viernes,19 agosto 2022
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Isabel Echevarría

Becas de formación: ´regular para no disuadir´

Isabel Echevarría
El pasado mes de marzo recogía con alegría la noticia de que los ministros de Empleo de la Unión Europea aprobaban una serie de reglas encaminadas a mejorar la calidad de las prácticas que se ofrecen a los jóvenes europeos. Un paso positivo de cara a los datos contemplados en una encuesta reciente del Eurobarómetro, donde se estima que más de un tercio de las prácticas no cubre las condiciones mínimas laborales ni los contenidos teóricos esperados.

Los objetivos marcados por estas reglas de juego pretenden garantizar que tengan un contenido formativo y evitar abusos por parte de las empresas que incorporan becarios a sus departamentos. La pena es que las reglas recién aprobadas son sólo recomendaciones dirigidas a los estados miembros y no tienen carácter vinculante.

Estas reglas se basan en proponer un acuerdo escrito entre ambas partes donde se refleje con transparencia el contenido de aprendizaje y las condiciones de trabajo. Con estas recomendaciones, en palabras del comisario de Empleo, László Andor, se pretende que “las prácticas se consideren una inversión que aporta valor al empresario y al becario".

La idea para un futuro desde la Unión Europea sería conseguir unificar la regulación de las prácticas en todo el territorio de la UE pero esto, desde mi punto de vista, se presenta difícil por la normativa interna propia de cada país. En España nos encontramos regidos por una normativa de Real Decreto de prácticas del año 1981 ampliada por otro Real Decreto del 94, una regulación obsoleta y atrasada, y sobre todo muy alejada de nuestra realidad educativa universitaria y de la empresa.

Por ello, existe una imperiosa necesidad de una normativa nueva que refleje los tiempos que corren y recoja unas pautas urgentes de cara tanto a los becarios como a las empresas. Otro asunto importante sería homogenizar la manera de proceder de las universidades españolas a la hora de tramitar los acuerdos entre sus estudiantes en prácticas y las empresas que los van a acoger en su seno.

El informe titulado “Innovación y Empresa: una oportunidad para España”, de la FJME realizado con McKinsey, ya recogía la necesidad de acercar la universidad a la empresa, y eso se podría traducir en agilizar los trámites y simplificar el camino para estrechar el nexo entre centros académicos y empresas a la hora de prácticas estudiantiles. Existen diferencias notables a la hora de funcionar mejor y peor entre unas universidades y otras, al igual que también existen diferencias en ofrecer prácticas de mejor o peor calidad en el ámbito de las empresas en el momento de contratar becarios.

Si queremos convertir las prácticas laborales en una verdadera “inversión” para todas las partes implicadas, es necesario un compromiso fehaciente de todos los agentes activos del país. Las empresas han de tomar las riendas para llevar a cabo dicha transformación y poner en valor la figura del becario.

En esta línea trabaja desde hace ya un año la Fundación José Manuel Entrecanales que, a través de su programa “Emprende tus prácticas”, ha impulsado una serie de becas para los universitarios, a los que ofrece la posibilidad de realizar prácticas remuneradas en startups punteras del país que han hecho de la innovación una constante de éxito en sus negocios.

Conscientes de la oportunidad profesional y personal que supone para los estudiantes este tipo de iniciativas, y comprometidos con el panorama laboral español en el que el emprendimiento se posiciona como una buena alternativa al empleo, la FJME brinda a los estudiantes la oportunidad de compaginar las habilidades prácticas con jornadas de inducción al emprendimiento en las que sientan las bases teóricas de lo que es emprender un negocio y obtener financiación.

De esta forma, los universitarios reciben al mismo tiempo una oportunidad laboral acorde a su formación y el estímulo necesario para cultivar su espíritu emprendedor, lo que amplía considerablemente el abanico de posibilidades laborales para ellos.

Es evidente, por tanto, que este tipo de iniciativas son un instrumento clave para fomentar la creación de empresas y reactivar sólidamente el tejido empresarial de nuestro país, pero no solo eso: a través de los programas de formación, se genera un vínculo entre los nuevos empresarios creadores de startups y los universitarios, potenciales emprendedores y futuros trabajadores, que dignifican las prácticas profesionales, convirtiéndolas, ahora sí, en una inversión de base también para los becarios.


 

Isabel Echevarría, directora de Relaciones Institucionales de la FJME

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