Desde
Si en un tema como este los partidos no se ponen de acuerdo, cómo extrañarnos de la desazón que nos invade ante lo que perpetraron en el Parlamento los dos partidos mayoritarios, ante una ciudadanía que se da cuenta de que la incapacidad de gobernarnos desde dentro significa someternos a que se nos gobierne desde fuera con formas que no siempre nos gustan, escribe Torreblanca. Ese es el sentimiento general de una ciudadanía que contempla desolada nuestra entrega de pies y manos a los llamados “mercados”. Que no existen, como existen los mercaderes, capitales y grupos de presión que rigen los destinos del mundo.
Hasta
Siempre que algunos valientes se alzaron porque preferían morir de pié a mal vivir de rodillas, fueron abatidos por las balas o por la descalificación y la condena de los soberbios poderes dominantes: una religiosidad irracional y anacrónica y el poder de los más ricos que siempre maniobraron para salir a flote entre magma que ellos crearon. Igual que sucede las crisis económicas y financieras del 2008 y la actual que contribuyeron a crear los banqueros y fueron los primeros en ser rescatados por el Estado, que es la institución que expresa y representa la soberanía popular. Pero es el interés de los mercados financieros el que se sobrepone a los programas de los partidos, aunque no gobiernen.
Después de siete años de desencuentros, el Gobierno español y el Partido Popular pactaron una reforma de la Constitución en la que inscribir una importante limitación al déficit de todas las Administraciones. Al margen de los demás grupos en el Congreso. Con nocturnidad y alevosía para no permitir el lógico referéndum, pues se trata de modificar la Ley de Leyes. Temieron con razón que la ciudadanía muestre su rechazo y, de paso, aproveche para exigir otros aspectos fundamentales: desde el régimen monárquico a la partitocracia con listas cerradas, desde los privilegios a una confesión a la desproporción en la distribución de los escaños. La lista sería muy larga para las urgencias de los nuevos diktats que maneja la UE.
Nunca tantos países de esta desastrada UE estuvieron tan cerca de anhelar gobiernos fuertes y en manos de personalidades audaces que les aliviasen de tanta mediocridad y de las oligarquías plutocráticas que los manipulan sin rubor, y sin dar la cara. Pan de hoy, dictadura para mañana, pero al menos, salir de esta ciénaga que nos envuelve.
Clama al cielo la resistencia de ambos partidos en acometer otras iniciativas para elevar la carga fiscal de las personas
La razón de ese aumento de las cargas fiscales a los que más tienen así como a las transacciones financieras está en la distribución de la renta y de la riqueza que es más desigual que en las economías avanzadas de la UE.
Con la tasa de desempleo que sobrepasa los 4 millones de parados, el 21% de
A eso han quedado reducidos los políticos y gobernantes sometidos antes a las Leyes democráticas, y ahora al gran capital.