jueves,18 agosto 2022
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Análisis de las medidas extraordinarias propuestas por el FMI

Inflación y la Confiscación de Ahorros

La historia económica está plagada de incidentes de expropiaciones, corralitos, conversiones de monedas y confiscación de ahorros. Los Estados, en escenarios de alta tensión suelen imponer medidas rigurosas y excepcionales con el fin de contener los precios, sanear la deuda pública, financiar guerras o pandemias.

Pedro Gómez Martín-Romo, Ibercampus

Ninguno de los grandes bloques económicos se ha recuperado plenamente de la crisis del 2008 y de los efectos del COVID-19. Los Banco Centrales han estado imprimiendo dinero para tratar de sostener e impulsar la economía, confiados en el hecho inusual de que la inflación estaba bajo control a pesar del dinero puesto en circulación. Pero, de la noche a la mañana, la inflación ha empezado a subir de forma generalizada en todo el globo. Para agravar el escenario mundial, todos los países estamos sufriendo un shock psicológico y económico por la guerra de Ucrania. Subir el tipo de interés puede ser catastrófico para las debilitadas economías, por lo que es previsible que los Gobiernos tomen medidas no convencionales para frenar la inflación. Desde hace años el Fondo Monetario Internacional está alentando sotto voce confiscar parte de los depósitos bancarios (capital levy) para reducir el dinero en circulación y sanear las cuentas públicas. No pensemos que esto es algo novedoso. Como veremos, no seremos el primer país de la UE que pueda sufrir una confiscación de depósitos bancarios.

Origen de la inflación

Desde el año 2010 el índice de precios al consumo en España ha mostrado un comportamiento moderado, e incluso etapas deflacionistas, a pesar de la gigantesca cantidad de dinero emitida por el BCE. Pero a finales de 2021 el IPC comenzó a crecer a un ritmo verdaderamente inquietante.

Durante el años 2020 y 2021, años COVID, Europa vivió una contracción de precios generaliza por la falta de actividad, pero las gigantescas cantidades de dinero emitido para sostener la economía durante esos años afloraron la inflación a finales de 2021 hasta explotar un brote preocupantemente incontrolado en el año 2022. Como podemos observar en el siguiente gráfico, en la Eurozona el comportamiento del IPC fue algo más flojo que en España, pero el dibujo de la curva es similar al IPC español.

 

Desajustes e Inflación
En base a la teoría del Patrón Interés, la inflación se produce por un desajuste
monetario respecto a las restantes tres variables fundamentales, que son los
RRHH, los bienes públicos, los bienes de capital. Las economías más sanas no
son las que más crecen, si no las que mejor acompasan el crecimiento de las
cuatro variables fundamentales (4VF)

En la actualidad existen cuatro coordinadores de las 4VF, con intereses y tiempos diferentes, y cuyas decisiones nunca estarán alineadas. La orquesta económica nunca funcionará con cuatro directores. El Patrón Interés1 propone que se inyecte dinero al mercado en base al consumo de capital. Pero ¿cómo determinar el consumo de capital? Sencillo. El agregado de intereses generados durante un mes son los intereses consumidos por unos y generados por otros. Por tanto, sin inyectamos dinero en base a la vieja regla de oro económica que nos indica que “consumos pasados condicionan producciones futuras”, el precio del dinero será estable en términos de poder adquisitivo. El tipo de interés da un golpe de Estado y se convierte así en el nuevo y único director de la orquesta económica. Respecto al sistema de distribución del nuevo dinero, con el fin de evitar el efecto Cantillon, reducir el impacto en los precios relativos y acompasar a las restantes variables fundamentales, recomiendo leer el libro El Patrón Interés.

Salvo en circunstancias excepcionales (guerras, pandemias, desastres naturales), solo debemos emitir dinero conforme a consumos de capital previo. Si este concepto no lo tenemos claro, la situación actual se volverá a repetir con cada salto generacional.

