Un manual de economía escrito de forma amena y de lectura sencilla, este ensayo fue criticado por muchos economistas por su simplificación, pero para el lector común es de agradecer, según EL MUNDO. En él aborda el lado menos agradable de la economía: el de la estupidez, la irracionalidad, los errores y las consecuencias. Y tiene una finalidad muy clara, hacer: "Una invitación a la cautela, una llamada de atención contra el atractivo y contra la posibilidad de convertirse en víctima de la más ineludiblemente cierta de las aberraciones del capitalismo: la emoción generada por los, en apariencia, nuevos instrumentos financieros y por el presunto genio de sus artífices".
EL PAIS cuenta que La sociedad opulenta (1958), donde explicaba la riqueza de los Estados Unidos de América en bienes de consumo y su pobreza en servicios sociales, en la idea de la existencia de un consumo masivo (para Galbraith innecesario) promovido artificialmente por la publicidad y de un espectacular crecimiento con desigualdades internas e inflación.
Según Galbraith, la brecha entre la provisión de bienes de consumo y sociales llegó a ser desproporcionada, lo que sería de un efecto problemático: “Cuanto mayor sea la cantidad de bienes que adquiere la gente, tanto mayor es el volumen de envoltorios que desecha y tanto mayor es la cantidad de basura que se debe eliminar. Si no se proporcionan los servicios de saneamiento adecuados, la contrapartida de una opulencia creciente será una suciedad cada vez más intensa”.