viernes,19 agosto 2022
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Desdichado Zapatero

Goliardos s.XXI
Parece ser que se cumple el viejo refrán español que dice que "es bueno tener niños para echarles la culpa". Nunca creí en la culpabilidad de Rodríguez Zapatero en relación con la crisis financiera española y universal.

Los nombres de los responsables nunca salieron de forma masiva a la luz, pero todo el mundo sabe quiénes fueron y cómo resultaron premiados con puestos de relevancia en los Gobiernos de Aznar y Rajoy. Cumplían órdenes de los amos del mundo y por eso adquirían el respecto de los mandamases de la política universal, y en muchos casos de los ciudadanos. El barón de  Stassart afirmaba que “es necesario decir con mengua de la especie humana, que el respecto, entre nosotros es casi siempre hijo del temor; se une menos con la virtud que con el poder”.  Y algunos compañeros de partido del Sr. Zapatero, por su ansia de poder, optaron por el silencio y no se atrevieron a defenderlo. Silencio culpable que les abría el camino a sus esperanzas y ambiciones políticas. Como afirmaba Cicerón: “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.  Pero ahora vuelven a la carga contra Zapatero. ¿Por qué será?

Quizás sea porque hay dos líderes nuevos de organizaciones emergentes: Ciudadanos y Podemos. A los primeros puede que tengan que utilizarlos y pactar con ellos. A  los segundos los están usando como arma arrojadiza contra el PSOE, pero sin mancillar, en demasía, a sus líderes  actuales. No vaya a ser que los necesiten de alguna manera y piensan que es necesario no enfadarlos.

Es curiosa la insistencia, por parte de los portavoces del PP, de echarle una vez más la culpa de la crisis a Zapatero. La campaña nos lo irá descubriendo.

Veremos que necesitan, según ellos, a fracasados para culpabilizarlos y ocultar sus propios errores.

Lo que más me extraña es que de  la oposición no se haya hecho una campaña explicativa de cómo y porqué se produjo esta crisis. Que por cierto aún no ha terminado.

En varias legislaturas las denominadas izquierdas entraron al trapo de las asignaturas de religión y en Educación para la Ciudadanía, y dejaron de explicar, desde dimensiones económicas y social-demócratas, el funcionamiento de éstas como instrumento del control del poder para aquellos que amasaban dinero, o sea la “derechona” de toda la vida, que como bien se sabe carece del cualquier principio de solidaridad y humanidad, o en su lenguaje, de caridad. Hasta Jesucristo denunció la amoralidad de los ricos, cuando proclamó que “es más difícil que entre un rico en el Cielo, a que un camello por la puerta de la Aguja”.

La mayoría de los ciudadanos ya estamos cansados de que nos digan que la economía va bien cuando hemos ido perdiendo poder adquisitivo. Tenemos temor a lo que pueda pasar con nuestras pensiones; a que nos vuelvan a bajar los salarios; a lo que está sucediendo con los impuestos, a que se nos oculten los miles de euros que se han “regalado” a los bancos, mientras reducían gastos en educación, sanidad, jubilaciones etc.

Y dirán a lo largo de esta champaña que la economía se ha recuperado gracias a su política, y tal y como están afirmando, que si gana la izquierda volveremos al desastre con una crisis aún mayor.

Julián Besteiro afirmó que “la lucha obrera, ya no  es solamente material… Es esencialmente una lucha por la cultura”. Y las campañas electorales deben tener ese objetivo presente: ofrecer una explicación de la economía que determina nuestros tiempos.

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