jueves,18 agosto 2022
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La prensa española, en las manifestaciones por la libertad

Mayor protección europea contra la violencia

Redacción
A partir del próximo domingo, las víctimas de violencia (especialmente aquellas que hayan sufrido violencia doméstica o sido objeto de acecho) podrán asegurarse una mejor protección en cualquier Estado miembro de la UE. Las nuevas normas implican el rápido y fácil reconocimiento en toda la UE, merced a un simple procedimiento de certificación, de las órdenes de alejamiento, protección y restricción emitidas en un Estado miembro.

«Los derechos de las víctimas de violencia también serán garantizados fuera de su propio país», ha declarado Věra Jourová, comisaria de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género de la UE. «Se calcula que, en la UE, una de cada tres mujeres sufre violencia en algún momento de su vida ».

A partir de ahora, cualquier ciudadano que haya sufrido violencia doméstica podrá viajar y salir de su país en toda seguridad mediante una simple transferencia de la orden que le protege de su agresor. Hasta ahora, las víctimas debían seguir complejos procedimientos para conseguir el reconocimiento de sus medidas de protección en otros Estados miembros de la UE; ahora, las órdenes de protección se reconocerán con facilidad en cualquier Estado miembro de la UE, lo que permitirá a las víctimas de violencia viajar sin tener que someterse a engorrosos trámites.

«El nuevo procedimiento garantizará a las víctimas de la violencia, hombres o mujeres, la protección que merecen y la posibilidad de proseguir sus vidas en paz. Podrán transferir su residencia a otro Estado miembro de la UE o salir de vacaciones al extranjero sin temer por su seguridad», ha añadido Věra Jourová.

El nuevo mecanismo consta de dos instrumentos: el Reglamento relativo al reconocimiento mutuo de medidas de protección en materia civil y la Directiva sobre la orden europea de protección que, combinados, garantizan a todas las víctimas de la violencia la posibilidad de que las órdenes de protección que les amparan gocen de reconocimiento en cualquier Estado miembro de la UE. Los mecanismos reflejan las diferencias de las medidas de protección nacionales de los Estados miembros, que pueden ser de naturaleza civil, penal o administrativa. Todo ese conjunto de normas facilitará la libre circulación dentro de la UE de las medidas de protección más habituales.

Más apoyo a las víctimas

La necesidad de apoyar y proteger a las víctimas se halla corroborada por un informe publicado hoy por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, cuyas conclusiones indican que es preciso implantar nuevos servicios específicos de atención a las víctimas en la UE. A pesar de las mejoras introducidas, los servicios de apoyo a las víctimas siguen adoleciendo de ciertas carencias en muchos Estados miembros. Las sugerencias de mejoras concretas incluyen el acceso garantizado de las víctimas a servicios de apoyo específicos (que incluyen asistencia postraumática y psicológica, eliminación de los escollos burocráticos que dificultan su acceso a la asistencia jurídica e información efectiva de los ciudadanos acerca de sus derechos y de los servicios disponibles).

La Comisión Europea mantiene un compromiso con la ampliación de los derechos de los 75 millones de ciudadanos que cada año son víctimas de algún delito. En 2012 entró en vigor una Directiva de la UE por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de víctimas de delitos (IP/12/1066), que adquirirá carácter vinculante para los Estados miembros el 16 de noviembre de 2015. Con medidas como las órdenes de protección válidas en toda la UE, aplicable a partir del próximo domingo, y los derechos mínimos de las víctimas, la Comisión Europea se afana por reforzar los derechos de los ciudadanos que son víctimas de algún delito, con independencia de su lugar de origen y del lugar de la infracción.

La prensa española se suma a las manifestaciones por la libertad

ABC: Europa recupera su unidad de París 

Los europeos tienen la oportunidad de sacudirse la indolencia que ha adormecido la conciencia de sus mejores valores. Por eso surgen extremistas a un lado y a otro del escenario ideológico, y por eso los terroristas se envalentonan ante sociedades que perciben como blandas de pensamiento y débiles de convicciones. Ser demócrata no implica dejarse intimidar, ni premiar a quien lo pretende. Es una buena noticia que ayer también se pasara de las palabras a los hechos, como pedíamos en nuestro editorial, y que los responsables europeos y estadounidenses acordaran medidas de prevención como la revisión del sistema Schengen o la creación de la base de datos de viajeros, además de intensificar los controles sobre las redes sociales, donde el terrorismo campa a sus anchas. Son pasos ineludibles que van en la buena dirección, aunque no son suficientes. También le corresponde a Europa ser coherente. Si realmente sus dirigentes quieren hacer creíble el discurso de que hay que separar el islam de los islamistas, debe iniciar medidas concretas que lo consigan. Medidas como perseguir y castigar, visto el fracaso del muticulturalismo, los brotes de intolerancia islamista en las comunidades musulmanas, visibles en los homicidios de honor, las aplicaciones clandestinas de la sharia o los matrimonios forzados. Medidas como ayudar con muchos más medios militares a los gobiernos musulmanes que combaten a Al Qaida y al Estado Islámico, dejando a un lado el argumento de que ese es su problema. No. Son nuestro problema y nuestros enemigos.

