jueves,18 agosto 2022
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Financial Times las defiende ante ataques de competidores

Polémica reguladora y tributaria por las «gafas» de Google, Apple y otras grandes digitales

Redacción
Las "gafas" (Google, Apple, Facebook, Amazon) y otras grandes corporaciones digitales como Uber fueron defendidas este primero de 2015 por un editorial de Financial Times contra los intentos de regulación y de hacerlas tributar por parte de las autoridades europeas, con el argumento de que aportan tecnología y si se persiste en ello "los mejores días de Internet en Europa podrían tocar a su fin" (Europe´s best days on the internet could lie ahead).

La polémica se abre en plena batalla entre los gigantes norteamericanos de Internet con las grandes telecos o los taxistas y la prensa europea, que se quejan de la competencia desleal de esas empresas u otras como Uber apelando en este caso a la llamada economía colaborativa.

En Francia llaman “gafas” a las grandes empresas digitales por formar esa palabra las iniciales de Google, Apple, Facebook, Amazon. Ibercampus las denomina así también porque en español existen para ello otras razones adicionales. La primera es que han lanzado gafas inteligentes (Google glass y Apple glass ya están en el mercado) o parecen dispuestas a lanzar dispositivos similares. La segunda es que gafan las recaudaciones fiscales y las condiciones de calidad y hasta laborales de los países donde operan, lo que amenazar a los futuros precios o calidad del servicio de sectores como los de telecomunicaciones y transportes. 

Este efecto gafe parece evidente además en las recientes denuncias de competencia desleal por parte de las grandes empresas de telecomunicación, entre ellas Telefónica, CISCO y ATT, que se quejan de que ellas construyen las infraestructuras de las redes luego utilizadas gratuitamente por las grandes empresas digitales, líderes en su valor de capitalización bursátil. Hace unos dias, Telefónica anunció por ello que revisará su política de trazado de fibra óptica. 

Quejas similares se han escuchado los últimos meses por parte de los editores de prensa o los taxistas y otros transportistas. Ante ello, España obligó a Google a pagar por la publicación de recortes de prensa, Francia intentar prohibir Uber (servicio de taxis que también dejó de operar transitoriamente esta semana en España por decisión judicial), y el Reino Unido ha impuesto el llamado "impuesto Google" a diversas multinacionales digitales, como recuerda en su editorial Financial Times. 

No dice este diario que en Europa y toda Iberoamérica estas grandes digitales pagan muchos menos impuestos que en los Estados Unidos, pese a existir detalladas estadísticas comparativas como las publicadas hace meses por Ibercampus (tipos medios del 2% al 4% sobre los beneficios, frente a otros del 50% o superiores en los Estados Unidos), el país de origen de todas las polémicas multinacionales (además de las citadas, otras como Microsoft, Verizon, IBM, Oracle, e incluso no digitales como General Electric, Procter & Gamble, Johnson & Johnson, Pficer, Coca- Cola, Merck, Pepsico, Exxon Mobil, Chevron, JPMorgan, Bank of America o Citigroup).  Así su efecto gafe contribuye igualmente a mermar con su actividad las ya exiguas recaudaciones fiscales de los Estados donde operan a raíz de la actual crisis, además de generar en casos como los de Uber acusaciones de competencia desleal por parte de los taxis o transportes regulados y que sí pagan impuestos y cotizan a la Seguridad Social por sus empleados, sean autónomos o asalariados. 

Por ello Gustavo Matías, profesor titular de Estructura Económica y Economía del Desarrollo en la UAM, calificó de muy positivo el reciente compromiso de los grandes países emergentes del G-20 contra la evasión fiscal, porque las grandes compañías niegan a los Estados con esos comportamientos fiscales los muchos beneficios teóricos que prometen sus tecnologías en ámbitos como la inclusión digital y financiera de los muy diversos intereses y colectivos del planeta. “Por tanto, deben ser invitadas por los gobiernos o al menos por los reguladores bursátiles a tener un comportamiento más responsable ante el conjunto de la sociedad, de cuyas infraestructuras e instituciones se benefician sin aportar recursos fiscales para pagarlas”, añadió Matías.  

En cambio, el editorial publicado ayer por el Financial Times afirma que "en 2015 Europa tiene que “reducir la velocidad y tomar un descanso de la elaboración de normas apresuradas”, pues si “Silicon Valley no tiene el derecho a decidir que hay que romper las leyes, la respuesta de Europa debe ser medida y cuidadosa, en lugar de tomar el proteccionismo como algo predeterminado”.

 “No es trabajo de los legisladores proteger las industrias europeas simplemente porque se enfrentan a la competencia de las compañías de Internet de Estados Unidos”, dice el mismo periódico, para atribuir la respuesta europea a la frustración por el menor desarrollo de la economíaa de Internet respecto a los Estados Unidos y asegurar también en su editorial (sin dar los citados datos sobre fiscalidad en los EEUU y fuera) que “la cuota de búsquedas de Google en Europa es mayor que en los EE.UU., donde se enfrenta a competidores más fuertes”. 

“Mejor estrategia de Europa”, concluye, “ es animar a las empresas, y eliminar barreras para hacerlo, dejando las intervenciones legales sólo para cuando sea necesario. Los gobiernos tienen que examinar si los cambios en la tecnología han hecho sus leyes obsoletas, para reformarlas si fuera necesario. Si todavía sirven un propósito público, deben esforzarse en ello”, para terminar diciendo que “las leyes deben ser redactadas y aplicarse imparcialmente, pues es peligrosa la sobre-reacción políticamente conducida, sobre todo si Europa intenta extender su influencia más allá de sus fronteras en un equivocado intento de imitar la extraterritorialidad en la regulación financiera estadounidense, pues hay mejores maneras para Europa de convertirse en Silicon Valley”.

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