viernes,19 agosto 2022
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¿Predicción o prospectiva?

5 etapas de predicción económica en tres décadas

Futurolandia
De 36 años de experiencia personal en el mundo de la predicción económica y empresarial, alguna enseñanza se debe sacar. En 1980 no había en España una actividad regular, actualizada y mantenida en el tiempo, de predicción macroeconómica de crecimiento y mucho menos de componentes o impactos sobre empleo o desequilibrios. Incluso estábamos fuera de los escasos circuitos de predicción a escala global.

Predecir a escala macro era una peligrosa aventura que había estado reservada a los Planes de Desarrollo de la pasada Dictadura y aún no había calado en los inicios de la incipiente y compleja etapa democrática.

Actualmente miles de personas y cientos de centros públicos y privados, en el mundo entero, persiguen el sueño de adelantar todo tipo de detalles a escala agregada de países, regiones o sectores, como una actividad natural de gobiernos, centros universitarios especializados, instituciones financieras, asociaciones sectoriales o empresas.

Os invito a acompañarme en un rápido paseo por el camino recorrido durante tres décadas a escala personal e institucional, principalmente  de la mano de WEFA (Wharton Econometric Forecasting Ass.), CEPREDE (Centro de Predicción Económica) e Instituto L.R.Klein de Predicción Económica de la UAM,  así como las redes de equipos LINK e HISPALINK.

La etapa previa de preparación de herramientas y bases de datos se inicia unos años antes de 1980 en un convenio conjunto entre la University of Pennsylvania y Universidad Autónoma de Madrid para la elaboración del modelo econométrico de predicción WHARTON-UAM. Una fase presidida por la ingenuidad, al menos por mi parte, de creer que estábamos construyendo la herramienta perfecta de predicción macroeconómica, dirigidos por el mejor especialista en la materia a escala mundial, que un par de años después obtendría el Nobel de Economía de 1980.

La primera etapa operativa se inició en junio de 1980 con la presentación pública de las primeras predicciones del modelo, patrocinada por la Fundación Universidad-Empresa, en la que participó el propio Klein. Era algo inédito tanto por su contenido, como por su vocación de continuidad y la participación de AAPP y empresas. Durante los dos o tres años siguientes toda la labor se concentró en  contrastar la capacidad del modelo en sus diferentes componentes, actualizar base de datos, re-estimar ecuaciones (varios cientos) y ampliar el modelo incluyendo un módulo monetario. Cada seis meses se presentaban las nuevas predicciones con un entorno internacional futuro que nos proporcionaban WEFA y el Proyecto LINK (en el que participábamos) patrocinado por Naciones Unidas y dirigido por el profesor Klein.

Superamos dificultades de todo tipo. Aprendimos de nuestros fallos y errores en la utilización de un prototipo de modelo que exigía atención y puesta a punto permanente. El modelo,la base de datos y los programas de tratamiento residían en Pennsylvania y la conexión telefónica era cara, lenta y a horas intempestivas. Aprendimos, sobre todo, dos grandes verdades que aún parece que muchos desconocen: 1)un modelo econométrico puede dar tantas soluciones como supuestos se hagan sobre su entorno (exógenas); y 2) las soluciones que suministran son orientativas y exigen un importante filtro de posibles errores (add factors) y sensibilidad/conocimiento de quienes manejan el modelo.

Como segunda etapa, que también duró varios años, la atención del proceso predictor se centró en complementar el modelo con otras herramienta, en particular indicadores coyunturales adelantados y técnicas de predicción de series temporales. Además, algunas grandes magnitudes (empleo, productividad,…) exigían una desagregación sectorial, aunque fuese reducida. Pero, sobre todo, empezaba a disponerse de los primeros resultados macro con temporalidad trimestral (poco después Contabilidad Trimestral) que nos permitieron iniciar un nuevo modelo de predicción a corto plazo y conectarlo con el Wharton-UAM de medio y largo plazo (horizonte a cinco años).

La tercera etapa es ya de adaptación de la predicción a los cambios que anuncia la transición al siglo XXI: economía digital (N-economía), mayor frecuencia de la información (modelos de alta frecuencia para UE y España), detalle sectorial (desagregación a más de 40 ramas de actividad/panel de expertos) y regional (Hispalink, indicadores de competitividad y de innovación). La actividad predictora va ampliando fronteras y tocando cada vez más las claves de la transformación del entorno y las oportunidades de las nuevas tecnologías.

Pero aún queda por dar el gran salto: acercar más la predicción a la toma de decisiones y su papel en futuros condicionados por múltiples riesgos. Esta cuarta etapa nos lleva a diseñar todo un nuevo entorno de predicción en que juegan un papel esencial los riesgos de todo tipo (tecnológicos, geopolíticos, sociales,…) a escala global y de país. La predicción se aleja cada vez más de ser una medición estable y única de la evolución a corto, medio y largo plazo de algunas macro magnitudes básicas, para pasar a ser un instrumento de apoyo prospectivo, cuantitativo y cualitativo, de la posible marcha a futuro de la economía en sus más variados aspectos y en escenarios diversos.

Identificar la actividad predictora en economía con una apuesta estable por unas tasas de crecimiento del PIB y de las variables de un cuadro macroeconómico básico es una caricatura trasnochada para la toma de decisiones de gobiernos, empresas o personas particulares en el incierto y cambiante mundo que nos rodea. Ya no basta con revisar predicciones y establecer consensos de predictores para marcar diferencias. El PIB es una medida cada día menos precisa del flujo de bienes y servicios de un país en un periodo de tiempo. Los stocks (capital intangible, activos financieros, deuda acumulada,…) son tan relevantes como los flujos. La salud económica de una nación, de sus empresas o de los hogares puede ser muy dispar a pasado, presente y futuro. De la radiografía general, hay que pasar, muchas veces, a la tomografía localizada.

Ahora pienso que estamos iniciando una quinta etapa de predicción económica. Nos encontramos en entornos caracterizados por su volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (VICA). Nos movemos en situaciones donde una densa niebla nos impide conocer hacia dónde nos encaminamos. Tenemos que predecir futuros en un mundo en acelerado cambio tecnológico, político y social ¿Necesitamos predicciones más o menos continuistas de cuál será la tasa de crecimiento del PIB o del empleo en 2018 o en 2025 si no hay nuevos cambios, business as usual? ¿O mejor reflexionamos sobre la incidencia económica futura del reto digital, las posibles sorpresas financieras y la reordenación territorial? ¿Predicción cuantitativa rígida o prospectiva amplia y flexible?

Antonio Pulido http://www.twitter.com/@PsrA

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