jueves,18 agosto 2022
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Más de 20 años de bibliotecario y experto internacional

Julio Alonso Arévalo: «No tiene sentido enseñar dictando apuntes: se aprende investigando»

Maestro Ciruela / hipolito.matias@gmail.com
En la afamada película alemana "El cielo sobre Berlín", de finales de los 80 tras la caída del Muro, aparecían ángeles, como custodios de los humanos, y creo recordar que habituales de una institución y profesión como es la de bibliotecario y las bibliotecas. A tópicos como "rata de biblioteca" les da la vuelta el comprometido bibliotecario durante más de 20 años en la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca Julio Alonso Arévalo.

¿Qué oportunidades debe aprovechar la Universidad en todo el territorio español según se presentan los tiempos para disponer de buenos futuros profesionales que son ahora estudiantes universitarios?

Sobre todo aprender investigando. Es la mejor manera de aprender. En alguna manera es el propósito que plantea Bolonia, si bien los engranajes de la universidad, como los de cualquier otra institución con muchos siglos de historia son poco dinámicos, y lentos a la hora de concretar las nuevas propuestas. No tiene sentido enseñar dictando apuntes, y si lo tiene enseñando al alumno a documentarse, a utilizar los recursos, a valorarlos, a tener una opinión contrastada, a no admitir las cosas como válidas, y a tener una opinión propia. En este aspecto la tarea de los bibliotecarios es fundamental, y realmente se percibe que los profesionales de la documentación cada vez somos más solicitados por parte de los docentes e investigadores para colaborar en apoyo de las tareas más prioritarios y necesarias como son las técnicas de buscar y obtener información pertinente, conocimiento de las fuentes de información, estrategias de recuperación de información, trabajo con gestores de referencias, como mejorar la calidad, e impacto de sus publicaciones, donde y como publicar. E incluso, como es mi caso colaborar en investigaciones. El bibliotecario se aleja cada vez más de ser un simple mediador para tener un papel más activo. Hablaríamos en el caso de bibliotecas de investigación de los “embedd librarian” o los “bibliotecarios incrustados” en una traducción excesivamente literal, que hace referencia al bibliotecario que colabora de manera personalizada con el investigador en muchas de las tareas que anteriormente hemos expuesto.

¿Tienen sentido las fronteras entre regiones, países y continentes en la actualidad?

Claramente no. Una de las esencias de la ciencia es la universalidad, hay que recordar que esta premisa deviene de la propia Declaración de los Derechos Humanos. Yo siempre me he considerado -y estoy orgulloso de ello-, un “ciudadano universal” Otra cuestión es que por cuestiones administrativas deba existir una división territorial. Si bien la centralidad tampoco es buena, ya que la administración que está más cerca del ciudadano está más capacitada para comprender sus necesidades y peculiaridades. Aunque por encima de otras cuestiones nunca se debe perder la perspectiva de una corriente de solidaridad común. El mundo sólo podrá avanzar si todos lo hacemos juntos.

¿Cómo ves el sector en el que estás especializado: Información, Traducción y Documentación? ¿Cuáles son las nuevas profesiones y que tienen en común con otras ramas del saber?

Soy Bibliotecario de la Facultad de Traducción y Documentación, y me gusta mucho la palabra bibliotecario, nos define muy bien, y nos proporciona una corriente positiva frente a los demás. Aunque alguien pueda percibir que entre las profesiones de traductor y bibliotecario no hay puntos en común si existen, y muy importantes. En el trabajo que desarrolla un traductor y un bibliotecario hay un objetivo común que es ser facilitadores de información para otros. Unos mediante el lenguaje y otros facilitando el acceso a la mejor información. Además todos nosotros trabajamos en áreas multidisciplinares, yo a veces voy de visita a otras bibliotecas y me doy cuenta que los objetivos, los conceptos y las tareas son muy diversas de un bibliotecario que trabaja en una biblioteca pública, o en una con fondos patrimoniales, e incluso en diferentes áreas de conocimiento, ya que es distinta la idiosincrasia, el tipo y las necesidades de información en una biblioteca de ciencias, de ciencias sociales o humanidades. Igual pasa con los traductores que trabajan en diferentes campos de aplicación como es la traducción jurada, jurídica, de patentes, económica, médica o literaria, interpretación simultanea, consecutiva, directa. Las nuevas profesiones en este campo del saber tienen que ver a la vez con la tradición y con la renovación, no es necesario perder nuestra esencia de lo que somos y hemos sido para que cada vez tomemos posición en otros aspectos como es el de redes sociales, socialización del conocimiento (Moocs), creación de contenidos. Importante en ambas disciplinas es que trabajamos con el mejor de los recursos: información, con el oro negro de la sociedad del conocimiento, y ello nos pone en una situación privilegiada que debemos aprovechar.

