Para llevar a cabo este experimento, el equipo del MIT fusionó tres componentes químicos, la luciferasa, la luciferina y la coenzima A; en portadores de nanopartículas de diferentes tamaños para ayudar a cada componente a dirigirse hacia la parte correcta de la planta.
La luciferasa, es básicamente la enzima responsable de que las luciérnagas brillen. La luciferasa actúa sobre una molécula llamada luciferina logrando que emita luz. Por su parte, la coenzima A se encarga de anular el subproducto de una reacción que puede desactivar la actividad de la luciferasa. Según los investigadores, este evento brinda la esperanza de poder utilizar plantas en lugar de otras fuentes de iluminación en el futuro.
A pesar de que la luz obtenida fue aparentemente un poco tenue, creen que pueden aumentar su intensidad así como el tiempo que se mantiene encendida.
A diferencia de otros experimentos realizados previamente, que mediante un proceso de mayor complejidad hicieron brillar a un tipo de planta determinada, el sistema desarrollado por los investigadores del MIT permite la posibilidad de ser aplicado en cualquier tipo de planta. Si el proyecto resulta exitoso, diferentes especies podrían hacer parte de este magno invento para generar luz de baja intensidad en interiores o bien se podría convertir la arborización de las ciudades en sistemas naturales de iluminación.