Decía Peiró que Simona Levi es una activista tenaz que lucha por la defensa de los derechos ciudadanos que considera prioritarios. Es miembro fundadora de X.net y organizadora del Free Culture Fòrum, que se celebra en Barcelona desde hace años para exponer casos y experiencias de cómo es posible vivir de la Cultura (en mayúsculas) si ésta es libre y accesible para todos. En su opinión… “Cultura libre no significa cultura gratis“.
Hace un par de años me dijo que ‘Cultura libre’ significa ‘hacer accesible la cultura para que circule libremente. El reparto de beneficios, si los hay, debe ser justo”. Ahora le añade la palabra ‘digital’ al concepto. ¿Por qué?
Queríamos poner énfasis en lo digital, en su filosofía de uso, que es un cruce entre el activismo, la lucha por la cultura libre y por los derechos civiles. Esto está generando una nueva manera de entender la realidad, de ser ‘animales políticos’ más conscientes y capaces de provocar cambios sociales.
La cultura libre tiene su origen en el funcionamiento inicial de Internet, propuesto por ingenieros y hackers que promovieron el software libre y este libro lo recuerda….
Hay que recordar siempre que la estructura tecnológica de Internet esabierta, libre y neutral. Hubiera podido no serlo. Pero fue concebida por unos científicos y hackers que la diseñaron para que fuera descentralizada y su contenido se distribuyera libremente. Tenemos entre manos una herramienta que concede mucha más libertad de la que cualquier poder fáctico quisiera desear. El libro quiere explicar, de manera sencilla, estos orígenes y también conceptos tan importantes en estos momentos como el de ‘neutralidad de la Red’.
¿Hace casi veinte años que estamos Internet y todavía necesitamos que nos expliquen cómo funciona la Red?
Es la parte más tecnologica y quizás cuesta entender. Pero la intención del ICANN –el organismo que regula los mecanismos de Internet, gestiona y reparte dominios por todo el mundo–es que se respete la filosofía original. En su última reunión ha quedado patente que hay muchas presiones de Estados Unidos y de multinacionales para apoderarse del control de la ICANN. Y por eso es importante, que los ciudadanos, entendamos qué está ocurriendo con la parte más técnica.Simona Levi ha realizado la coordinación de su contenido
Hace diez años que se discute la Ley de la Neutralidad de la Red, pero tan sólo Chile y Holanda la han aceptado. ¿Por qué ?
Hay una pugna muy complicada porque es un tema complejo. La ley de la Neutralidadaseguraría un flujo de contenidos igual para todos, sin importar quién envía o recibe. La ley más libre es la chilena, pero no prioriza ninguna excepción. Nosotros preferimos la holandesa porque prioriza los casos de emergencia nacional, por ejemplo. En Europa no hay ningún otro país que se decante por defender esta ley. Está más estudiada en Estados Unidos que aquí.
¿Dónde está el atasco?
En la presión que hacen las grandes empresas de telecomunicaciones cuando se les pide que se comprometan a una serie de mínimos básicos para proteger el derecho a la comunicación, de una forma neutral y sin privilegios. Éste es el principal escollo. En Europa el poder está muy inclinado hacia las grandes multinacionales.
¿Estamos ante una transición de dos mundos: el antiguo, hiper regulado y el nuevo, que se está regulando todavía?
Es una transición histórica donde hay una lucha de antiguas y nuevas libertades y privilegios. Yo soy siempre muy optimista sino no podría ser activista. Y aunque hay días que nos da la impresión de dar pasos atrás –con estos gobiernos atrincherados en una Europa vieja que se caen a trozos, con posiciones muy retrógradas y que están saqueando los países para prepararse la huida–, creo que la transformación política que han traído las nuevas tecnologías nos permitirá una democracia nueva. Los ciudadanos de la era digital son maduros para defender sus infraestructuras en red.
¿Cómo está el tema del canon digital? Hace dos años hubo una gran discusión al respecto…
El problema ahora es que el gobierno español está a punto de aprobar una Ley sobre la Propiedad Intelectual (LPI) que es una aberración. Se está discutiendo el borrador. Pero no es sólo esta ley, lo están haciendo en todos los sectores: Sanidad, Vivienda, Trabajo… La guerra está abierta en todos los frentes. Este gobierno está aprobando unas leyes absurdas que defienden el saqueo ciudadano.
¿Por qué no es buena esta reforma de la Ley de la Propiedad Intelectual?