¿Qué crees que debiera plantearse la comunidad universistaria para disponer y acceder a una buena información científica a un precio asequible?

Evidentemente estamos en ello. Uno de los movimientos que más repercusión ha tenido en la profesión ha sido el plantear sistemas de Acceso Abierto a través de repositorios tanto institucionales como temáticos. La importancia del Acceso Abierto a la información es la parte más social de la Información y Documentación. Por varias cosas, se trata de la primera acción conjunta en la que toda comunidad universitaria e investigadora está implicada, -docentes, investigadores, alumnos, bibliotecarios y gestores de recursos financieros-, además beneficia a todos ellos, ya que a unos les supone un ahorro en la adquisición de trabajos científicos, a otros les facilita el acceso y a los investigadores la visibilidad del fruto de su trabajo. Los bibliotecarios han sido el motor de estos proyectos que sin lugar a dudas, a pesar de que el camino por recorrer es todavía largo y las sinergías del mercado aún tienen un peso considerable en los modos de publicar y acceder a la información.

¿Qué competencias destacarías de las nuevas generaciones de estudiantes que no disponían otras anteriores?

No me cabe ninguna duda de que las nuevas generaciones, lo que Prensky definió como “Nativos digitales” apuntando que la generación de estudiantes nacidos en los años 1980 y 1990 están tan inmersos en el uso de las tecnologías digitales, que piensan, actúan y se sienten motivados de manera diferente a las generaciones anteriores. Los nativos digitales también se han descrito como “Millenials” (Howe y Strauss, 2003) y como miembros de la “generación net” (Tapscott, 1998). Estas etiquetas, junto con su determinismo tecnológico, tienen debates polarizados en la educación sobre la adaptación de los métodos de enseñanza a los diferentes estilos de aprendizaje y las “nuevas” tecnologías de los medios de comunicación. Este año he tenido la fortuna de tener en prácticas en la biblioteca a 5 futuros bibliotecarios/as, algunos de ellos de Italia y Austria. En todos se percibe un excelente dominio de las tecnologías, podrían hacer todo que yo hago en 15 días no más, y hacerlo muy bien, por esa parte no hay problema, aunque lo importante es transmitirles el gusto y las ganas de trabajar en una profesión en la que tu estás transmitiendo un convencimiento que si no tienes es difícil de hacer llegar a los demás.

Historia personal… 

Nací en un pueblecito de Ávila llamado Mingorría, en el que sólo unas trescientas personas tenemos el privilegio de ser de allí. Lo pasé muy bien aquellos años jugando al futbol con mis amigos. Vine a Salamanca con 14 años a hacer el bachiller, y después estudié Historia, como entonces no salían apenas plazas orienté mi formación profesional al campo de las bibliotecas, con la fortuna de que en ese mismo año se iniciaron en Salamanca los estudios de Biblioteconomía y Documentación. Posteriormente aprobé la oposición en Salamanca tras varios intentos fallidos en siete u ocho ciudades distintas. Con lo cual bendije no haber aprobado antes. La profesión me gusta y la disfruto, el trabajo de bibliotecario es muy generoso, no pedimos nada y siempre estamos dispuestos a ofrecer, y si lo haces con ganas y con ilusión la gente lo percibe y lo agradece. Estos últimos años los he dedicado también a plasmar por escrito la experiencia profesional adquirida en más de 20 años de dedicación profesional como bibliotecario de la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca. Trabajo como miembro activo en el Grupo E-Lectra, dirigido por José Antonio Cordón que investiga sobre lectura digital y libros electrónicos, con quienes he publicado seis libros y medio centenar de artículos en revistas especializadas. También participo en otros proyectos profesionales como el repositorio de acceso abierto E-LIS, formo parte del comité científico de tres revistas profesionales y desarrollo proyectos profesionales propios como el Programa de Radio “Planeta Biblioteca”, el blog “Universo Abierto” y la lista de distribución InfoDOC.

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