Y quisiera reflejar aquí la opinión de uno de los infinitos economistas que, en distintas lenguas y ámbitos geográficos, ya alertaban del riesgo de jugar con fuego: “Sabíamos que una situación de dinero gratis tendría, tarde o temprano, consecuencias indeseadas en la economía y en los mercados financieros. Sabíamos que más de diez billones de dólares en “riego” fiscal y monetario casi indiscriminado alterarían substancialmente la estructura de las valoraciones de los activos financieros y reales en relación a sus medias históricas (por lo tanto, a sus valoraciones “normales”). Sabíamos que estábamos inflando de una forma más que preocupante los niveles de deuda pública y privada porque, al añadido del atractivo fiscal en su emisión, se producía el hecho insólito de que el financiador del emisor de renta fija pagaba por endeudarse en una suerte de abono de prima de seguridad. Sabíamos que la política monetaria se había quedado sin margen de maniobra en caso de empeoramiento adicional de expectativas y que la política fiscal estaba dejando exhaustas las arcas de los Estados. Más que sabíamos, lo que es peor, dábamos por hecho, que mientras la liquidez y la financiación fuesen eternas, la actividad económica se recuperaría de forma sólida y sostenible una vez pasado el one-off de la pandemia”.

Posición del Fondo Monetario Internacional

El informe de Octubre de 2013 del FMI ya nos hablaba que, para sanear las finanzas públicas y cortar un posible brote inflacionista, se precisaría un 10% de impuesto especial: “El fuerte deterioro de las finanzas públicas en muchos países ha revivido el interés en un «impuesto sobre el capital», es decir, un impuesto único y especial sobre la riqueza privada, como medida excepcional para restablecer la sostenibilidad de la deuda. El atractivo es que dicho impuesto, si se implementa antes de que sea inevitable y existe el firme convencimiento de que nunca se repetirá, no distorsiona el comportamiento y puede verse por algunos como justo. Ha habido ilustres simpatizantes, incluidos Pigou, Ricardo, Schumpeter y, hasta cambió la opinión, el propio Keynes. Las condiciones para el éxito son fuertes, pues deben sopesarse esta medida frente a los riesgos de las opciones alternativas, que incluyen el repudio deuda o inflarla. Estas dos últimas medidas son a su vez una particular forma de impuesto sobre el patrimonio, sobre los tenedores de bonos, que también recae sobre los no residentes.

Existe una cantidad sorprendentemente experiencias al respecto, ya que tales gravámenes se adoptaron ampliamente en Europa después de la Primera Guerra Mundial y en Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial.

El paper del Profesor Eichengreen de 1990, sugiere que este tipo de medida es más positiva que cualquier pérdida de credibilidad, debido al simple fracaso en lograr la reducción de la deuda, en gran parte porque la demora de su aplicación dio lugar a una amplia evasión y fuga de capitales, lo que a su vez estimuló la inflación. Además, las tasas impositivas necesarias para reducir la deuda pública a los niveles anteriores a la crisis son considerables: reducir los índices de deuda a los niveles de finales de 2007 requeriría (para una muestra de 15 países de la zona del euro) una tasa impositiva de alrededor del 10% sobre los hogares con ingresos netos positivos de riqueza”. 5 A más a más, en diciembre del año 2013, el informe del FMI de Carmen M. Reinhart and Kenneth S. Rogof ahondaba en esta idea, diciendo que: “es probable que la crisis financiera global requiera alguna combinación de represión financiera (un impuesto opaco a los ahorradores), reestructuración total de la deuda pública y privada, conversiones, inflación algo más alta, y una variedad de controles de capital bajo el paraguas de regulación macro prudencial”. 6 Según el citado informe del FMI, para reducir la deuda pública hay cinco opciones:

Ante el éxito obtenido por Chipre en la aplicación del capital levy en el año 2013, en Febrero de 2014 Reuters hizo eco que “los ahorros de los 500 millones de ciudadanos de la Unión Europea podrían usarse para financiar inversiones a largo plazo para impulsar la economía y ayudar a cerrar la brecha que dejaron los bancos desde la crisis financiera, según un documento interno de la UE está valorando”. En Julio de 2014, el propio Bundesbank se sumó a esta doctrina afirmando que los países de la Eurozona con dificultades deberían aplicar un impuesto especial para evitar la bancarrota.

