jueves,18 agosto 2022
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El populismo del 45º presidente de EEUU atemoriza a México

Las bolsas, tranquilas tras la victoria de Trump

Redacción
Las empresas españolas del IBEX 35 han recibido este miércoles la victoria de Trump en los EEUU con un 0,40% de baja, tras su inicial caída del 4% y algo similar en algunas bolsas asiáticas, luego compensados en la mayoría de los mercados europeos, al igual que en Nueva York, que empezó con alzas del 1%.Se espera que la volatilidad siga hasta que el nuevo presidente defina sus políticas, tras decir que terminaría con el tratado de libre cambio con Canadá y México, donde el peso cayó hoy un 10%.

El candidato republicano, Donald Trump, será el 45º presidente de EEUU tras vencer con menos del 0,3% de los sufragios totales a la candidata demócrata, Hillary Clinton, en las elecciones celebradas el martes, sumando 306 votos electorales de los 270 necesarios para hacerse con la llave de la Casa Blanca, frente a los 232 conseguidos por su rival. En un discurso dirigido al país tras su victoria, Trump aseguró que será "el presidente de todos los estadounidenses" y lanzó un mensaje conciliador a sus adversarios. "Ahora es el momento de la unidad entre republicanos y demócratas", señaló en un discurso más moderado que el mantenido a lo largo de la campaña, según coinciden en señalar todos los diarios. El todavía presidente de EEUU, Barack Obama, y Hillary Clinton también llamaron a trabajar unidos, pese a las "serias diferencias" que les separan de Trump.

Las opiniones de los diarios impresos son este jueves muy diversas, a la luz de los principales mensajes de sus editoriales: Trump será una prueba de estrés para la democracia americana (EL PAÍS), El presidente electo abandona el discurso bronco (EL MUNDO ), Los estadounidenses escogen el camino más incierto (ABC),  EEUU se asoma al precipicio populista (LA RAZÓN), Temor a que Trump dé más problemas que soluciones (LA VANGUARDIA), Trump abre una era de incertidumbres (EL PERIÓDICO)

Rajoy: la relación con EEUU saldrá reforzada

El presidente electo recibió inmediatamente la felicitación de gran parte de los líderes internacionales, empezando por Le Pen desde Francia, y a todos dedicó palabras para rebajar la tensión que contrastan con sus mensajes electorales, lo que pareció tranquilizar a los mercados de valores: "Quiero decirle a la comunidad internacional que pondremos los intereses de América primero, pero negociaremos con justicia". "Ahora es el momento de la unidad entre republicanos y demócratas", señaló en un discurso más moderado que el mantenido a lo largo de la campaña, según coinciden en señalar todos los diarios. "No somos republicanos o demócratas primero, sino estadounidenses primero, patriotas primero", repricó Obama al asegurar una transición pacífica.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le envió un telegrama de felicitación en el que se mostraba "plenamente convencido" de que durante su mandato se reforzarán las relaciones bilaterales y aseguraba que España seguirá trabajando junto a EEUU para hacer frente a "los desafíos y amenazas existentes en la escena internacional".

Los republicanos controlarán ambas Cámaras 

El Partido Republicano, pese a sacar Trump sobre votos totales apenas un 0,3% de diferencia sobre los emitidos,  no solo ganó la presidencia de Estados Unidos en las elecciones celebradas el martes, sino que además mantendrá el control de las dos Cámaras del Congreso: la de Representantes y el Senado. En la Cámara de Representantes, los republicanos lograron 239 escaños de los 435 que estaban en juego, mientras que en el Senado suman 51 de un total de 100. Entre 2003 y 2007, fue la última vez que la formación conservadora dominó tanto el Ejecutivo como el Legislativo del país. Retener la mayoría en el Senado resulta clave porque permitirá a los republicanos nombrar a un juez de su agrado para la plaza vacante en el Tribunal Supremo, lo que llevará a una hegemonía conservadora de los tres poderes de EE UU.