El Mundo: Hay que conseguir más seguridad sin retroceder en las libertades 

Los ministros del Interior que se hallaban en la capital francesa acordaron ayer aplicar controles profundos en las fronteras, aumentar la cooperación policial y judicial y atacar la difusión de los mensajes terroristas en internet, para lo que se establecerán conversaciones con las grandes empresas del sector. El ministro español, Jorge Fernández, se mostró partidario de aprobar ya el registro de datos de viajeros, que recoge información de ciudadanos que lleguen a la UE desde países que se consideren conflictivos y de los que salgan con destino a ellos. Esta iniciativa lleva paralizada en el Parlamento Europeo desde 2010 por la negativa de los partidos progresistas al considerar que atenta contra la libertad individual. Cómo conseguir aumentar la seguridad ciudadana sin cercenar lo más mínimo las libertades. Es el debate que volverá a primer plano tras el atentado de París. Y los gobiernos democráticos deberán hilar muy fino en sus propuestas y medidas, porque retroceder en la defensa de los derechos fundamentales supondría, a la postre, un triunfo de las tesis terroristas. Y nuevos atentados podrían espolear los movimientos ultraderechistas y xenófobos que están surgiendo en Europa. La encrucijada es tan problemática como brutal el terrorismo que la causa.

El País: Europa vive 

Desde París se envió ayer un mensaje con varios destinatarios. En primer lugar, los propios yihadistas. Los manifestantes que desbordaron el centro de París lo hicieron a la francesa: lejos de cualquier uniformidad, la manifestación se convirtió en una amalgama de participantes de todo el mundo. Cada uno acudió con la bandera, la indumentaria y los símbolos que quiso, y gritó lo que mejor le pareció. Y lo hizo en un ambiente pacífico, sin amenazas ni agresividad. La condena de unos asesinatos se convirtió en una afirmación de gentes de toda raza y religión que conciben la convivencia como ejercicio de libertad y muestra de pluralidad. Pero el mensaje también va dirigido a los gobernantes de esos manifestantes. Más allá del gesto histórico de la presencia de jefes de Estado y Gobierno de numerosos países, la demostración cívica es una instrucción clara a esos líderes, especialmente los europeos, de que cuentan con el respaldo popular para adoptar normas que eviten, por ejemplo, que dibujar en una revista o comprar en una tienda judía pueda costar la vida. Los ministros de Interior de la UE aprobaron medidas -como acelerar la creación de un registro europeo de pasajeros aéreos y reforzar el control de fronteras ante yihadistas europeos- cuyos detalles y puesta en vigor se someten a debates y plazos propios de los sistemas democráticos; pero que cuentan con el marchamo de haber sido acordadas literalmente con los ciudadanos apoyándolas en las calles. Es responsabilidad de los políticos estar ahora a la altura de las circunstancias.

La Razón: alianza contra el Yihadismo 

Parece evidente que ha llegado el momento de llevar a cabo las modificaciones legales sobre el registro y archivo de pasajeros, así como el refuerzo del control fronterizo de personas y mercancías, que no tienen por qué suponer atentado alguno a la libre circulación ni limitaciones a los tratados aduaneros de Bruselas. Aunque hace tiempo que la UE discute sobre la legitimidad de estas medidas, por el riesgo de afectar a la privacidad de las personas, existen soluciones alternativas, como el uso de codificadores, que permiten conciliar los derechos individuales con el imprescindible incremento de la seguridad. Tiene razón el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando advertía ayer, en París, de que ningún país puede luchar solo contra el terrorismo, ni siquiera la Unión Europea en su conjunto. Ante un terrorismo transnacional, la respuesta debe ser de la misma índole. Lo contrario es asistir pasivamente a la caída, una a una, de las piezas del dominó. Es perfectamente comprensible que la amplitud y la dificultad de la labor produzcan vértigo a unas sociedades, como las occidentales, que han comprobado que todas las iniciativas militares adoptadas desde los atentados contra Estados Unidos del 11- S de 2001 no han conseguido el objetivo propuesto de garantizar la seguridad y extender la paz y la libertad; que han visto con desaliento cómo se equivocaban quienes auguraban un cambio de modelo en las llamadas primaveras árabes. Pero no es legítimo desistir. La libertad es una exigencia diaria, de todos.

La Vanguardia: París, capital de la libertad 

París fue ayer por la tarde, más que nunca, la capital del mundo que se siente gravemente amenazado por un terrorismo que utiliza las nuevas tecnologías y las libertades de las sociedades democráticas para golpearlas en sus esencias y sembrarlas de dolor y, sobre todo, de miedo. Desde que el terrorismo de corte islamista hizo volar las Torres Gemelas, en Nueva York en el 2001, la diplomacia ha cedido terreno a la fuerza, y ahora está claro que aquel fue un camino equivocado. No sólo porque no ha logrado poner coto al fenómeno global del terrorismo internacional, sino que lo ha radicalizado y multiplicado; especialmente entre los jóvenes marginados de los extrarradios de las ciudades europeas. Para resolver de forma eficiente este fenómeno cada día más amenazante para la sociedad democrática y global, es preciso tomar un conjunto de medidas desde el punto de vista represivo y preventivo. Limitarse al primero puede dar algún fruto en el corto plazo, pero a la larga no resuelve la cuestión. Por lo tanto es necesario que quienes tienen el deber de resolver el problema actúen con la voluntad de ir al fondo de la cuestión, construyendo puentes de diálogo y de negociación, al mismo tiempo que se establecen medidas de seguridad que afecten lo mínimo a las libertades de los ciudadanos, sin ceder ante quienes buscan amedrentarlos para volver a estructuras políticas, sociales y religiosas reaccionarias, obsoletas e injustas.

´Vive la France!´ (Javier Santiso, El País)

Francia ha acogido durante décadas a personas de todo el mundo para las que ha sido un refugio, además de escenario de su progreso profesional y éxito social. Miles de españoles son ejemplo de ello.

Socializar la resistencia (Isabel San Sebastián, ABC)

Demostremos a esas bestias sanguinarias que, como dejó escrito Albert Camus, "de los resistentes es la última palabra"

Los verdaderos enemigos (José María Carrascal, ABC)

El islam no necesita más muertos, sino menos, muchos menos, hasta reducirlos a cero.

La guerra del terror (Esperanza Aguirre, El Mundo)

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