Pero estos informes y opiniones quedaron congelados porque durante el periodo 2014 a 2018 los precios fueron descendentes, la inflación estaba bajo control en todos los países y las economías empezaban a mostrar los primeros brotes verdes. Durante esos años (2014-2018) el Banco Central Europeo estaba obsesionado con alcanzar una inflación del 2%, nivel objetivo que igualmente buscaba la Reserva Federal y el Bank of Japón. En Marzo de 2016 el BCE llegó a bajar el tipo de referencia al 0%, elevó la compra indirecta de la deuda soberana y penalizó los depósitos bancarios en el BCE con un tipo de 0,4%. En aquellos años, Mario Draghi estaba ofuscado con ahuyentar la amenaza deflacionista y apuntalar el crecimiento de la eurozona.

Pero ahora, en el año 2022, las circunstancias son totalmente diferentes y los informes citados están siendo desempolvados y cobran rabiosa actualidad.

Un Impuesto Extraordinario como alternativa Capital Levy

Personalmente distinguiría entre capital levy o confiscación de depósitos, fondos de pensiones, etc., con one-off wealth taxes o impuesto extraordinario sobre el patrimonio. Ambos casos tratan de recaudar dinero para hacer frente a una situación económica excepcional, pero por vías diferentes.

La aplicación de un impuesto extraordinario para sanear la finanzas públicas es incluso bien vista por algunos líderes de partidos políticos conservadores. En Noviembre de 1999, Donald Trump propuso un impuesto especial del 14,25% sobre el patrimonio neto de personas físicas y fondos que superasen más de 10 millones de dólares, con el fin de recaudar $5,7 billones de dólares para pagar toda la deuda pública. Pero cuando llegó a la presidencia no aplicó este tipo de medidas.

Sin justificar su aplicación por la inflación, porque en aquel momento no existía tal preocupación, solo con motivo de la pandemia del coronavirus, en Abril de 2020, algunos expertos afirmaban la necesidad activar un impuesto extraordinario para costear sus efectos. Así, un grupo de economistas propuso “la creación de un impuesto europeo sobre el patrimonio progresivo, limitado en el tiempo, que recaería sobre el patrimonio neto del 1% de las personas más ricas. Los ingresos de este capital levy se destinarían al reembolso de los eurobonos emitidos durante la crisis del COVID o a la financiación de un fondo común de rescate. […] Es probable que, en comparación con otras formas de consolidación fiscal o contracción del gasto público para pagar la deuda de los eurobonos COVID-19, un impuesto sobre el patrimonio tenga menos probabilidades de dañar el crecimiento. En gran parte porque un impuesto sobre el patrimonio por tiempo limitado funciona como un gravamen sobre el capital”.7 La Comisión Europea desoyó estas ideas y optó, en Junio de 2020, por sacar al mercado la primera emisión de Eurobonos, los SURE, con el fin de crear un fondo europeo contra el desempleo para atender los gastos extraordinarios y ayudas derivadas de la pandemia del coronavirus.

En Diciembre de 2020, un informe publicado por la Wealth Tax Commission en diciembre de 2020 recomendó la introducción del capital levy del 5% para abordar los desafíos para las finanzas públicas planteados por la recesión del COVID-19. Este impuesto se aplicaría al patrimonio neto individual que superase las 500.000 Libras, estimándose recaudaría 260.000 millones de Libras. El informe fue discutido en el Comité Especial del Tesoro y, su Presidente, Mr. Mel Stride, vio con buenos ojos esta propuesta antes que un impuesto anual sobre el patrimonio.

El informe del FMI publicado en Abril de 2021, antes del brote inflacionista, está en contra del capital levy, pero considera necesario un impuesto especial que ayude a paliar la pandemia (one-off wealth taxes). Así, concluye diciendo: “Se pueden presentar argumentos sólidos a favor de las contribuciones de recuperación de los más pudientes para satisfacer las necesidades extraordinarias de financiación tras la crisis del COVID-19. Un recargo o sobretasa al IRPF para mayores rentas es la opción más fácil y rápida; un impuesto sobre el «exceso de beneficios» también podría garantizar una contribución de las empresas que prosperan durante o después de la crisis. Las confiscaciones de depósitos o fondos tendrían graves inconvenientes en la práctica. La crisis puede impulsar la mejora permanente de la progresión fiscal en los países donde sea deseable y/o aumentar los ingresos de un impuesto comercial menos distorsionador”.

