Tal y como apunta el Doctor Vela, director del Laboratorio de Estrés y Sueño Humano de la Autónoma de Madrid en la Gaceta Universitaria, la siesta es para los estudiantes perfecta, “porque les ayuda a que sus neuronas descansen, se disminuyen los errores, mejora el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo”.
Eso sí, debe durar entre 5 y 30 minutos. Tampoco hay que abusar.
Por otra parte, ese refrán de “lección dormida, leccion aprendida” tiene cierto aval científico, ya que según explica en dicha gaceta el director del Instituto de Investigaciones del Sueño de Madrid, Diego García-Borreguero, al dormir el cerebro sigue trabajando y aumenta el rendimiento: “Ahí es cuando se produce la consolidación de los procesos de aprendizaje. Al despertarnos se produce un incremento de los niveles de actividades de las neuronas corticales, aumentan los niveles de vigilancia y concentración. Es decir, estás mucho más espabilado y recuperamos la capacidad de creatividad y de productividad que tenemos a las 9 de la mañana”, explica.
Además, tal y como apunta el citado estudio de la Universidad de Atenas, la siesta esta relacionada con una mayor esperanza de vida ya que es saludable para el corazón.