Según explica el responsable del proyecto y profesor de la Universidad de Sevilla, Mario de J. Pérez Jiménez, “a partir de máquinas celulares teóricas tenemos la posibilidad de analizar nuevas estrategias relacionadas con procesos cancerígenos, por medio del uso de simuladores en ordenadores electrónicos, para lo cual se desarrolla un software específico que permita la realización de experimentos virtuales completamente inocuos”.
De este modo, se podrían formular una serie de hipótesis acerca de posibles alternativas ante un determinado cuadro clínico. Esas hipótesis deberían ser filtradas, posteriormente, por expertos en Oncología y Biología Molecular, con el fin de implementarlas en un laboratorio.
El proyecto se desarrolla en el marco de la Computación Celular con Membranas (Membrane Computing), una disciplina emergente de la Computación Natural inspirada en la estructura y el funcionamiento de las células de los organismos vivos, así como en su organización en tejidos, órganos y otras estructuras de orden superior.
Se trata de un proyecto interdisciplinar, que integra la Informática, las Matemáticas y la Biología. Dentro del mismo se estudian las denominadas rutas señalizadoras, que intervienen en la génesis de los tumores. En particular, analizan ciertas cascadas de señales relacionadas con la muerte celular programada, que juega un papel relevante en el desarrollo del cáncer, el sida y de las enfermedades neurodegenerativas.
Durante la década de los 90 se desarrolló la Computación Natural como una nueva disciplina inspirada en la forma en que la naturaleza realiza procesos que son susceptibles de ser interpretados como procedimientos de cálculo. Las ramas más relevantes son la Computación Molecular basada en ADN y la Computación Celular.
Según asegura el profesor de la Universidad de Sevilla, los ordenadores electrónicos actuales “nunca serán capaces de resolver algunos problemas que se presentan en la vida diaria y que se caracterizan por ser muy complejos. Estas deficiencias se paliarían, posiblemente, con el desarrollo de esas máquinas con una capacidad extremadamente superior a los ordenadores actuales”.
En 2001 ya se realizó el primer prototipo de chip molecular, aunque aún se está “lejos de conseguir un ordenador de propósito general que funcione con chips moleculares”, tal y como explica el profesor Mario Jesús Pérez.
El grupo de la E.T.S. de Ingeniería Informática de la Universidad de Sevilla mantiene colaboraciones con empresas e instituciones, como Biomedal, Bionaturis o Neocodex, entre otras, además de trabajar activamente con grupos de investigación británicos, italianos y chinos. Por otra parte, cuenta con la financiación de un Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía, de un Proyecto I+D+i del Ministerio de Educación y Ciencia, de un proyecto Minerva y de un proyecto financiado por la Nacional Natural Science Foundation de China.