jueves,18 agosto 2022
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Un nostálgico retropost de 2011

La que nos espera(ba) para agosto

José Ángel García Landa Vanity Fea
Hace 10 años vaticinaba yo en modo apocalíptico, en plan Hetero de Liébana, como si tuviese idea de economía. Contra la inepta política del PSOE y de Zapatero no era difícil acertar más que fallar. La crisis en efecto fue profunda, destructiva, duradera y memorable, y cuando apenas remontábamos... PSOE, Sánchez y Covid. Y con ellos más Deuda y más soma de Fondos Europeos—otra manera de seguir a flote empeñando el país, sistema antes impensable —¡prohibido!— y ahora usual y práctica práctica.
Barquita en el puerto by JoseAngelGarciaLanda

Barquita en el puerto, a photo by JoseAngelGarciaLanda on Flickr.

La que nos espera para agosto. Y para septiembre ya ni digo. La prima de riesgo, esa cosa que antes nadie conocía ni recordaba, a no ser de confusas experiencias adolescentes, se ha convertido poco a poco en el indicador económico más fiable del estado real de la economía española. Es la diferencia que paga la deuda española, deuda metódica, con respecto a los bonos más fiables, o sea los alemanes, que sirven de referencia. A menos fiabilidad, más prima hay que pagar. Y ha venido escalando ese diferencial según un gráfico imparable, con picos y descensos alternativos como las olas, pero con un ascenso medio continuado como las mareas. Un gráfico que se cruza en un momento dado con el de la productividad económica y con el del índice de gastos de la administración. Algunos economistas, como Manuel Pizarro o Roberto Centeno, vienen avisando desde hace tiempo de la poca fiabilidad de la economía española, y de que esto llevará a una quiebra súbita de la deuda y una crisis irrecuperable del sistema. Otros, como los políticos del gobierno, se hacen los tontos o lo son, se sorprenden a cada subida del gráfico del terror, y echan balones fuera culpando a unos malvados mercados que atacan a España, a factores externos, a los USA… y mientras, siguen sin hacer ningún plan realmente significativo para reavivar la economía española, esperando a que aguante el temporal, sin ver que la marea sigue su curso, y que bajará, sí, pero sólo tras llevárselos por delante. Pero estos individuos o no entienden las gráficas, o no las miran. Por lo que se ve, creen que se puede seguir vendiendo deuda pagando cualquier tipo de intereses. Mañana quieren vender aún más deuda, y a mediados de agosto, deuda a diez años, que será seguramente cuando caiga el tremendo batacazo, y nadie nos quiera prestar ya nada. ¿Por qué prestarnos dinero a diez años? Un país sin recuperación visible, atontado en un sopor político, con una administración corrupta e insostenible de diecisiete naciones de bandería y parlamento y leyes multiplicadas—sin un sistema laboral que permita contratar a nadie sin casarse con él de por vida, con una economía improductiva y que no se quita parados ni con la ola del turismo… y en lugar de recortar gastos y empezar a pagar la deuda, el país sigue empeñado en pedir prestado y en seguirse financiando con la deuda. Bien, pues a quien no sabe organizarse la economía se la van a organizar desde fuera por la vía rápida. Y no me alegro, porque la primera medida la voy a sufrir yo, y los demás funcionarios, cuando nos recorten el sueldo otra vez, echando la mano el gobierno a la cartera que le cae más a mano, que es la de sus propios empleados. Por la falta de previsión de Zapatero, ignorante en economía, y de los patéticos ministros de economía del PSOE (Solbes, qué horror—Salgado, qué inepta…) ya nos incumplieron los convenios por la vía rápida y nos recortaron el sueldo, a mí cerca de un diez por ciento. Ahora me espero un recorte de un veinticinco por ciento más cualquier día—y más suspensión de obras públicas previstas, y más recortes de pensiones y de subsidios de desempleo, todo por insistencia de gobierno y sindicatos en mantener un sistema de contratos que hace imposible la recuperación económica. Y más parados aún, y menos productividad, y España tomando la vía de Argentina. De la herencia de Zapatero y del PSOE, aún no nos hemos empezado ni a enterar, lo gordo me temo que va a venir  este fin de año, empezando por el desbaratamiento económico que sigue al verano. Pero el empellón final de la prima de riesgo echándonos abajo el sistema, y negándonos por fin más préstamos, viene ahora en agosto. También el recorte improvisado, y el desbaratamiento del sistema, que va a pillar a los funcionarios de vacaciones.

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A alturas del siete de agosto, después de la siguiente espantada y el siguiente récord de la Prima de Riesgo, nos interviene Europa la economía, otra vez. Sin llamarlo así, de momento: lo que se decide es comprar deuda española, algo ilegal en realidad en la Unión, igual que se compró también ilegalmente deuda griega y portuguesa.

Si era ilegal hacer esto (eppur se hace) no era por una ventolera que le dio a alguien: es por lo mismo que es ilegal imprimir billetes falsos. De este modo, la Unión se hace trampa a sí misma, con un parche económico que no llegará muy lejos, y menos si España no emprende el camino de unas reformas que hasta ahora no ha dado ni señal de querer emprender. Racionalizando la administración, y el mercado de trabajo.

O sea que el parche éste es pan para hoy y hambre para mañana. Seguramente sólo una manera de amortiguar la dureza de la caída, que se reparta un poco entre todos. Pero sólo a una semana de escribir esto, ya estamos a la altura de esos griegos y portugueses que nos espeluznaban. A saber dónde estaremos la semana que viene. Todos de vacaciones tan ricamente, eso seguro. La indigencia mental de este país no se va a curar ni con el primer susto, ni con el segundo.

 

 

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