Los populistas europeos celebran a Trump

Las fuerzas populistas y antisistema europeas recibieron con agrado la victoria de Donald Trump, al que felicitaron efusivamente líderes como la ultraderechista francesa Marine Le Pen o el euroescéptico Nigel Farage. Con elecciones en sus agendas para 2017, el triunfo del candidato republicano -que ha hecho de su discurso antiestablishment y contra la inmigración sus principales bazas- se ve como un halagüeño precedente desde el Frente Nacional o el pujante Alternativa para Alemania.

También desde algunos movimientos populistas de izquierda, que coinciden con su discurso contra las élites, la globalización y el libre comercio. El italiano Beppe Grillo habló ayer de "un impresionante corte de mangas". No así el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, quien en público lamentó la victoria de los republicanos en EEUU, que consideró una "mala noticia" por la llegada de un "fascista" a la Casa Blanca. "La vacuna frente al fascismo de Trump es justicia social y derechos humanos, no más establishment", señaló en Twitter. 

Reacción de los mercados

El oro, tradicional refugio de los inversores en épocas de incertidumbre, subía en la jornada casi el 5%. En España, el BBVA ha liderado las pérdidas con un descenso del 5,7%, seguido por Gamesa (-4,2%), Iberdrola (-2,05%)y Abertis (-1,7%). Los inversores temen que la entidad presidida por Francisco González sufra más que el resto de empresas españolas porque más del 40% de su beneficio  procede de México… donde el peso se ha derrumbado. En el lado contrario se hallan ArcelorMittal (10,4%), Acerinox (5,7%) y ACS (5,2%). Tres empresas alineadas con los materiales de construcción y las infraestructuras que podrían verse beneficiadas por un incremento de su negocio en Estados Unidos, tras afimar Trump que una de sus prioridades de gobierno será invertir en este área para generar empleo en el país.

En París, el Cac-40, cerró con una subida del 1,49%, mientras que el Dax de Francort (+1,56%) y el FT-100 de Londres (1%) también crecieron más de un punto porcentual. Milán, por su parte, cerró casi plano (-0,10%). Al cierre del Ibex 35, Wall Street subía un 1% después de que antes de abrir las bolsas europeas los mercados asiáticos sufrieron retrocesos. El Nikkei, en Japón, cerró el miércoles con una caída del 5,3%, mientras que Hong Kong perdía un 2,2%. En China, los retrocesos han sido más moderados. Tanto la Bolsa de Shanghai como la de Shenzen han cedido un 0,6% en la sesión de este miércoles.

En el mercado de deuda, la prima de riesgo española se situaba en los 107,05 puntos básicos, con el interés en el 1,26%, mientras que el euro perdía terreno frente al dólar y se intercambiaba a 1,09 unidades tras haber abierto en 1,1023 billetes verdes.

Caída del peso mexicano

El Banco Central de México convocó una reunión de urgencia para analizar la situación y decidir si eleva o no los tipos de interés, lo que atenuó la caida del 10% del peso, mientras  los analistas de las bolsas mundiales esperan que la volatilidad en los mercados continúe a la espera de que Trump defina claramente sus políticas.

"El alcance y la duración de las reacciones de los mercados dependerá de la actitud de Trump" en el poder", es una de las frases más repetidas entre los analistas. También que el crecimiento de la primera economía mundial podría resentirse seriamente si empiezan a ponerse restricciones importantes al libre comercio y los inversores internacionales podrían dar la espalda al país si los nuevos proyectos comienzan a financiarse mediante incrementos de deuda, situación que podría despertar los temores de las agencias de calificación crediticia.

Los analistas de Deutsche Bank consideran que las políticas defendidas por Trump durante la campaña presidencial influirán en la zona del euro. No obstante no se espera un impacto significativo, al menos en el corto plazo aunque se pueden producir aplazamientos en las decisiones de inversión.