El borrador dice algo así: uno puede comprar un disco pero no puedes compartir ni la escucha, la comunicación con nadie. No estoy hablando de compartir el disco. Es una enfermedad legislar de esta manera. Tienes el progreso delante y estás robando tanto… O sea, en lugar de normalizar las nuevas formas de comunicación intenta criminalizar hasta en la vida privada de la gente. Y esta ley va en este sentido.
¿Esta ley puede cambiar lo que se decidió hace dos años sobre el canon digital?
No, esta ley normaliza que todos paguemos el canon digital y a través de los Presupuestos Generales del Estado. No hay intención de legislar en el sentido para que llegue el progreso. Todo lo contrario.
Y… ¿qué hay de lo mío?
Últimamente han aparecido iniciativas de microemprendedores que utilizan el crowdfunding como modelo de financiación. ¿Es la salvación?
No me parece del todo bien. El Free Culture Forum ha realizado un informe recientemente que menciona los puntos negativos del crowfunding.
¿Por qué? Mucha gente está logrando realizar sus sueños con las pequeñas donaciones…
Precisamente, puede que acabemos hablando de una gestión de la miseria si no forzamos que sea una parte importante de una nueva forma de mecenazgo. Las comunidades que apoyan su vida cultural a través del crowdfunding deberían tener facilidades para captar inversores externos y obtener beneficios fiscales por ello. Ya que el Estado quiere escurrir el bulto de defender la cultura y se lava las manos, al menos que facilite una rentabilidad.
¿De qué manera podría hacerse?
Pues si un panadero o un dentista ponen dinero para defender una producción cultural, que esta acción les pueda desgravar para que no sea muy costoso para todos los que ponen un pequeño grano de arena. Esto sería un retorno social continua y no resultaría muy caro tener una cultura viva. El crowdfunding es una media noticia pero hay que avanzar.
¿Hacia adónde?
Internet permite la desintermediación para acceder a la cultura, la música o el cine. Estas funciones ya no son obligadas, a través de la imposición de las reglas del acceso. Podemos emitir directamente a nuestro público. El productor, desde que existe Internet, deja de ser intermediario para ser colaborador. Y esto lo cambia todo.
Proyectos como Spotify eliminan los intermediarios. ¿Ésta será la tónica?
Bueno… lo que ocurre es que el intermediario (de la música, los libros o el cine) ya no es el emperador si no que puede ser un colaborador. En ningún caso estamos hablando de eliminarlos. Pero ahora la distribución de la riqueza en el mundo cultural es mucho mejor porque si no hay entendimiento con ese intermediario-colaborador, se puede prescindir de él.
¿Cuáles serán los nuevos modelos de negocio?
Internet ha roto la burbuja de la producción cultural porque ha destruido la plusvalía derivada de la escasez del bien cultural. Antes el productor producía 1.000 CDs y o te los quedabas o no tenías nada. Con Internet, como permite la copia exacta, no podemos hablar de escasez. El negocio, la ganancia, tiene que estar en la gestión del acceso al contenido cultural y no en la propiedad como se ha hecho hasta ahora. Los que han sido capaces de renovarse y entenderlo han creado Itunes, Google, Spotify Netflix o Filmin, en España.
¿Netflix y Filmin persiguen los mismos objetivos?
Sí, los precios todavía son algo altos en Filmin para ser competitivos pero no les está yendo mal. Estos son dos modelos o claves básicas para nuevos modelos de negocio en la era digital. Y teniendo en cuenta que estamos pasando una de las peores crisis económicas …
¿Cómo era esta burbuja cultural?
Nadie lo dice, pero el negocio cultural era una burbuja, igual que el negocio del ladrillo. Se estaban vendiendo CDs a 25 euros (7 u 8 canciones). ¡Era exagerado! Esta cultura del cine demencial, donde los artistas cobran como los futbolistas (otra cosa exagerada), tenía que acabar.
¿Qué nos queda por hacer para defender la cultura libre digital?
Nos queda ganar. Hay que ganar la revolución que estamos viviendo. El tema de Internet es sólo uno de los campos de batalla en el que se está luchando. Los ciudadanos tenemos que seguir vigilantes porque siempre se puede plantear algo que reduzca nuestros derechos conquistados. La sociedad civil tiene que derrocar el poder que ya no entiende estos cambios. Lo estamos haciendo y si no lo conseguimos… en dos años, aquí no quedará nadie.