El trabajo del Profesor Eichengreen aporta diversas experiencias históricas de éxitos y fracasos. Comentaré dos a modo de ejemplo. Después de la Primera Guerra Mundial, el impuesto extraordinario (one-off taxes) de Alemania y Austria provocaron una fuga importante de capitales, lo que desencadenó hiperinflación, por reducción de la actividad productiva en general. Por el contrario, en Checoslovaquia, en 1920, el impuesto extraordinario fue un éxito, porque recayó fundamentalmente en la minoría étnica alemana.

Experiencias en la aplicación de Capital Levy

No pensemos que el impuesto especial sobre los depósitos bancarios, fondos de pensiones, etc. es algo novedoso. Existen recientes aplicaciones de este tipo de impuestos en Europa.

La experiencia Italiana respecto al Capital Levy

Tras el no danés al tratado de Maastricht y los ataques especulativos contra la Lira Italiana, el gobierno italiano de Giuliano Amato impuso un gravamen del 0,6% sobre todos los depósitos bancarios el 11 de julio de 1992. Giulinao Amato dijo que los depósitos no son ahorros sino “patrimonio líquido”, para evitar incumplir una de sus afirmaciones previas: “los ahorros no se pueden tocar”.

Capital Levy en Chipre

En Marzo de 2013, ante la depreciación del bono chipriota y la crisis económica que atravesaba el país desde el año 2009, la “Troika” 11 se ofreció a prestar 10.000 millones de euros al Gobierno Chipriota, a condición de que recaudara 6.000 millones de euros mediante impuestos. Para alcanzar tal objetivo, en Marzo de 2013 el Gobierno aprobó un capital levy del 6,75% para los depósitos de menos de 100.000 euros y del 9,9% para los de mayor importe. Afortunadamente el descubrimiento de gas en las aguas de la Zona Económica Exclusiva de Chipre dio oxigeno al Gobierno e hizo olvidar rápidamente esta medida. Como ya hemos comentado en este informe, meses más tarde, en Octubre de 2013, ante el éxito de la medida chipriota, el FMI publicó su famoso informe.

Otros Formatos de Confiscación

Desde la Grecia clásica la historia está plagada de episodios confiscatorios de riquezas, algunos de los cuales desencadenaron guerras. Vamos a poner algunos ejemplos, acontecidos reciente, de comportamientos inusuales que han terminado generando mucho dolor entre la población por culpa de una gestión financiera inadecuada de autoridades y entidades bancarias.

La Confiscación del Oro en UK, Francia, EEUU y España

“Las conversiones monetarias obligatorias vienen de antiguo, pues durante la 1ra.GM los franceses e ingleses fueron obligados a entregar sus pertenencias de oro al Estado. Esto mismo ocurrió a los norteamericanos el 5 de Abril de 1933, dónde Franklin D. Roosevelt, por medio de la Orden Ejecutiva 6102, declaró que, por emergencia nacional, prohibía el atesoramiento de monedas de oro, lingotes de oro, y certificados de oro dentro del territorio continental de Estados Unidos. A cambio recibirían 20,67 dólares por cada onza troy (31,1 gramos) entregada. En España ocurrió algo parecido con el Decreto-Ley de 14 de marzo de 1937 que obligó a hacer entrega al Estado la moneda extranjera que les perteneciese, mediante el pago de su valor en pesetas, el oro amonedado o en plata, y otros activos financieros extranjeros, pudiéndose denunciar a los infractores, con un premio del 50% de la multa impuesta al infractor al recaer sentencia firme, y las infracciones serían castigadas con reclusión temporal y multa de entre cinco y diez veces el valor no entregado”.12