Miedos en México

Los periódicos mexicanos se han despertado con titulares como '¡A temblar!', por lo que puede suponer en el país vecino, que será el más afectado por las políticas comerciales y sociales que se puedan empezar a tomar desde la Casa Blanca. Tristeza, miedo, incertidumbre. México intenta asimilar la victoria de Donald Trump y mínimamente imaginar sus consecuencias. El nuevo presidente de EEUU, el principal socio comercial del país latinoamericano, ha basado su campaña electoral en un constante ataque xenófobo sobre los mexicanos a los que tachó de delincuentes en varias ocasiones y amenazó con practicar deportaciones masivas de ilegales nada más llegar al poder. La fama de todo ese ataque desmedido ante un socio prioritario de los propios EEUU se la llevó el muro que dice el magnate neoyorquino que levantará entre ambos países, pero eso una ofensa sin importancia para los mexicanos según EL MUNDO comparado lo que supone la renegociación del tratado de libre comercio o el control de envío de remesas.

México saca más dinero de las remesas de sus inmigrantes en Estados Unidos que de sus ventas por petróleo, con cerca de 30.000 millones de dólares anuales de ingresos. Hasta ahora la única buena noticia de la depreciación del peso con el dólar, por el llamado efecto Trump, era que las remesas en 2016 habían crecido un 25% respecto al año anterior y a mediados de año llegaban ya a los 17.700 millones de dólares.Pero lo que nadie quería que pasara al sur del Río Grande ha pasado y ahora México intenta crear un plan de contingencia que no se lleve por delante su economía cuyos cimientos están en el comercio con el ahora de nuevo poco amigable gringo.

El presidente Enrique Peña Nieto ha necesitado siete horas para asimilar el trago de que su nuevo interlocutor, de tu a tu, será Trump. Su invitación del magnate en plena campaña electoral estadounidense dejó sus índices de popularidad por los suelos por traer a casa al fanfarrón que era sólo un candidato al que se daba aire.Los buenos deseos posteriores chocan con la realidad de la rueda de prensa urgente que el Ministro de Hacienda, José Antonio Meade, y el gobernador del Banco de México, Agustín Cartens, se han visto obligados a dar a las siete de la mañana, seis horas después de saberse el triunfo del republicano, para contener los mercados ante la caída libre del peso mexicano que se iba despeñando hasta marcas históricas a medida que los datos iban confirmando el triunfo del republicano.

Mientras , todos los grandes medios de comunicación del país viven el mismo estado de incredulidad que vive la población: "!Aunque usted no lo crea! Trump ganó y así lo festejo", titula el diario Milenio en su fotogalería. "México, fuerte tras elección en EEUU: Hacienda; peso sigue en picada", lleva como titular principal.

"Ante triunfo de Trump, México defiende fortaleza económica con reformas", dice Excelsior. "Clinton obtiene más votos pero Trump se impone en colegio electoral", lleva El Universal. "Sorprende triunfo de Trump al mundo", titula Reforma.

En todo caso el daño y fractura social es profunda entre unos vecinos que históricamente han tenido relaciones complicadas. Los buenos tiempos creados tras la firma del tratado de libre comercio habían conseguido rebajar un poco esas tensiones históricas que ahora saltan por los aires con el doloroso triunfo de un candidato que se ha reído y humillado a los mexicanos desde hace un año y medio. "¿Quién va a pagar el muro?", decía Trump a sus seguidores que coreaban al unísono entre carcajadas: "México".

El mensaje de rechazo se ha entendido y ahora hay un complicado panorama por recomponer entre un líder que ha insultado a todo un pueblo y un pueblo que no se puede permitir la ruptura con ese líder. Llueve durante las últimas 24 horas en Ciudad de México, cayó un auténtico aguacero de tristeza e indignación.

Brasil, tranquilo

Desde Brasil también ha llegado el mensaje de su presidente, Michel Temer: "Señor presidente electo, lo felicito por la elección como presidente de EEUU. Brasil y EEUU son dos grandes democracias que comparten valores y mantienen históricamente fuertes relaciones en los más diferentes dominios. Estoy seguro de que trabajaremos juntos para estrechar todavía más los lazos de amistad y cooperación que unen a nuestros pueblos. Le deseo pleno éxito en el Gobierno de EEUU".

