jueves,18 agosto 2022
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Interpretación de alumnos de la UAM que crean Voz Autonoma:

Con el nuevo rector en la UAM mandan empresas y élites como las de Pizarro y Folgado

https://vozautonoma.info
Estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han creado un medio informativo, vozautonoma.info, donde aseguran que en esta Universidad cuyo rectorado ocupa desde este junio el farmacéutico Rafael Garesse, anteriormente vicerrector de Investigación, mandan empresas y elite. Citan entre otros a dos políticos del PP que han hecho fortuna en la empresa por nombramientos de dicho partido: Manuel Pizarro, exEndesa (recibió 18 millones al dejar el cargo), Etc, y José Folgado (presidente REE)

“Ya se han publicado los resultados de las elecciones a rector de la UAM, y el resultado es paradójico. La victoria de Rafael Garesse hace que se repita lo ocurrido en las anteriores elecciones: que el candidato que recibió menos votos en la segunda vuelta sea, finalmente, quien salga elegido como rector. Cositas de la “democracia” universitaria. Pero, ¿es esta su única “peculiaridad”? ¿cómo funciona el gobierno de las universidades? ¿quién manda realmente aquí?

Todas hemos oído hablar del plan Bolonia o del 3+2, las más conocidas de entre tantas leyes que, desde los sucesivos gobiernos, se han ido imponiendo a la comunidad educativa con el único objetivo de mercantilizar la educación superior, convirtiéndola en un privilegio para unas pocas. Sin embargo, la mayoría de nosotras sabemos más bien poco de cómo se gobierna la universidad, así que vamos a darle un repaso.

Además de las Juntas de Facultad, elegidas por votaciones estamentales y se encargan de las gestiones cotidianas sin tener apenas poder de decisión (acaso la gestión de las miserias de cada Facultad), los principales órganos de gobierno de la universidad son el Claustro, el Consejo de Gobierno y el Consejo social.

El Claustro es, en teoría, el máximo órgano de representación de toda la comunidad educativa, y funciona de forma parlamentaria. El sistema de votación, sin embargo, está ponderado por estamentos: los votos más valiosos son los de los catedráticos y profesores con vinculación permanente, el sector más acomodado y consevador, mientras que los menos valiosos son los de estudiantes y sectores más precarios de trabajadoras, a pesar de ser amplia mayoría. Además, su poder está limitado por el Consejo de Gobierno, por lo que en la práctica es más orientativo que ejecutivo.

El Consejo de Gobierno es el órgano con mayor poder de decisión. Decide sobre los presupuestos, proyectos, sobre la creación o eliminación de titulaciones, etc., y el resto de órganos están de una forma u otra supeditados a él. Sus integrantes son elegidas de forma indirecta: algunas de ellas las elige el rector, otras las decanas y directoras de departamentos de las Facultades.

Una vez conocido esto, y al margen de otras posibles críticas a cualquier modelo de gobierno basado en la delegación en lugar de en la participación, es interesante llamar la atención sobre una cuestión que hace desmoronarse a pedazos ese ideal democrático que se nos vende que es la universidad.

Nos referimos al carácter estamental de sus órganos de gobierno. El hecho de que el voto de unos estamentos, los más privilegiados, tenga más peso en las elecciones supone que otros sectores mucho más numerosos, como estudiantes o PAS, tengan una papel más bien anecdótico. Esto explica, entre otras cosas, la victoria de José María Sanz y Rafael Garesse en las dos últimas elecciones. Recibieron menos votos que sus rivales, pero los votaron quienes realmente importan.

La elección de cargos de forma indirecta, por otro lado, resta más representatividad si cabe al Consejo de Gobierno, además de favorecer el enchufismo. 

Teniendo en cuenta todo esto, no puede sorprender que las medidas que se toman desde el gobierno de las universidades estén dirigidas a mantener satisfechos a los sectores más privilegiados,dejando en un segundo plano al resto, que constituye, recordemos, la inmensa mayoría de la comunidad universitaria. Al fin y al cabo, su voto importa mucho menos. 

