jueves,18 agosto 2022
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La organización internacional del trabajo ve menos igualdad

Los progresos educativos femeninos no se plasman en mejores condiciones laborales, según la OIT

Redacción
Los progresos alcanzados en la educación no se traducen en mejores condiciones laborales, pues las mujeres tienen más probabilidades de acabar en el paro, se ven obligadas a aceptar empleos de peor calidad y siguen cargando con el trabajo doméstico no remunerado. Lo denuncia la OIT, que añade: el 40% de las asalariadas en el mundo no tienen prestaciones sociales, 3 de cada 5 trabajadoras no tiene derecho a la baja maternal, y un 60% de las mujeres trabajan en las ocupaciones peor remuneradas.

La estructura tripartita de la Organizacion Internacional de Trabajo (OIT), en la cual trabajadores y empleadores tienen el mismo derecho a voto que los gobiernos durante las deliberaciones de los órganos principales de la OIT, garantiza que las opiniones de los interlocutores sociales queden fielmente reflejadas en las normas, políticas y programas de la OIT. Los objetivos principales de la OIT son promover los derechos laborales, fomentar oportunidades de trabajo decente, mejorar la protección social y fortalecer el diálogo al abordar los temas relacionados con el trabajo.

La OIT denuncia que millones de mujeres están perdiendo terreno en el campo de la igualdad laboral y siguen experimentando "grandes dificultades para acceder a empleos decentes" en todo el mundo. Los progresos alcanzados en la educación no se traducen en mejores condiciones laborales, las mujeres tienen más probabilidades de acabar en el paro, se ven obligadas a aceptar empleos de peor calidad y siguen cargando con el trabajo doméstico no remunerado.

El informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo Las mujeres en el trabajo. Tendencias 2016 examina datos de 178 países y concluye que las desigualdades entre mujeres y hombres persisten. Durante las dos últimas décadas, aumenta la segregación profesional por género. Es decir, ellas están sobrerrepresentadas en las ocupaciones consideradas tradicionalmente femeninas, en el sector servicios son el 61,5% a escala mundial.

En los países desarrollados, más de una tercera parte de las mujeres trabajan en el comercio mientras que en los países más ricos, la principal fuente de empleo femenino es la salud y la educación (30,6%). En Asia Meridional y África Subsahariana, más del 60% de las mujeres trabajadoras lo hacen en el sector agrícola "en actividades laboriosas, con mucha mano de obra, y son mal remuneradas o no remuneradas en absoluto".

Las mujeres no llegan al 40% de la fuerza laboral, pero constituyen el 57% del empleo a tiempo parcial. La OIT denuncia que tienen más probabilidades de encontrarse en situación de "subempleo por insuficiencia de horas". En concreto, en algunos países africanos una de cada dos mujeres trabajadoras está subempleada.

Además ocupan un porcentaje mayor en los puestos de trabajo con salarios más bajos. En las economías desarrolladas superan el 60% en los empleos peor remunerados: trabajadoras administrativas, de los servicios y del comercio y ocupaciones elementales.

La igualdad retrocede en España con la crisis

La crisis económica ha frenado en España cualquier avance hacia la igualdad en el trabajo y se perpetúa la "discriminación apabullante" en todos los ámbitos de las relaciones laborales, no solo el salarial. El director de la OIT para España, Joaquín Nieto, ha explicado que la brecha entre lo que ganan hombres y mujeres (medido en salario por hora) es del 18,8% cuando al inicio de la crisis era del 16,1%.

La temporalidad también se ha disparado y castiga más a las mujeres, ya que en 2009 el 44,6% de las trabajadoras españolas tenía contratos temporales mientras que en 2014 este porcentaje superaba el 62%, casi 20 puntos más.

La consejera de esta oficina de la OIT, Judith Carreras, señala que "antes de la crisis, la participación de las mujeres era ascendente, pero acaba cayendo, sobre todo en los últimos años".

En el sector tecnológico, las mujeres se están quedando atrás algo "preocupante", según Nieto, porque forma parte de la modernización de la economía que va a continuar con mayor intensidad en los próximos años y va a suponer "un retraso en la incorporación femenina a este ámbito".