A parte de la nota oficial, en una entrevista a una radio local ha dicho que la victoria de Trump "no cambia nada" entre los dos países, porque "la relación de Brasil con EEUU es una relación institucional, de Estado a Estado".

Incertidumbre de consecuencias imprevisibles

La victoria de Trump abre una etapa de incertidumbre de consecuencias todavía imprevisibles teniendo en cuenta que el candidato republicano ha defendido durante la campaña un giro de 180 grados tanto en la política doméstica como en la política exterior. El nacionalismo político, el proteccionismo económico y el aislacionismo militar que preconiza el presidente electo marcarán una inflexión en Estados Unidos y en el mundo, según LA VANGUARDIA.

Para comprobarlo, sólo hace falta repasar el plan anunciado por Trump para sus primeros cien días de gobierno: derogar la reforma sanitariaimpulsada por el presidente Obama que ha dado cobertura médica a veinte millones de estadounidenses, iniciar la deportación masiva de inmigrantes en situación irregular, renegociar el acuerdo de libre comercio de América del Norte, retirar a Estados Unidos del acuerdo Comercial Transpacífico, y nombrar un juez conservador para cubrir la vacante de Antonin Scalia en el Tribunal Supremo.

Aunque el gran reto que se va a encontrar el nuevo presidente es reconciliar un país profundamente dividido, empezando por su propio partido, con la mayoría de los líderes conservadores que se han enfrentado con él. Con todo, la victoria de Trump viene además reforzada por eltriunfo republicano en el Congreso. Mantendrá la mayoría en la Cámara de Representantes y también la del Senado .

En su discurso como vencedor, Trump ha usado un tono suave con el que se ha comprometido a unificar el país y a mantener el diálogo con todos los gobiernos extranjeros.

Más allá del resultado, las elecciones más insólitas de la historia de Estados Unidos han puesto de manifiesto la profunda crisis que sufre el sistema político bipartito que ha regido los destinos de la primera potencia mundial prácticamente desde su fundación. Republicanos y demócratas se han revelado incapaces de aglutinar ­todas las sensibilidades de su espectro político-ideológico. El país está ­dividido y ambos partidos ensimismados en batallas internas que ­enfrentan posiciones irre­conciliables.

Alta impopularidad

Por edad, por perfil y por su nivel de impopularidad, el 45.º presidente no podrá ni tendrá tiempo suficiente para resolver los problemas, pero le corresponde iniciar la transición, instar la ­reforma del sistema para que nadie se sienta tan excluido como ahora y todos puedan volver a soñar. No parece un desafío factible para la renovada hegemonía conservadora. Las batallas libradas entre Hillary Clinton y Bernie Sanders en el campo demócrata y la de Donald Trump con la dirección del Partido Republicano no son meros episodios. Son la expresión política de la división del país.

Ahora, los negros que votaron a Obama no han querido entregar el mismo cheque en blanco a Clinton; los jóvenes blancos o negros que auparon a Sanders se han desentendido de la candidata más representativa del establishment. Buena parte de los hispanos conservadores que en Florida votaban republicano han optado esta vez por la candidata demócrata por la cuenta que les trae. Los blancos de la clase obrera que estaban afiliados a los sindicatos, principal lobby del Partido Demócrata, se han pasado con armas y ­bagajes a las filas del candidato republicano más beligerante. Y, al ­revés, los financieros de Wall Street y los militares que siempre habían apostado por el Grand Old Party (GOP) han huido despavoridos cuando han escuchado las ocurrencias de Donald Trump para refugiarse bajo las faldas de su amiga Hillary Clinton.

Así según las primeros 100 dias según AFP

A partir del 20 de enero, el nuevo inquilino de la Casa Blanca se va a encontrar no sólo con un país di­vidido. También con unas instituciones bloqueadas, despues de que las mayorías republicanas del Congreso boicotearon  sistemáticamente estos ocho últimos años todas las iniciativas del presidente Obama. La producción legislativa del Congreso ha sido la más baja de la historia moderna. 

Trump ya anunció que su prioridad sería desmantelar el legado del presidente Obama. El nombramiento de un nuevo juez conservador para el Tribunal Supremo marcará el primer impacto del derribo.

