Algunos animales como el conejo, el ratón o la rata, tienen la capacidad de paralizarse ante algún peligro. Este estudio demuestra que esta situación, denominada reacción de congelamiento, no es un simple bloqueo momentáneo, sino una reacción a través de la cual el animal busca las distintas posibilidades que tiene para poder escapar de dicho peligro. Es decir, además de paralizarse son capaces de seguir "pensando", "analizando"
Con este estudio, estos investigadores han descubierto las bases funcionales de este complejo proceso a través de una serie de experimentos realizados en conejos y empleando el “condicionamiento pavloviano”, es decir, aprendizaje causado por la asociación de dos estímulos. Así, el conejo aprendió que un sonido avisa de la llegada de un soplo de aire a la cornea, por lo que debe cerrar los ojos antes de que el soplo le roce.
El siguiente paso es, a través de estimulación eléctrica en la corteza prefrontal del cerebro, inhibir el parpadeo. Con este experimento se demuestra que la corteza prefrontal, al incidir en ella cierto estímulo, bloquea la salida motora, pero no el pensamiento o el aprendizaje, ya que según los resultados obtenidos, al retirar el estímulo eléctrico el animal tiene un porcentaje de aprendizaje del 100 por ciento.
Estos experimentos simulan situaciones en las que el animal es capaz de seguir procesando información de su entorno aunque no muestre respuesta motora alguna.