Conversiones forzosas de ahorros, el caso Argentino

“El 6 de enero de 2002, el Presidente Eduardo Duhalde decidió dar fin a la Ley de Convertibilidad que había estado en vigor durante diez años13 y en cuestión de días, el peso perdió una gran parte de su valor en el mercado. Pero para ahondar aún más en la estafa nacional del corralito, el Ministerio de Economía dictó la pesificación de todos los saldos bancarios en dólares, en otras palabras que las cuentas y depósitos nominados en dólares se convertirían a pesos al tipo de cambio oficial. Esta medida enfureció a la mayoría de los ahorradores, lo que propició una acción legal para declarar la inconstitucionalidad de la norma. La Corte Suprema Argentina declaró en 2004 legal la pesificación, basándose en la situación de emergencia económica nacional del momento. En futuras constituciones debería estar expresamente recogido un precepto que declare nulo de pleno derecho las conversiones monetarias obligatorias dictadas por parte de la Administración, pues son confiscatorias y violan el derecho de propiedad privada”.

El corralito en Grecia

En Junio de 2015 Grecia, por una mala política financiera y fiscal, congeló los ahorros de los ciudadanos mediante el corralito. Así, se bloquearon todos los depósitos bancarios y se cerraron temporalmente las oficinas bancarias. En un primer momento, un ciudadano solo podía disponer de 60 euros diarios del banco, prohibiéndose las transferencias bancarias al extranjero y clausurándose la bolsa de Atenas. A partir de octubre de 2018 se levantaron las restricciones a la hora de sacar dinero de los ciudadanos, pero solo podían transferir 4.000 euros cada dos meses y los empresarios precisaban de la autorización del banco central para operaciones superiores a 100.000 euros. Cincuenta meses después, ciertas restricciones dictadas en el año 2015 seguían vigentes, no siendo eliminadas hasta el año 2019. En mi opinión, la indisponibilidad de los ahorros es una confiscación temporal de los mismos y un impuesto en la sombra, debido a la pérdida de poder adquisitivo del dinero y el coste de oportunidad

El corralito Islandés y los depósitos de inversores extranjeros

“Un país como Islandia, pequeño pero rico, quebró de la noche a la mañana porque sus entidades bancarias tenían fondos de maniobra negativos y en gran medida en moneda extranjera. En el año 2008, cuando los bancos se demostraron incapaces de renegociar su deuda en divisas, las entidades bancarias tuvieron que ser nacionalizadas, la corona islandesa se depreció fuertemente y la inflación se disparó. En el año 2008 la deuda bancaria era doce veces el Producto Bruto Interno del país. En Octubre de 2008 el Landsbanki, segundo banco del país, anunció a través de su web que no atendería retiradas de efectivo, convirtiéndose en la práctica en el primer “corralito” europeo desde la Segunda Guerra Mundial. El Gobierno se vio obligado a aprobar inmediatamente un paquete de medidas de emergencia, entre las cuales podía obligar a los bancos a fusionarse, destituir a los directivos y fijar límites a sus remuneraciones. Igualmente entre esas medidas se nacionalizó el 100% del Landsbanki, como había hecho antes con el 75% del banco Glitnir, tercer banco del país. Con este paquete legislativo el Estado se hacía poseedor dominante de todo el sistema bancario. Pero el Gobierno islandés, en lugar de inyectar miles de millones de coronas, decidió que las entidades bancarias suspendieran pagos. Gordon Brown, Primer Ministro de Reino Unido, anunció que el gobierno británico lanzaría acciones legales contra Islandia como consecuencia de los problemas causados a alrededor de 300.000 ahorradores británicos.15-16 Holanda se sumaría a la demanda que interpuso Reino Unido. En el año 2011 el pueblo votó en contra de la posibilidad de rescate de las entidades bancarias, es decir, de indemnizar con aproximadamente 4.000 millones de euros al Reino Unido y Holanda. En 2013, el Tribunal de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) desestimó la demanda por considerar que el Estado Islandés no tenía obligación alguna de cubrir los depósitos cuando el Fondo de Garantía agotase sus recursos”.

Todos estos episodios vienen a demostrar que cualquier Gobierno, envuelto por una atmosfera de alta presión económica, puede actuar cuasi brutal e irracionalmente, no reparando en adoptar medidas que parecen de tiempos pretéritos.

