Según una encuesta realizada por la Denominación de Origen Vinos de La Rioja, un 53% de los 1.500 encuestados en todas las Comunidades se consideran “clientes circunstanciales”, mientras que un 27% reconoce de forma directa no consumir ni gota de vino. Andalucía, Castilla La Mancha, Madrid y Galicia son las regiones donde menos interés provocan los taninos.
En el lado opuesto se encuentran los jóvenes de Cataluña, Baleares y Aragón, que en un porcentaje superior a la media (más o menos uno de cada cuatro) se consideran “consumidores habituales”. El resto de regiones se mueven en torno al 20% de bebedores regulares de vino y un 80% que no lo toma. Entre las razones que esgrimen para mostrarse ajenos a la cultura de los caldos destaca la “falta de conocimiento” para saber pedir una copa o la consideración de que es una bebida “poco atractiva”.
En cuanto a la edad de iniciación de su consumo, la encuesta de Vinos de La Rioja señala que los adolescentes lo prueban por primera vez en una reunión familiar a los 16,4 años, aunque en Castilla y León esta edad se sitúa en los 15,6 años. Asimismo revela que estos jóvenes pasan a una segunda fase de consumo, “más responsable y racional”, a partir de los 28 años.
El perfil del bebedor habitual es el de un varón de clase alta de unos 28 años de edad. La mujer, por su parte, es más reticente a introducirse en la cultura del caldo, pero cuando lo hacen toman vino de manera más esporádica.