Carreras ha indicado que aunque en los estudios tecnológicos "hay una supremacía" de los hombres, también ha asegurado que existen otras causas que esta organización va a estudiar para conocer por qué los hombres, en términos generales, "acceden mucho más a estos empleos".

La brecha salarial podría cerrarse dentro de 70 años

La cara más visible de la desigualdad es la brecha salarial que se estima en el 23%; en otras palabras, las mujeres ganan el 77% de lo que ganan los hombres. La OIT estima que, con las tendencias actuales, se necesitarían más de 70 años para alcanzar la igualdad. Con todo, "existe un riesgo de que el cierre de la brecha se produzca por nivelación hacia abajo, es decir empeoramiento de los varones, y no de una mejora laboral de las mujeres (nivelación por arriba)".

El organismo matiza que la brecha se reduce con "medidas de política explícitas" y no por la mejora general del nivel de vida. Subraya que "el desarrollo económico no asegurará per se la distribución equitativa entre hombres y mujeres de los beneficios derivados del crecimiento".

Tener un sueldo no es una garantía de un trabajo de mejor calidad. En todo el mundo, casi un 40% de las mujeres con empleo remunerado no contribuyen a la protección social. Este porcentaje se dispara al 63,2% en África Subsahariana y al 74,2% en Asia Meridional, donde el trabajo informal es el modelo dominante.

El 60% de las trabajadoras no tiene derecho a la baja maternal

Cerca del 60% de las trabajadoras (casi 750 millones de mujeres en todo el mundo) no se benefician del derecho legal a la licencia de maternidad. Apenas el 28,2% -330 millones de empleadas- recibiría prestaciones contributivas o no contributivas en caso de parto.

Las mujeres siguen trabajando más horas al día que los hombres, tanto en el trabajo remunerado como en el no remunerado. En los países desarrollados, las mujeres dedican 4 horas y 20 minutos cada día a cuidado no remunerado, comparado con 2 horas y 16 minutos de media de los varones. Esta considerable disparidad de género ha disminuido en algunos países, porque las mujeres reducen el tiempo para las tareas domésticas, aunque mantienen las que dedican al cuidado de los hijos.

Las jornadas de las mujeres siguen siendo más extensas que las de los hombres. En las economías desarrolladas, las mujeres empleadas (por cuenta propia o asalariadas) trabajan 8 horas y 9 minutos en el trabajo remunerado y no remunerado, frente a 7 horas y 36 minutos de los hombres. Este desequilibrio limita la capacidad de las mujeres de incrementar sus horas de trabajo asalariado, formal y remunerado.

200 millones de mujeres sin pensión

La desventaja acumulada en el mercado laboral tiene un impacto considerable en el futuro de las mujeres. En términos de pensiones, la cobertura (legal y efectiva) es inferior para ellas. Actualmente, 200 millones en mujeres en edad de jubilación viven sin ningún ingreso regular proveniente de una pensión de vejez o de supervivencia, frente a 115 millones de hombres.

La OIT insta a los gobiernos a tomar medidas para "reconocer las labores de cuidado no remuneradas, y a reducirlas y redistribuirlas entre las mujeres y los hombres, y entre las familias y las sociedades". Apunta que es esencial que "las sociedades reconozcan que tanto los hombres como las muejres tienen el derecho y la responsabilidad de trabajar y de prestar cuidados".

Además advierte que la tributación conjunta en el impuesto sobre la renta puede ser un obstáculo para la participación de las mujeres en el mercado laboral y un factor disuasorio cuando viene acompañada de diferencias salariales y de una distribución desigual de las cargas familiares. El organismo recomienda "un sistema tributario y de prestaciones más neutral que no desaliente a trabajar a uno de los sostenes del hogar".

La OIT también recomienda políticas de acción afirmativa con objetivos, metas y cuotas para gobiernos, sindicatos, patronales y empresas. El organismo sugiere que los sistemas educativos deberían estimular la igualdad de trato entre hombres y mujeres y alentar a "los jóvenes a ejercer profesiones relacionadas con la prestación de cuidados y promover el acceso de las mujeres al estudio de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y calificaciones conexas".

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