viernes,19 agosto 2022
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Efectos en la empleabilidad de los universitarios españoles

Lo que debes saber ahora que se devalúan los títulos educativos y revalorizan las competencias

Redacción
Lo que debes saber ahora que se devalúan los títulos educativos y revalorizan las competencias aparece en la tesis "Análisis del Impacto de las Competencias de Empleabilidad en el Empleo de los Titulados Universitarios en España", realizada por Carlos Martín Martín González en el Departamento de Economía y Hacienda Pública de la Universidad Autónoma de Madrid.

Entre las conclusiones de la tesis figuran que las competencias concretas que aumentan la probabilidad de tener un empleo para cada rama, ordenadas de mayor a menor grado de impacto, son las siguientes:

–          Para los/as titulados/as de Artes y Humanidades: “comunicación oral en lengua extranjera”, “capacidad para la resolución de problemas”, “comunicación escrita”, “comprensión lectora en lengua extranjera”, “capacidad para trabajar de forma independiente”, “capacidad para trabajar en un contexto internacional” y “conocimientos y habilidades en programas y aplicaciones ofimáticos”. 

–          Para los/as titulados/as de Ciencias: “capacidad de análisis”, “iniciativa personal”, “capacidad para trabajar de forma independiente”,  “innovación” y “dominio de las competencias específicas de la titulación”. 

–          Para los/as titulados/as de Ciencias de Salud: “adaptabilidad a nuevas situaciones”, y “dominio de las competencias específicas de la titulación”.

–          Para los/as titulados/as de Ciencias Sociales: “capacidad para tomar decisiones”, “dominio de las competencias específicas de la titulación”, “innovación”, “compromiso ético en el trabajo” y “habilidad para trabajar de forma independiente”. 

–          Para los/as titulados/as de Ingeniería y Arquitectura: “habilidades interpersonales”, “comprensión lectora en lengua extranjera”, “dominio de las competencias específicas de la titulación", "habilidad para trabajar de forma independiente”, “capacidad para asumir responsabilidades” y “conocimientos relativos a máquinas y aparatos electrónicos básicos”.

Miembros del tribunal

Presidente

Santos Miguel Ruesga Benito

Catedrático de Universidad. Departamento: Estructura Económica y Economía del Desarrollo

Universidad Autónoma de Madrid

Secretaria

Marta Mercedes Rahona López

Contratada Doctor. Departamento: Economía y Hacienda Pública

Universidad Autónoma de Madrid

Vocal  1

Federico Gutiérrez-Solana Salcedo

Catedrático Universidad. Departamento: Ciencia e Ingeniería del Terreno y de los Materiales

Universidad de Cantabria

Vocal 2

Nicolás Díaz de Lezcano Sevillano

Profesor Titular. Departamento: Ciencias Jurídicas Básicas

Universidad de las Palmas de Gran Canaria

Vocal 3

María Ripollés Meliá

Profesora Titular. Departamento: Administración de empresas y marketing

Universidad Jaume I

 

El hecho de que el “dominio de las competencias específicas de la titulación” sea relevante en todas las ramas salvo en Artes y Humanidades, puede ser indicativo de una escasa adecuación entre el contenido teórico de las titulaciones de esta rama y los requisitos de los puestos de trabajo a los que optan estos graduados. Esto no significa necesariamente que la formación sea inadecuada. Teniendo en cuenta que en esta rama hay una alta sobrecualificación, parece más probable que esté relacionado con el hecho de que muchos titulados acaban trabajando en empleos que no tienen relación con sus estudios.

De forma similar, mientras que la autonomía es muy importante en todas las ramas, en Ciencias de la Salud se requiere una supervisión más estricta y constante, por lo que la “habilidad para trabajar de forma independiente” no supone un valor añadido a la hora de tener un empleo (en comparación con las otras competencias).

