jueves,18 agosto 2022
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Conclusión del último programa "Salvados"

Políticos y medios activan «La máquina del fango»

Redacción
Si, los medios de prensa se han convertido en una herramienta política más para batir al rival con informaciones sesgadas dirigidas a descalificar a algunas personas, hasta el punto de que así se pueden ganar unas elecciones atacando al adversario desde los medios de comunicación. Esta fue la conclusión del programa Salvados, donde Trías, el exalcalde de Barcelona por Convergencia, y Monedero, de Podemos, coincidieron en que las rectificaciones ocupan mínimo espacio respecto a las acusaciones.

Jordi Evole sacó a colación un estudio universitario indicando que los españoles son de los europeos que menos creen en la prensa. Alguno de los periodistas presentes lo interpretó como un imperativo de mayor rigor en su trabajo.

El sociólogo Manuel Castells explicó que las tácticas del poder han cambiado y sus estrategas pagan muy bien a quienes les facilitan informaciones que pueden utilizar contra los adversarios. El propio Berlusconi, acusado por Umberto Eco de extremar durante sus gobiernos la maquina del fango contra los jueces que juzgaban sus delitos para así eludir la acción de la justicia, fue destruido cuando la prensa publica una noticia que demuestra que tenía relaciones con una menor, según Julia Otero. 

La "máquina del fango", según declaró desde su despacho el escritor italiano Umberto Eco,  "el solo hecho de decir algo de alguien crea la sospecha", como mostrar desde una cámara oculta hechos normales, por ejemplo que un juez se siente en el banco de un parque a fumar varios cigarrillos y ser mostrado en televisión casi como drogadicto. 

Eco lo define como “el uso de información personal para desprestigiar al adversario político a través de los medios de comunicación”.  Tanto el exalcalde de Barcelona Xavier Trias como el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero habían coincidido en que es lo que hicieron con ellos para dañar su imagen y así las de sus partidos, resaltando el primero que cuando ellos desmentían o las sctuaciones judiciales exculpaban al primero o no llegaban siquiera a imputar al segundo la noticia ya no merecía los grandes titulares de que habían sido objeto. 

A los 83 años, Umberto Eco acaba de publicar dicha tesis en su novela Número Cero, que ha sido calificada en LA VANGUARDIA por Marius Carol como una denuncia del peor periodismo, donde el protagonista es un editor sin escrúpulos, que asegura querer poner en marcha un diario (Domani), pero se vale de los números cero para chantajear con presuntos dossiers a fin de enriquecerse. Es el periodismo concebido como parte del mundo mafioso, cuando habitualmente las novelas nos presentan el lado heroico del oficio. Eco bucea en el lado oscuro de la profesión y elige 1992 como el momento en que transcurre la historia, porque considera que este año marca una línea divisoria, especialmente de la sociedad italiana. El libro habla pues de la responsabilidad del periodismo, que no puede convertirse en una máquina del fango, a partir de la manipulación y la amenaza, Eco recuerda que, cuando vivía John Kennedy, jamás se publicó que se acostaba con Marilyn, mientras que con Clinton se produjo el cambio, hasta el punto de que actos privados llevados a cabo en su despacho estuvieron en un tris de costarle el cargo. Para escribir Número Cero Eco se inspiró en el caso del magistrado Raimondo Mesiano, al que algunos periódicos pusieron en la picota al fotografiarlo fumando en un parque, con calcetines color turquesa. Estos medios hicieron creer que el juez consumía marihuana.

Antes que "Salvados", Xavi Ayén de LA VANGUARDIA entrevistó al professore en su casa de Milán y en la conversación alertó también de las informaciones en internet. Según resalta Marius Carol, sobre Eco se pueden encontrar afirmaciones tan peregrinas en la red como que está a punto de ser padre, de abrir un restaurante, de tener una línea de vodka o de ganar 96 millones al año: "Llegué a leer que me había muerto". El autor deja un título que da para una tesis de periodismo: "Se puede mentir mucho diciendo la verdad".

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