora en encuestas de opinión o sentimiento de empresas o consumidores. De las múltiples opciones disponibles se ha elegido la que coordina  la Comisión Europea (Economic Sentiment) con frecuencia mensual y expectativas a tres meses. Combina cinco encuestas a industria manufacturera (producción, pedidos y stocks), servicios, construcción, comercio al por menor y consumidores. El indice conjunto se establece por la CE ponderando resultados, respectivamente por 40%, 30%, 5%, 5% y 30%.

Los resultados iniciales para España (mes a mes desde 2007 a la actualidad) y ya en términos de desconfianza (mayoría de contestaciones sobre empeoramiento) se mueven entre cero o valores mínimos para los meses previos al inicio de la Gran Crisis y máximos cercanos a -40 hacia finales de 2008 y verano de 2012, con valores elevados para todo el periodo 2008-2014 y fuerte disminución de esa desconfianza en 2015 y 2016. Las mejoras relativas, a pesar de las dificultades sufridas en años anteriores, marcan un componente de incertidumbre a la baja entre empresas y consumidores.

Con una óptica de corto plazo, van predominando expectativas más positivas (menos pesimistas) a tres meses vista, a pesar de las carencias que aún persisten (cifras de negocio aún no recuperadas, paro todavía elevado, perdidas de nivel de vida, desigualdades,…). Pero, naturalmente, esta es sólo una perspectiva de la incertidumbre económica.

El segundo componente que hemos valorado es la inseguridad financiera, en particular y como indicativo, a través de la volatilidad bursátil. Entre las múltiples opciones disponibles se ha utilizado la diferencia absoluta entre cotización máxima y mínima del IBEX-35 en el cierre de cada día del mes de referencia. El máximo del periodo se sitúa en octubre de 2008 con la quiebra Lehman Brothers, con una caída de más de 3.500 puntos del índice. Otras cimas de inseguridad coinciden  con la crisis de la bolsa China en el verano de 2015 o la aprobación del Brexit en junio pasado.

Realmente el indicador resalta por sus fuertes oscilaciones (las bolsas de valores siempre tienen riesgos). Hay cerca de 40 valores por encima de los 1.000 puntos, principalmente concentrados entre 2008 y mediados de 2012. Después de un periodo de mayor estabilidad en 2013-14, la incertidumbre vuelve a niveles relativamente altos en 2015 y 2016. Es decir, una componente favorable de menos desconfianza empresarial y de consumidores a corto plazo, se contrapone con una incertidumbre relativamente alta, en estos dos últimos años, por volatilidad bursátil como indicativo de inseguridad financiera.

El tercer componente utilizado ha sido el de la incertidumbre ligada a las expectativas macroecnómicas de crecimiento. Para ello partimos de datos de variación del PIB estimados mensualmente por Ceprede, a partir de un modelo de alta frecuencia que combina 30 indicadores coyunturales de consumo, inversión , sector exterior, sector público, oferta y clima económico/financiero.

La valoración de la componente de incertidumbre se realiza por la diferencia a la baja, en puntos de porcentaje, entre la tasa de variación  interanual estimada para el PIB del mes y  la correspondiente a 12 meses antes.En lineas generales, los resultados marcan oscilaciones de la incertidumbre macro acordes con la evolución de la desconfianza empresarial, con mínimos previos al inicio de la crisis y 2015-16.

El cuarto y último componente analizado proviene de las alertas sociopolíticas recogidas en medios de comunicación y redes sociales. Disponemos de una doble fuente: 1) el indice EPU (Economic Policy Uncertainty) de Baker, Bloom y Davis obtenido por repetición de la palabra incertidumbre en un contexto económico-político en determinados periódicos (en España El Pais y El Mundo) ; 2) búsqueda en Google Trends de citas en España de incertidumbre y palabras conexas (riesgos, confianza , corrupción) en textos clasificados como del área "Empresas e industrias".

Según EPU, las oscilaciones son acusadas, la tendencia es de caída de la incertidumbre  en 2012-14 y subida en 2015-2016, con puntas ligadas a las fallidas sesiones de investidura del nuevo gobierno. Con datos de nuestra selección de Google-Trends, las oscilaciones de incertidumbre percibida en redes se mantiene en niveles promedios similares durante todo el periodo 2012-16.

Las cuatro "visiones" utilizadas de incertidumbre económica aportan perspectivas diferentes, como corresponde a observadores situados como empresa, inversores financieros, analistas de la coyuntura macro y medios de comunicación/redes sociales.

Los resultados parecen apuntar que, en su conjunto, puede no haberse percibido por los agentes económicos un incremento de la incertidumbre que justificase una reducción del ritmo de crecimiento en 2016, como se esperaba por las predicciones de organismos internacionales y consensos de centros de predicción para España.

La paralización en la toma de decisiones por la situación política vivida durante los últimos meses, terminará pasando factura, pero el contexto más optimista de la recuperación económica de 2015 parece haber mantenido, en su conjunto, un nivel relativamente bajo de incertidumbre a corto plazo. Por tanto, no hemos tenido aún los efectos negativos esperados sobre consumo duradero e inversión empresarial, aparte del aplazamiento de una política fiscal más restrictiva exigida por la UE. La situación puede ya revertirse para 2007.

Antonio Pulido http://www.twitter.com/@PsrA

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