jueves,18 agosto 2022
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Intrahistoria de un hombre hecho a sí mismo en diversas obras formativas y sociales del Opus Dei, como el Instituto Tajamar

«Tierra roturada», vivencias personales que reflejan hasta una decena de transiciones españolas

De la España agrícola basada en la tecnología del arado y la labranza romana a la acción en una economía de servicios donde las obras sociales y la economía de los cuidados adquieren creciente protagonismo. Ese es el trasfondo cultural implícito del libro "Tierra roturada", escrito por Florentino Matías cuando se dispone a cumplir 70 años en el Opus Dei y que relata sus vivencias personales durante la promoción de obras formativas y sociales de esta institución religiosa, desde Madrid y sus alrededores a algunas provincias de la España ahora considerada vaciada por el cambio demográfico.

La editorial Palabra dice en la  sinopsis que no es un libro de autoayuda, ni una vida ejemplar; sí un libro donde lo ordinario alcanza sentido cuando se descubre «ese algo de misterioso que encierra la vida de cada persona». Y esto ya sí que comienza a ser un argumento de interés. Son los recuerdos, vivencias e impresiones de Florentino Matías, llegado a Madrid sin estudios desde un pueblo de Salamanca a principios de los años cincuenta y que contribuye a promocionar obras corporativas del Opus Dei, historias no solo interesantes y relevantes por la extensión y profundidad de las muchas experiencias contadas. También porque implícitamente nos dan idea de la decena de transiciones registradas por dos países europeos, España e Italia, antes de sumirse con el conjunto de la UE y del mundo en las actuales transiciones verde y digital.

Florentino Matías nace el 5 de agosto de 1933 en Parada de Rubiales (Salamanca), en el seno de una modesta familia numerosa, donde formará una personalidad alegre, decidida y confiada. Pronto aflora su carácter emprendedor, basado en un empeño por formarse profesionalmente: traslado a Madrid, Servicio Militar Obligatorio que hace compatible con estudios nocturnos para obtener el título de Delineante; más tarde, el Bachillerato por libre en el instituto Ramiro de Maeztu; y en Roma, cuando cuenta con 38 años, el Título de Geómetra. Su amor al trabajo y su espíritu de servicio le llevan a multiplicarse y colaborar. Ya pertenece al Opus Dei en los comienzos del Tajamar deportivo, así como reinventarse y arrancar proyectos educativos como Torrealba en Córdoba o el Centro ELIS en Roma. En su madurez, tras su etapa profesional romana, crea empresas y, al jubilarse, colabora en iniciativas sociales y asistenciales.

En todos estos sitios, Florentino se complica la vida para mejorar profesionalmente y poder prestar un mejor servicio a los que tiene a su alrededor, siempre con una mirada cristiana, asentada en la cotidianeidad de sus actividades, dice responsable de la sección de literatura de la agencia Aceprensa.

A través de esos relatos de vivencias e impresiones,  Florentino Matías refleja sin embargo implícitamente hasta una decena de transiciones culturales y sociales registradas por España en estos 70 años. No se trata sólo de la demográfica, la económica y la política, que influyeron ayudando a traer la política, sino también de otras derivadas o asociadas a las anteriores, como la científica, cultural, deportiva, educativa, religiosa, así como la tecnológica.

En efecto, el libro ofrece retazos de casi todas ellas, aunque ni siquiera las cita, lejos pues de analizarlas; son descripciones meramente al servicio del relato de la trayectoria personal de Florentino Matías, quien poco después de llegar a buscar suerte y hacer la mili en Madrid el año 1953 inicia una vida orientada por la religión y el trabajo, como fiel oblato o agregado del Opus Dei, al asumir el argumento de que es voluntad de Dios. Y desde esa visión y misión implícita dedica los 65 últimos años de su vida (ahora tiene 88) a hacer apostolado, ayudando a crear Tajamar, primera obra social del Opus Dei, proyecto deportivo y cultural arraigado primero en un gimnasio de Vallecas y luego también entre las chabolas construidas de la noche a la mañana por inmigrantes como él. Se trata de un centro educativo que dará estudios a decenas de miles de hijos de trabajadores de ese barrio de Vallecas y luego de Moratalaz.

Una de las muestras de esas transiciones aparece por ejemplo en la página 59, al recordar que en su pueblo el fútbol no se conocía, aunque ya por entonces empieza a mover masas en España, sembrada décadas después por polideportivos municipales o ligados a institutos como Tajamar que dedican la mayor parte de su extensión a ese deporte. La luz eléctrica, además, solo funcionaba en su pueblo por la noche, los aparatos de radio solo los tenían 3 familias y la televisión ninguna. Nosotros jugamos a otras cosas en el pueblo; así en las paginas 20-21 cita hasta 7 juegos actualmente ignorados por los niños, desde el tino a la calva, desde la gallina cierra a los chinos, el frontón, u otros de mesa como el dominó o –ya con cartas–la brisca. Lo digo porque hoy puede parecer que si no hay fútbol videojuegos y todas estas cosas de ahora nos tendríamos que aburrir, recuerda, para luego citar como entretenimiento la captura de pájaros, ranas o fruta de los árboles, asñi como bañarse en una laguna o en alguna pequeña presa.

Entre sus vivencias, transmite el autor del libro la impresión de que Tajamar, como la primera obra corporativa y social de la decena que él ayudó a levantar, surgió a raíz de que en Francia aparecieron sacerdotes que se hacían obreros para poder llegar mejor con falsos ambientes, según decía San Josemaría, quien explicaba que en la Obra con el tiempo habría obreros sacerdotes, pero con el doctorado, y que tras ordenarse sólo serían sacerdotes. Recuerda también en las páginas 52-53 como orígenes de Tajamar que, en 1957, directores de la Obra, cuando iban a las tertulias formativas del piso de Bravo Murillo, siempre nos decían que imagináramos como poder llegar a más  gente, ayudar a jóvenes en el desarrollo de la vida cristiana y de la Obra….

En suma, al margen de su interés religioso o del que puedan despertar las vivencias de la historia de superación personal y profesional de Florentino Matías, su libro ha sido presentado en el salón de actos del Instituto Tajamar también como una lectura recomendada para ayudar a dar contexto a las actuales transiciones verde, digital y que profundizan en la tecnológica y que marcan como tendencia una economía de cuidados, como complemento a los cambios que traerá la inteligencia artificial con todos sus avances tecnológicos asociados. Cambios que pintan escenarios de rápidas y profundas disrupciones incluso de lo humano, llegando a crear falsas expectativas como las de la “muerte de la muerte”, mientras por todas partes se extiende la conciencia más que el necesario y riguroso debate sobre la sostenibilidad de la humanidad, concretado principalmente en las de la ciencia y la innovación, la gobernanza económica y empresarial, y la sostenibilidad social y política.

 

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