El presidente que hoy inicia su visita oficial a España y Portugal, de camino a Argentina para la cumbre mundial del G20, entidad que intenta sortear desde 1999 el desgobierno global, actúa de contrapeso a las vías proteccionistas y desglobalizadoras de Donald Trump con su “América primero” y de Theresa May con su Brexit. También a la falta de liderazgo europeo de Ángela Merkel y Emmanuel Macron, así como a otras tendencias populistas que encarnan los Putin, Salvini, Erdogan y un largo etc.
Entre la fuga de otros líderes hacia el proteccionismo desglobaliador, Xi apuesta por la reglobalización. Para ello tiene gigantestos proyectos de ordenar las relaciones mediante infraestructuras e instituciones. Marcos que ya en la actualidad multiplican por mucho el Plan Marshall para la Reconstrucción de la Europa sumida en la destrucción de la II Guerra Mundial, del que España quedó fuera por el carácter cerrado y aislado políticamente de la autarquía franquista que siguió a la Guerra civil española.
Solo en las infraestructuras, frente a los 13. 000 millones de dólares de la época1 unos 130.000 actuales (Our bulldozers, our rules China’s foreign policy could reshape a good part of the world economy), las cifras oficiales de la llamada Nueva Ruta de la Seda («La Franja y la Ruta») ascienden ya a diez veces más que el Marshall, al aproximarse a un presupuesto de casi un billón de euros, aunque este podría ascender finalmente a entre 3,5 y 7 billones de euros. España no debería quedar otra vez fuera en este 40° aniversario de la reforma y apertura de China y también de la reforma constitucional de España.
Foto: agencia Xinhua.
Las constructoras española quieren sumarse, sobre todo en las obras financiadas por Pekín Latinoamérica.Sin embargo, aunque una docena de países de la UE han firmado el memorándum de entendimiento con China necesario para participar, España no está entre ellos, como tampoco Alemania, por dudas sobre la transparencia de los proyectos y el endeudamiento que supuesto a países como Pakistán y Sri Lanka. Pero eso no impedirá que el Gobierno, aun sin firmar el memorándum, aproveche la visita de Xi para que algún contrato multimillonario de infraestructuras caiga en manos españolas y empieza a funcionar el consejo empresarial España-China, compuesto por 15 empresas chinas y 15 españolas, seguido de un foro de consejeros delegados: diecisiete líderes de empresas españolas (Gestamp, Alsa, BBVA, El Corté Inglés, Grupo Antolin, Santander, Iberia, Indra, La Liga, Maxam, Meliá, Mondragón, Osborne, Repsol, Siemens Gamesa, Técnicas Reunidas y Telefónica
El sector solar, que ha sido la mayor inversión de esto año de la empresas china (Trina Solar), es solo un pequeño ejemplo de las oportunidades que ofrece Espana. La transformación digital y el PSD2, que por fin ha llegado en Espana, presenta enormes oportunidades para que las empresas Alibaba, Aliexpress y Alipay ofrezcan alternativas a las finanzas tradicionales y a la primera oleada del digitalismo, que por mucho que se diga no están en China tan minadas por las amenazas a la economia real, las faltas a la integridad de mercado o los conflictos de interés que atribuía The Economist al resto del mundo la semana pasada.
En su salutación mediática desde ABC, Xi invita a España a sumarse a ese y otros cuatro grandes puntos de su agenda global, con la que China extiende por el mundo un consenso de Pekín hoy realmente alternativo al fenecido consenso de Washingthon, pues como decíamos hace casi una década los académicos entre quienes surgió acariciaban la idea de contraponer al poder fuerte de la amenazaa a la propia seguridad el poder blando de la compensación y la persuasión a traves de la diplomacia, la no injerencia y multipolaridad con la que la China de Xi extiende desde el año 2013 menos cautelosamente su influencia por África, Asia e Iberoamérica (Ver La nueva geopolítica de la globalización).
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