El perfil profesional de los estudios parece influir notablemente en la importancia relativa de las competencias genéricas sobre la probabilidad de tener un empleo. Las enseñanzas de Ciencias de la Salud (Medicina, Enfermería, Fisioterapia, Logopedia, etcétera) van destinadas a ocupaciones muy especializadas y concretas, donde tiene mucha relevancia el “dominio de las competencias específicas de la titulación”, pero en las que, al mismo tiempo, se exige a los trabajadores que sean capaces de adaptarse a cambios organizativos o relacionados con sus funciones; lo que explica la relevancia de la competencia “adaptabilidad a nuevas situaciones”. Para los titulados de Artes y Humanidades, donde muchas carreras están relacionadas con el lenguaje, los idiomas y la literatura, las competencias relacionadas con los idiomas y la “comunicación escrita” aumentan notablemente la probabilidad de tener un empleo. Para los de Ciencias (Biología, Biotecnología, Física, Matemáticas, Estadística, Química, etcétera), influye notablemente la “capacidad de análisis” y la “innovación”.  En Ciencias Sociales (Comunicación, Derecho, Ciencias Políticas, Empresariales, etcétera), el “compromiso ético en el trabajo”, la “capacidad para tomar decisiones”, “la habilidad para trabajar de forma independiente” y la “innovación”. Por último, siguiendo el mismo argumento, se observa que para los graduados de Ingeniería y Arquitectura influye positivamente en la probabilidad de tener un empleo los “conocimientos y habilidades relativos a máquinas y apartados electrónicos básicos”.

Los resultados expuestos en el párrafo anterior reflejan que las competencias genéricas están también relacionadas con las funciones específicas de las ocupaciones. Esto no significa que dichas competencias no deban considerarse transversales, dado que, por una parte,  pueden estar influyendo en otros aspectos de la trayectoria laboral de los individuos (ajuste  de los estudios con el empleo, tipo y nivel de la ocupación, salario, satisfacción, “calidad” del empleo, etc.), y, por otra parte, la mayoría de ellas también resultan significativas cuando se analizan los resultados para la muestra total, lo que implica que, incluso en aquellas ramas en la que no se evidencia significación estadística cuando se analizan por separado, estas competencias pueden tener cierto peso que hace que al agregarse los datos si resulten significativas. Por tanto, de la misma forma que en el caso del total de la muestra, no parece recomendable restar importancia a las competencias que no han resultado significativas en el análisis, sino prestar especial atención al refuerzo de las competencias que si lo han hecho con el fin de garantizar el acceso y el mantenimiento al empleo.

Análisis de otros factores de empleabilidad

El estudio realizado permite también concluir que  la relación empleabilidad-empleo no depende sólo de las competencias de capital humano, sino que intervienen otras variables, que en esta investigación se han organizado en cuatro grupos: sociodemográficas, relacionadas con los estudios cursados, relativas al contexto económico y referidas a la participación de los individuos en el mercado de trabajo.

Entre las variables sociodemográficas, destaca el hecho de que el sexo, independientemente del nivel de competencias que se posea, influya en la probabilidad de tener un empleo. Concretamente, los hombres tienen mayor probabilidad de tener un empleo que las mujeres. Como se ha explicado en el capítulo 6, esto responde a múltiples motivos interrelacionados, entre los que se señala la discriminación laboral, los distintos patrones culturales de acceso y desenvolvimiento en el mercado laboral de los hombres y las mujeres, el incremento del desempleo en sectores con mayor participación femenina, etcétera. Este resultado viene a confirmar nuevamente lo que muestran estudios previos: la diferencia en cuanto a la participación en el mercado de trabajo de hombres y mujeres, que, a pesar de las reformas emprendidas en los últimos años, no parece haber desaparecido.

Por otra parte, tener hijos también incrementa significativamente la probabilidad de tener un empleo. En este caso, se apunta a que tener hijos condiciona la búsqueda, el acceso y el mantenimiento de los empleos. Los titulados en esta situación podrán verse forzados a realizar una búsqueda de empleo más activa y a aceptar empleos que sean inadecuados para su nivel de formación, que no cumplan con los criterios de calidad que establecerían si no tuvieran hijos o que no se ajusten a sus expectativas. 