Otro aspecto clave guarda una relación muy estrecha con el proceso de mercantilización de la educación, reflejado en las grandes reformas universitarias antes mencionadas, y con el órgano de gobierno que estas han potenciado cada vez más: el Consejo Social. En teoría, ¡y solo en teoría!, el Consejo Social es el órgano encargado de representar al conjunto de la sociedad en la universidad, de forma que esta no sea un ente aislado. En la práctica, sin embargo, el Consejo Social es un auténtico ‘Caballo de Troya’ de los intereses de las élites económicas y políticas. Compuesto en su mayoría por empresarios y políticos con carrera en el PP o el PSOE ―huelga decir que sus miembros no se eligen por votación―, entre sus funciones se encuentra la búsqueda de financiación privada y la aprobación de los presupuestos, por lo que su poder e influencia son muy grandes,  y es, junto con el resto de órganos de gobierno, el responsable directo de la actual omnipresencia de las empresas y sus intereses en la universidad. ¿A alguien le sorprende ahora que el carné universitario sea una tarjeta de crédito del Banco Santander? Aquí tenemos algunos de los miembros del Consejo Social de la UAM en 2016:

Manuel Pizarro Moreno: presidente del Consejo Social de la UAM. Es, entre otras cosas, presidente del Consejo Asesor del bufete multinacional Baker & McKenzie (que defendió a Rato y asesoró al PP en el Caso Bárcenas) en Madrid y asesor de El Corte Inglés. Afiliado al PP, es hijo de Manuel Pizarro Cenjor, general de la Guardia Civil y Gobernador Civil de Teruel durante la dictadura franquista, encargado de la eliminación de los maquis en la zona. Fue presidente de Ibercaja, Endesa (por lo que recibió 18 millones al dejar el cargo), la Bolsa de Madrid y la CECA.  

Javier Beitia Alonso: miembro de la Junta Directiva de la patronal CEOE, vicepresidente de CEIM (patronal madrileña) y directivo de varias empresas de radiodifusión, entre otros altos cargos.

Arsenio Huergo Fernández: miembro de CEIM (patronal madrileña) y presidente de la Fundación Universidad-Empresa.

Javier López Belmonte: vicepresidente de CEIM (patronal madrileña), consejero y accionista de diversas empresas y director financiero de Rovi.

Rafael Pardo Avellaneda: su carrera académica lo catapultó hasta su actual cargo de director de la Fundación BBVA.

Rafael Valls González: directivo durante años del banco Santander

José Folgado Blanco: alcalde de Tres Cantos por el PP, presidente de la Red Eléctrica de España. También, fue director de Economía de la patronal CEOE, diputado y ocupó varios cargos en los gobiernos populares (como, por ejemplo, consejero de Estado de Aznar). 

… Por supuesto, también encontramos algunos representantes de los dos mayores sindicatos de la Comunidad de Madrid.

En definitiva, parece que nos ha tocado estudiar en la universidad de las empresas y las élites. Y sabiendo todo esto, ¿a qué estudiante se le quedan ganas de votar? ¿Con qué estómago vamos a perder un minuto de nuestro tiempo, en plena época de exámenes, en participar en esta farsa? ¿Con qué cara nos quedaremos si, tras votar, vemos cómo nuestro voto se lo lleva el viento porque un puñado de catedráticos se decantó por la otra opción? Y cuando sean los empresarios de turno del Consejo Social, que ninguna hemos elegido, quienes propongan prácticas externas no remuneradas, ¿qué? Sabemos que muchas dirán la típica frase, esa que tantas veces hemos oído: “si no votáis no os podéis quejar”. Pero a esas les decimos una cosa: nosotras no hacemos política una vez cada cuatro años. Nosotras la hacemos día a día, desde abajo, y precisamente por eso sus llamadas a la participación y sus promesas electorales nos suenan a cantos de sirena. Y no solo nos quejamos, sino que proponemos y construimos. 

Nosotras, las estudiantes, montamos charlas y debates, rellenamos las lagunas de los contenidos académicos y tratamos de contrarrestar su dogmatismo, desbordamos lo académico para formarnos en temas diversos, cuestionar lo establecido y proponer alternativas. Nos divertimos y creamos, organizamos jam sessions, el Festival de Primavera, concursos de poesía y sangriadas. Generamos espacios donde compartir, socializar y crear, damos un poco de color a esta universidad gris. Nos empoderamos, presionamos para conseguir mejoras en el día a día de las estudiantes y trabajadoras de esta universidad, hacemos frente al machismo y el racismo que la institución ampara, damos calurosas bienvenidas a quienes las merecen, y combatimos las reformas que mercantilizan nuestra educación  y los reglamentos que tratan de callar nuestra voz. Nos reímos, parodiamos sus carteles y hay hasta quienes les dedican cariñosos mensajes de amor.

Y, además de todo esto, nos quedan energías para imaginar una universidad diferente, de todas; para luchar por la gestión comunitaria, donde todos estos órganos de gobierno queden obsoletos y no tengan cabida, donde seamos las propias estudiantes y trabajadoras las que tengamos realmente el poder. Donde seamos nosotras, quienes le damos vida, las que decidamos  qué universidad queremos.

¿Quién manda aquí, quién?

Tiempo de ver como se levanta la gente,

yo no necesito poder

 

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