jueves,18 agosto 2022
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El casado casa quiere

Cuidado con los compañeros de piso

José Ángel García Landa Vanity Fea
Con la actual equiparación entre parejas de hecho y matrimonios, y la nivelación concomitante entre el matrimonio sexual y heterosexual, y las parejas de hecho homosexuales y heterosexuales, y la libertad de costumbres, y la Vigilancia del Estado, se crea una curiosa paradoja legal.

Con la actual equiparación entre parejas de hecho y matrimonios, y la nivelación concomitante entre el matrimonio sexual y heterosexual, y las parejas de hecho homosexuales y heterosexuales, y la libertad de costumbres, y la Vigilancia del Estado, se crea una curiosa paradoja legal. Resulta que compartir piso con alguien es casarse con esa persona, al menos mientras no se demuestre lo contrario. 

A mí no me convencen estas propuestas legislativas—como por ejemplo la actual de Ciudadanos, que propone la equiparación total y final de derechos (y de obligaciones supongo, aunque eso no lo dicen) entre parejas de hecho y matrimonios. Esto equivale a una supresión de facto del matrimonio como institución, o, si se quiere, una extensión del matrimonio a todas las parejas de hecho, casándolos el Estado, in absentia y sin preguntar, a todos los que en tal situación se encuentren.

La acreditación de ser pareja de hecho viene basándose en la convivencia durante un cierto tiempo, demostrable mediante empadronamiento, facturas de la luz, etc. etc. Supongo que a partir de ahora habrá que añadir a los contratos de convivencia una declaración jurada ante notario,  declaración preventiva de que no se es pareja sexual o afectiva del otro interesado, sino que únicamente te une con ella o ello una relación de pura conveniencia. No sé (y lo dudo mucho) que un papel de este género vaya a acreditar suficientemente que no eres matrimoniable ni matrimoniado con tu casero por ejemplo. Dependerá, como todo, del juez, o sea, de cara o cruz, porque argumentos jurídicos los hay para todo y las sentencias se dan y se revierten y se vuelven a revertir con el mismo aplomo jurídico.

De hecho, la hipotética declaración ante notario de que no se es pareja sexual con tu compañera de piso no sólo es ignorable y tumbable jurídicamente, sino que es puramente irrelevante de entrada, pues en medio de toda esta proliferación matrimonial, nadie presupone ya que el matrimonio (ni el matrimonio ni el patrimonio ni el salir juntos, vamos) tenga ni presuponga efectos sexuales de ningún tipo, ni que éstos vengan a cuento a la hora de hacer o de deshacer los papeles. Que el Estado se mete en todo pero no se va a meter en tu cama, o por lo menos si se mete en tu cama no presupongas que va a ser con intenciones sexuales.

Así que lo dicho: cuidado con quién comparten piso, sobre todo si el compañero de piso es de Ciudadanos. Porque puede que no hagan falta papeles de matrimonio para nada, pero los papeles del divorcio pueden ser impresionantes y gloriosos, con efectos económicos contundentes.

 

 

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