En cuanto a las variables relacionadas con los estudios universitarios cursados, destaca, en primer lugar, la influencia de la rama de conocimiento a la que pertenece la titulación. Los resultados reflejan que los titulados de Artes y Humanidades y de Ciencias Naturales, Matemáticas y Estadística son los que más riesgo tienen de estar en situación de desempleo. Por el contrario, los que mayor probabilidad relativa de tener un empleo tienen son los de Tecnologías de la Información y la Comunicación. El resto de ramas se ordena, de mayor a menor influencia relativa en dicha probabilidad, de la siguiente manera: Salud y Bienestar; Servicios; Ingeniería, Industria y Construcción; Agricultura, Silvicultura, Pesca y Veterinaria;  Administración de Empresas y Derecho; Educación; Ciencias Sociales; y, por último, Periodismo e Información. Aunque la crisis pueda estar afectando a unas áreas más que a otras, con los datos disponibles no es posible detectar hasta qué punto estas diferencias responden a aspectos estructurales o coyunturales. No obstante, se observa que, en general, se mantienen las diferencias habituales entre las distintas ramas.

Además de la rama, influye en la probabilidad de tener un empleo el ciclo de los estudios. Los titulados de segundo ciclo (licenciados, ingenieros y arquitectos) tienen mayor probabilidad de tener un empleo que los de primer ciclo (diplomados, ingenieros y arquitectos técnicos y maestros). Teniendo en cuenta que en España hay una alta sobrecualificación, como se ha puesto de manifiesto en numerosos estudios, estos datos sugieren que los titulados de segundo ciclo podrían estar accediendo a puestos que serían más adecuados para los de primer ciclo. Esta situación, que en ocasiones se ha denominado “efecto desplazamiento”, estaría contribuyendo a la devaluación de las titulaciones universitarias. Por otra parte, también puede estar influyendo el hecho de que las mujeres, que, como se ha visto, tienen menor probabilidad de tener un empleo, optan por realizar titulaciones de ciclo corto en mayor proporción que los hombres.

La nota media también se revela como un factor condicionante de la trayectoria laboral. Concretamente, a mayor nota media, mayor probabilidad de tener un empleo. Como se ha explicado detalladamente en el capítulo 6, la nota media está relacionada con el rendimiento de los titulados, y cabe suponer que aquellos que han obtenido mejor calificación también sean, en general, los más productivos en sus empleos. Además, la nota media suele utilizarse como indicador en los procesos de selección de las empresas e, incluso, a la hora de acceder a prácticas o becas laborales desde la universidad.

La realización de prácticas no se revela como una variable significativa en la probabilidad de tener un empleo tras cinco años del egreso. Aunque diversos estudios reflejan su importancia a la hora de obtener un primer empleo tras los estudios, tras cinco años su importancia relativa desaparece; hecho que parece lógico si se tiene en cuenta que la mayoría de los titulados ya han pasado por diversas experiencias laborales. Cabe apuntar que otros estudios reflejan que las prácticas sí podrían estar influyendo en el ajuste entre el tipo o el nivel del puesto ocupado y los estudios realizados.

La experiencia internacional durante los estudios afecta positivamente a la probabilidad de tener un empleo. Esto puede estar relacionado con el aprendizaje de idiomas o la adquisición de otras competencias genéricas relacionadas con el hecho de vivir y estudiar fuera de tu lugar de origen, tales como la autonomía, la independencia, la iniciativa o la responsabilidad. Por otra parte, se ha podido comprobar que la mayoría de los titulados que residen actualmente en el extranjero —que, como se comentará a continuación, tienen más probabilidad de tener un empleo que los que residen en España—, han pasado también un periodo en el extranjero  durante los estudios, lo que, aunque no ha conducido a problemas de colinealidad en la estimación de los modelos, podría estar influyendo en que sean estos titulados los que tengan más posibilidades de tener un empleo.

