viernes,19 agosto 2022
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Rafael Martínez-Simancas, periodista

«A Internet le define la universalidad, la inmediatez y la libertad, pero eso no siempre eso está ligado a la verdad»

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¿Resistirán los periódicos tradicionales la presión de Internet? ¿Qué aporta la red como medio de información? A estas y a otras cuestiones nos responde Rafael Martínez-Simancas, periodista y columnista de "El Mundo", (antes lo fue de "Diario 16"). Martínez-Simancas, quien el año pasado recibió el Premio de Periodismo Mesonero Romanos, también nos ofrece su experta opinión sobre la actual preparación de los estudiantes de periodismo.

 

P.- ¿Salen periodistas preparados de las aulas universitarias?

R.- Me consta el esfuerzo que hacen los profesores, a veces sin muchos medios, para enseñar el oficio a los universitarios. Pero nunca hay que olvidar que el Periodismo es un “oficio”, es decir que necesita de la práctica cotidiana para desarrollarse. Los postulados teóricos son absolutamente necesarios, (defiendo que periodista es aquel que ha cursado esa carrera en la Facultad), pero luego hace falta el desarrollo en un trabajo cotidiano. Por lo tanto en las aulas se forman teóricos que luego tendrán que batirse el cobre con la realidad. E insisto en el concepto casi heroico de buena parte del profesorado.

P.- ¿Cuáles son las mayores carencias de los licenciados en Comunicación una vez que se enfrentan al mundo laboral?

R.- Me niego a pensar que tengamos carencias mayores que los licenciados en Derecho, o en Medicina. Las carencias de un periodista es no tener experiencia en el medio, y eso no se demuestra hasta que no ha terminado la carrera, (aunque muchos ya trabajan en medios antes de tener el título). No somos una carrera con más problemas que otras.

P.- ¿Qué le parece, en términos globales, el uso del lenguaje que hacen los periodistas hoy en día?

R.- Me remito a las palabras de un Premio Nobel, escritor y periodista (también), Gabriel García Márquez que hace muy poco decía que hacía tiempo que no encontraba nada para emocionarse en el texto de un periódico. Es verdad que hemos perdido el lenguaje en beneficio de la noticia, estamos más en el periodismo declarativo que en el reportaje, o en la crónica que son tan raras de leer. Y, por lo que respecta a las patadas al diccionario, eso se cura leyendo.

Tampoco creo que seamos el colectivo que tiene más responsabilidad en el asesinato del diccionario por la espalda. Somos los que usamos la palabra como herramienta y, por lo tanto, a los que más se ve. Pero recuerdo que el diccionario es una obligación que tiene un colectivo común de hablantes. Quizá los científicos tienen también mucha culpa de haber esquematizado el lenguaje. Y los informáticos con los sms, ¡ni le cuento!

Por otra parte es muy español eso de encontrar a un culpable para descargar la conciencia. Si toda la culpa la tienen los periodistas es que los demás son inocentes, ¡allá quién compre esa idea!

P.- Internet es ya un canal informativo más en nuestros días, ¿qué lo diferencia del resto de medios tradicionales? ¿Augura una larga convivencia entre medios digitales y en papel, o cree que los primeros acabarán con el periódico tradicional?

R.- A Internet le define la universalidad, la inmediatez y la libertad. Pero ojo porque no siempre eso está ligado a la verdad, el rigor y el trabajo con las fuentes. Los medios digitales acaban de nacer y tienen un próspero futuro, pero no creo que acaben con el papel. Es verdad que Internet es el mayor invento desde la imprenta de Gutemberg, pero eso no quiere decir que vaya a fulminar cabeceras, (al menos de momento, claro).

P.- Los blogs son uno de los servicios más populares de Internet, como “blogger”, ¿de qué forma valora este fenómeno?

R.- Me entusiasman los blogs por lo que tienen de aportación anónima, pero a la vez me preocupan porque en el anonimato se cometen muchas tropelías. Creo que lo mejor del blog es que te puedes poner en contacto con la persona que te deja un mensaje, yo también soy “bloguero” además de columnista, y he de reconocer que es un canal vivo, que aporta y que me entusiasma.

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