Conclusión

Dado el nivel de endeudamiento de todos los Estados, teniendo en cuenta el tipo de interés de referencia del Banco Central Europeo, controlar la inflación será una tarea extremadamente complicada. Solo un golpe de suerte, como avances científicos de reduzcan el coste de producción, el aumento de las exportaciones de forma inesperada, descubrimientos de grandes bolsas de gas en Europa, etc., puede amortiguar el escenario macroeconómico actual. En los próximos años todos los ciudadanos europeos vamos a sufrir, directa o indirectamente, una pérdida de poder adquisitivo. Es posible que determinas personas, que invirtieron en bienes refugio, no sufran a largo plazo una pérdida de patrimonio, pero tampoco ganarán gran cosa si no retienen esos activos hasta pasada la crisis, que previsiblemente durará cuatro o cinco años en términos de inflación.

No podemos huir hacia adelante. La fiesta hay que pagarla hayamos asistido o no. Si vemos que se avecina un corralito, un capital levy, o un impuesto extraordinario que trate de reducir el dinero en circulación, controlar la inflación y amortizar parte de la deuda pública, es preferible que presionemos para que se confeccione un plan económico sesudo que aborde el problema de raíz, antes que ir poniendo parches y medidas ocurrentes en función del momento político y financiero. Dicho plan económico-financiero debería contemplar, a modo de enunciativo no limitativo, los siguientes puntos:

  1. Que las medidas a adoptar se acuerden consensuadamente, en un gran pacto de estabilidad, en el que intervengan políticos, empresarios, banqueros, técnicos e instituciones, como el Consejo Económico y Social.
  2. Que dicho plan tenga carácter excepcional y de duración determinada.
  3. El recorte del gasto público durante dicho período debe ser igual al esfuerzo que se exija al pueblo. Si, por ejemplo, se acuerda que el capital levy es del 10%, el recorte del gasto público debe ser del 10%
  4. Que se suprima la reserva fraccionaria bancaria. En el futuro solo se podrán utilizar el depósito bancario de un cliente (pasivo bancario) hasta un día antes del vencimiento. Por tanto, los depósitos a la vista no podrán financiar operaciones a largo plazo, con lo que evitaremos crear entidades bancarias débiles, con abultados fondos de maniobra negativos, que a su vez fomentan las burbujas y la inflación.
  5. Que el BCE suprima el tipo de interés de referencia. En el futuro, el tipo de interés de descuento que aplicará el BCE debería ser el que fije el mercado de forma natural un día antes, para el plazo solicitado por la banca que tiene problemas de tesorería. “La Reserva Federal de Estados Unidos (FED), causó un terremoto financiero al aumentar, a partir del año 2003, el tipo de interés del 0,75% al 6,25% en tres años. La FED no tuvo en cuenta la experiencia económica de los años 20 del pasado siglo XX. En 1929 la FED subió el tipo de interés de descuento, que pasó del 2,75% en 1926 al 4,25% en 1929: fue la chispa que desencadenó oficialmente la crisis. La subida de tipos de la FED de 2003 tuvo repercusiones en Europa, pues el Banco Central Europeo (BCE) se mimetizó, aunque más moderadamente, con su colega americano, pasando el tipo de interés de descuento del 2% en 2005 al 4,25% en 2008. Las medidas adoptadas por la FED y el BCE fueron una auténtica barbaridad monetaria, y la brusca subida tendría un terrible impacto en el mercado interbancario e industrial”.18 No podemos permitir que esto vuelva a ocurrir. Un pequeño grupo de personas no pueden tener tanto poder, ni más sabiduría que el propio mercado, es decir, que el cruce de oferta y demanda de cientos y cientos de operadores.
  6. Aunque esto es más complicado, a futuro deberíamos exigir que el Banco Central emita dinero de forma neutral (no politizable), secuencial, capilar, conforme a las necesidades del sistema y con respaldo de bienes públicos, como indica el Patrón Interés.

De lo contrario, todo el esfuerzo que hagamos será en balde y volveremos a revivir un episodio similar antes de que pasen dos décadas. El hombre sufre de una exuberante amnesia económica. La historia está plagada de reiteración de errores monetarios y financieros, sin que nadie recuerde lo que ocurrió pocas décadas atrás.

 

De interés

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