La experiencia laboral durante los estudios también incide positivamente en la probabilidad de tener un empleo, especialmente en aquellos casos en los que la jornada laboral era a tiempo completo. Cabe suponer que estos trabajos guardan mayor relación con los estudios  que aquellos a jornada parcial —que incluyen también los trabajos puntuales—, lo que vendría a explicar que los primeros sean más valorados por parte de los empleadores. Además, la mayor parte de los titulados que han mantenido los empleos que tenían durante sus estudios una vez finalizados, son aquellos que tenían jornada completa. Por otra parte, diversas investigaciones han demostrado como trabajar durante los estudios puede servir para complementar la formación académica e incidir favorablemente en los resultados académicos, lo que también tendrá un efecto positivo en el proceso de inserción laboral.

Por último, la titularidad de la universidad tiene un efecto significativo en la probabilidad de tener un empleo, y, más concretamente, estudiar en una universidad privada incrementa dicha probabilidad con respecto a estudiar en una universidad pública. Este resultado podría explicarse por la elevada tasa de inserción laboral de las titulaciones que ofrecen estas universidades, pero también podría estar relacionado con otros aspectos, entre ellos, el elevado número de actuaciones que, en general, llevan a cabo para que sus titulados obtengan un primer empleo (bolsas de empleo, foros con empleadores, prácticas, etc.), los vínculos que muchas de estas universidades tienen con el mundo empresarial, o los contactos personales y el entorno social de los egresados y las egresadas.

En relación al contexto económico, se ha introducido una variable que se refiere al lugar de residencia del titulado en el momento en el que se realizó la encuesta. Los resultados permiten extraer dos conclusiones. La primera, que independientemente de las competencias que se posean o de la titulación que se haya cursado, cuanto mayor es el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de la comunidad autónoma donde residen los titulados, mayor es la probabilidad de tener un empleo. Este resultado se explica por la relación inversa entre PIB per cápita y tasa de paro. Por tanto, parece ilógico suponer, como sorprendentemente se hace en algunas ocasiones, que en aquellas comunidades autónomas donde la empleabilidad es menor existe necesariamente un problema de formación. La segunda conclusión es que residir en el extranjero aumenta notablemente la probabilidad de tener un empleo. En este caso, cabe suponer que los titulados que han salido de España lo hayan hecho con la intención de trabajar. De hecho, muchos de estos titulados suelen tener el trabajo garantizado de antemano. Incluso cuando no sea así, ante la imposibilidad de volver a casa de sus padres o depender de familiares o amigos, pueden verse forzados a tener una actitud muy activa en la búsqueda de empleo e incluso a aceptar trabajos que no aceptarían en España.

En relación a las variables relacionadas con la participación de los individuos en el mercado de trabajo, se concluye lo siguiente. En primer lugar, cuanto mayor es el nivel del último puesto que se ha ocupado (según la Clasificación Nacional de Ocupaciones), mayor es la probabilidad de tener un empleo. Teniendo en cuenta que, según la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones de la Organización Internacional del Trabajo, los puestos de mayor nivel (directivos, gerentes o profesionales) son los que se consideran con un nivel de competencias adecuado para los titulados universitarios, los puestos de técnicos se consideran adecuados para titulados de formación profesional, los puestos “intermedios” para titulados de secundaria y los “no cualificados” para los que sólo tienen estudios primarios, se puede concluir también que cuanto mayor es la sobrecualificación en el último empleo que se ha tenido, menor es la probabilidad de tener un empleo. En segundo lugar, en cuanto al sector de actividad de la última empresa en la que se ha trabajado, los resultados permiten concluir que no existen diferencias significativas en la probabilidad de tener un empleo si esta empresa se dedicaba al sector de la construcción, de la agricultura o del comercio. Sin embargo, trabajar o haber trabajado en el sector industrial o en el sector servicios si aumenta la probabilidad de tener un empleo.