La recepción de la noticia de que Trump presidirña los EEUU ha variado por países. En Europa la prioridad es mantener la cooperación comercial y en seguridad,según han apuntado desde Bruselas. En el continente han resonado los ecos del Brexit, sobre todo en Reino Unido y entre los líderes de la ultraderecha. En Alemania, Angela Merkel ha ofrecido a Trump cooperación, similar al mensaje de las instituciones europeas.

En el caso de Asia, según la agencia AFP y el diario argentino Clarín, China ve con buenos ojos la llegada de Trump, ya que en teoría reducirá la influencia americana en la zona, algo que potencia los tentáculos chinos, mientras que los países bajo su influencia pierden un paraguas, en forma de protección americana, muy preciado.

Trump, de 70 años, ha garantizado "devolver la grandeza" al país con dos ideas centrales: reimpulsar la economía y fortalecer la seguridad nacional, tal y como explicó el 22 de octubre en Gettysburg (Pensilvania, noreste), lugar histórico de la Guerra Civil y donde el presidente Abraham Lincoln pronunció un célebre discurso en 1863.

Los primeros 100 días del gobierno de Donald Trump. / AFP

Los primeros 100 días del gobierno de Donald Trump. / AFP

Su intención es renegociar desde el primer día en el Despacho Oval el tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA, en inglés) y sacar a Estados Unidos de la Asociación Transpacífica (TPP).

Planea levantar restricciones a la explotación de combustibles fósiles, relanzar el oleoducto Keystone XL detenido por el presidente Barack Obama y suspender el pago de miles de millones de dólares a los programas de la ONU contra el cambio climático.

El millonario comenzará también a "expulsar del país a los más de 11 millones de inmigrantes ilegales criminales y cancelar visas de países que no los acepten de nuevo", afirmó.

También suspenderá la inmigración procedente de "regiones propensas al terrorismo" y llevará a cabo una "examinación extrema" de quienes busquen entrar al país.

"Nuestra campaña representa el tipo de cambio que solo llega una vez en la vida", dijo, señalando que las medidas serán parte de un "contrato revolucionario" con el elector estadounidense.

El millonario, en su primer cargo electo de su vida, también prometió "drenar el pantano" de la corrupción en Washington,imponiendo límites a los periodos de los legisladores, congelando la contratación federal y prohibiendo por cinco años a congresistas y trabajadores de la Casa Blanca convertirse en "lobbistas".

Otro de sus objetivos primordiales será acabar con todos los decretos, según él anticonstitucionales, firmados por Barack Obama.

A pesar de las tensiones con su partido, que controla la cámara baja y el Senado, Trump afirma que trabajará con los legisladores para aprobar leyes que crearán al menos 25 millones de empleos en una década, principalmente mediante la "mayor reducción de impuestos"desde los años 80 para la clase alta y las empresas.

El presidente electo pretende además cumplir su promesa emblema de su campaña de construir un muro en la frontera con México, que -según él- el país vecino pagará, así como imponer una pena mínima de dos años de prisión para cualquier inmigrante indocumentado que intente volver a entrar a Estados Unidos.

Por otro lado, planea trabajar lo más rápido posible para eliminar la reforma de salud del presidente demócrata saliente conocida como"Obamacare".

El republicano espera atraer mil millones de dólares en inversiones para infraestructuras en la próxima década a través de alianzas público-privadas y fuentes privadas, impulsadas por una baja impositiva.

¿Cómo pagar por esas iniciativas? ¿Cuánto puede lograr? Muchos expertos dudan que efectivamente pueda lograr sus promesas.

Durante su discurso en Gettysburg no ofreció detalles sobre cómo será su estrategia en política exterior para los primeros cien días.

En los últimos días de campaña prometió que "suspenderá el programa de refugiados sirios" para impedir la entrada de "terroristas islámicos", pero no volvió a mencionar su idea de deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados.

Además tiene otros asuntos pendientes: actuar ante la justicia contra la docena de mujeres que lo acusaron de manosearlas.Según él, todas son unas mentirosas.

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