viernes,19 agosto 2022
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Trump, presidente de la frustración

Luis Moreno, Profesor de Investigación del Instituto de Políticas y Bienes Públicos (CSIC)
De nuevo la sorpresa.Cuando buena parte de los medios de comunicación, los dirigentes y los ciudadanos de los países del hemisferio occidental estaban convencidos de una victoria de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales USA, los resultados les han llevado la contraria.Fue como otra puesta en práctica del ´efecto demostración´, mediante el cual los votantes deciden comportarse en manera diversa a lo que se espera de ellos; una forma de conducta electoral que se ha repetido últimamente.

Los casos del Brexit o de la ratificación del Acuerdo de Paz en Colombia han ilustrado recientementeresultados también inesperados para muchos observadores políticos. Estos últimos deberían estar curados de salud ante semejantes giros ‘imprevistos’ en loscomportamientos demoscópicos ciudadanos. Y es que suele olvidarse el axioma de quedos más dos no suman siempre cuatro en el mundo de las ciencias sociales y humanas.

Verdad es que la elección fue muy competida, lo que reflejan los porcentajes de votospopulares obtenidos por los candidatos: Trump, 47, 7% y Clinton, 47,5% (a la hora deescribir estas líneas). La diferencia entre el número de compromisarios estatalestampoco fue muy grande, aunque no dejó lugar a dudas. Pero hay varias reglas que síse cumplieron haciendo posible la incuestionable victoria del millonario neoyorquino.Entre ellas valga individuar el emblemático triunfo de Trump en Ohio. En este estado, ydesde 1960, siempre ha ganado el candidato elegido finalmente presidente. Así ha sucedido también 28 veces de las 30 elecciones disputadas durante los últimos 120años. Se ha llegado a afirmar, por tanto, que quien gana en Ohio gana en el conjuntode los Estados Unidos. En el caso del éxito de Trump se ha convalidado dichapresunción validando algunas previsiones de conducta electoral.

La composición social y demográfica de Ohio, sin embargo, no es completamenterepresentativa de todo USA. Precisamente dos de las desviaciones en la estructurasocial del estado del Medio Oeste han sido clave para entender el triunfo del candidatorepublicano. La primera tiene que ver con el mayor número de votantes blancos quehan conformado tradicionalmente la supremacía de los WASP (White-Anglo-Saxon-Protestant, Blancos Anglosajones Protestantes) en el país norteamericano. Los blancoscaucásicos –como así se les denomina en EE.UU.- conforman una mayoría poblacionalde aproximadamente dos terceras partes (excluyendo a los hispanos de raza blanca),aunque sólo la mitad son protestantes. Se dice que el declive WASP contrasta con elaumento de los hispanos, tres cuartas partes de los cuales son católicos, y que en 2012alcanzaban un porcentaje del 17% de la población censada. De manera nítida el votohispano fue para la Clinton, pero no es menos cierto que en estas elecciones laspreferencias mayoritarias de los WASP han quedando bien patentes con la elección deun blanco de madre escocesa y abuelos paternos alemanes.

El segundo aspecto en el que la estructura social de Ohio difiere de la media nacionales el de su menor número de electores con educación superior. Corrobora ello que unamayoría de votantes de la Norteamérica profunda, generalmente residentes enpequeñas ciudades y medios rurales, han apoyado decisivamente a Trump. Respecto aestos electores, los “lobbies” e intereses organizados de las ideas conservadorasestadounidenses han pertrechado culturalmente un discurso reduccionista sobre‘ganadores y perdedores’ que ensalza el ‘logro personal’ como expresión del ‘sueñoamericano’ ( American Dream) en la pugna individual por la riqueza y la libertad deelección, aspiraciones a las que todo el mundo tiene derecho. Un discurso que, searguye, estaba originariamente en el código de conducta de los ex colonizadoreseuropeos de USA y que Trump ha sabido instigar muy efectivamente.

Ambos grupos sociales mencionados en el caso de Ohio han ilustrado un sentimientomás general y extendido en EE.UU. que explica en gran medida el triunfo de Trump: lafrustración. Se trata una frustración subliminalmente aludida en el eslogan de lacampaña de candidato republicano: “Make America Strong Again” (Haz de nuevofuerte a los Estados Unidos). No deja de ser significativo el apoyo a Trump de otroestado del Medio Oeste, como Michigan, cuya capital, Detroit, fue otrora centromundial de la industria automovilística. La rampante crisis socioeconómica de esepopuloso estado ha sido retratada implacablemente por uno de sus nativos, el cineastaMichael Moore. Allí, Trump ha insistido en sus promesas como abanderado en la(re)creación de nuevos y buenos empleos manufactureros para las bajas clases mediasWASP. La frustración y hasta la revancha étnica de amplios segmentos del votantemedio ‘blanco’ contra las minorías raciales, así como la articulación electoral de suodio a todo lo que representa el gobierno ‘aristocrático’ de las elites en WashingtonDC, están en el fuerte elemento de frustración que ha posibilitado el triunfo de DonaldTrump.

La victoria presidencial ha tenido su correlato en los triunfos de los candidatosrepublicanos en la paralela elección de senadores para renovar un tercio de la cámaraalta, así como de todos los representantes de la cámara baja. Ello podría traducirse enuna nueva edición de la estrategia del arramble, o de la política del ‘ganador todo selleva’ (“winner-takes-all politics”) de pasadas administraciones. Con un poderlegislativo también en manos del viejo partido de Abraham Lincoln, es bastanteprobable una orientación más hacia la derecha del poderoso Tribunal Supremo, el cualaguardaba el resultado de las elecciones presidencial para proceder a la sustitución delconservador juez Antonin Scalia, fallecido hace unos meses.

Más adelante analizaremos las implicaciones de los resultados de las eleccionespresidenciales y legislativas para los propios Estados Unidos (¿se mantendrá elObamacare, programa de sanidad de vocación universalista?; ¿se construirá el murode separación entre USA y México para frenar a los inmigrantes?), así como para elresto del mundo (¿se estrecharán las relaciones diplomáticas con la Rusia de Putinfrente a la consolidación de la UE?; ¿se materializará el fuerte incremento en el gastomilitar para luchar contra el islamismo terrorista?). Habrá que dar tiempo al tiempo.

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