En definitiva, es posible concluir que el “enfoque interactivo de empleabilidad”, explicado con detenimiento en el capítulo 1, debe considerarse el más completo de todos los expuestos, ya que recoge factores relacionados con el individuo, su formación y su trayectoria laboral, así como con el marco institucional y normativo en el que desarrolla su actividad profesional. Así, independientemente de que se parta de una definición de empleabilidad “estrecha” —que la identifica con la posesión o el dominio de competencias— o “amplia” —que se relaciona con la probabilidad de obtener y mantener un empleo en función de las competencias individuales y de otros factores personales y contextuales—, cualquier política pública destinada a fomentar la empleabilidad como mecanismo para reducir el desempleo no puede centrarse exclusivamente en que los individuos adquieran las competencias que necesitarán en sus empleos, sino que debe también prestar atención a estos aspectos para eliminar las barreras que dificultan el acceso al empleo, eliminar la desigualdad en el mercado de trabajo, e incentivar la contratación y la creación de puestos de trabajo. Aunque la principal función de las instituciones educativas en lo relativo a la empleabilidad es la adecuada formación de los estudiantes, otras acciones destinadas a favorecer el emprendimiento o la creación de empresas, a poner en contacto empleadores con titulados, o a favorecer la igualdad de género, entre muchas otras, también repercutirán favorablemente en la empleabilidad.

Lineas para seguir la investigación

 

Los resultados obtenidos en la presente tesis abren diversas líneas futuras de investigación, que se comentarán a continuación, destacando también las limitaciones que han impedido abordar algunas de las propuestas que se presentan en este trabajo.

En primer lugar, esta investigación podría complementarse analizando el impacto que las competencias genéricas tienen en la satisfacción, el salario, el ajuste con la formación o la estabilidad laboral. Esto permitiría tener una visión más completa de la influencia de las competencias en la trayectoria laboral de los individuos. Debido a que la base de datos del EEEU aún no está finalizada, no se ha podido contar con estas variables, pero estarán disponibles próximamente.

En segundo lugar, aunque el hecho de que los datos de la EEEU sean actuales representa, sin duda, un valor añadido de la investigación, el contexto de crisis económica puede estar afectando al análisis y, concretamente, reduciendo el número de competencias que resultan significativas en los modelos econométricos. Si bien esto permite identificar aquellas competencias que, incluso en una coyuntura caracterizada por la contracción de empleo, aumentan la probabilidad de estar ocupado, resultaría de gran interés realizar estudios longitudinales o repetir este ejercicio más adelante, para conocer si estas competencias mantienen su importancia tras la crisis económica.

En tercer lugar, sería interesante examinar si existen diferencias en cuanto a las competencias necesarias para obtener el primer empleo tras los estudios y las que influyen en momentos posteriores de la vida laboral. Esto podría llevar a las universidades a emprender distintas estrategias en cuanto a la formación de sus estudiantes, así como a mejorar las acciones para el fomento del aprendizaje a lo largo de la vida. En este caso, la mayor dificultad es la ausencia de datos que evalúen adecuadamente las competencias que los titulados poseen en el momento en el que finalizan los estudios universitarios.

En cuarto lugar, esta investigación podría complementarse utilizando otras metodologías o técnicas, tales como estudios de caso, método Delphi o dinámicas de grupo, que permitieran obtener información adicional sobre la importancia relativa de las competencias genéricas en la trayectoria laboral. Como se ha explicado en el capítulo 4, los datos relacionados con el nivel de competencias utilizados en esta tesis se han obtenido preguntándoles a los propios titulados. Por lo tanto, se trata de una autopercepción, que puede encontrarse condicionada por la valoración subjetiva de los titulados sobre su trayectoria laboral o su experiencia en la universidad. Este otro tipo de metodologías permitirían contrastar los resultados obtenidos.

Por último, también resultaría de gran interés  analizar el impacto de las competencias específicas en el empleo y evaluar hasta qué punto las universidades están ofreciendo la formación necesaria para que los egresados puedan llevar a cabo su trabajo. Este tipo de investigaciones permitiría orientar mejor los planes de estudio de las distintas titulaciones. Aunque existen pocas fuentes de datos a nivel nacional e internacional sobre competencias específicas, se espera que aumenten en los próximos años. 

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