viernes,19 agosto 2022
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Feminización de las aulas

El 80% de los estudiantes de Pedagogía, Psicología o Farmacia son mujeres

ibercampus.info
Que las mujeres son mayoría en las aulas universitarias de España y de buena parte de los países industrializados no es una novedad. Lo interesante probablemente es que ese proceso de feminización no se ha producido en todas las carreras universitarias de forma uniforme. En algunas de ellas, como Pedagogía, Psicología, Farmacia o Medicina, el porcentaje de mujeres supera el 80% mientras que en otras apenas llega al 20% (básicamente Ingenierías). Las carreras de Ciencias de la Salud son las que presentan un mayor grado de feminización.

 

Las mujeres ya eran mayoría en esas carreras a principios de los ochenta y su participación ha ido en aumento alcanzando el 75% en 2004. Esta presencia mayoritaria de las mujeres en Ciencias de la Salud oculta diferencias importantes entre titulaciones.

En general, las de ciclo largo, las que permiten obtener un título de licenciado, han sido las carreras donde el descenso de los estudiantes varones ha sido más importante. En 20 años (1982-2002), un 70% los hombres han abandonado la carrera de Medicina, un 50% la de Farmacia (que siempre ha estado feminizada) y un 22% la de veterinaria. Las carreras de ciclo corto, donde la presencia de mujeres era ya relevante, han continuado feminizándose.

Las diferencias continúan si nos fijamos en las especialidades de las diferentes carreras. Continuando con el caso de Medicina, si bien es una carrera feminizada, lo son más unas especialidades que otras. Si miramos las especialidades del MIR elegidas por los recién licenciados en los últimos años encontramos existen diferencias significativas. Como se recoge en la Tabla, las especialidades de Cirugía son elegidas mayoritariamente por varones, mientras que Ginecología, Pediatría o Medicina de Familia son cosa de mujeres.

Estudios y ocupación

Existen numerosas explicaciones de este fenómeno que vinculan la feminización de las diferentes carreras universitarias -o de las especialidades- con la ocupación a la que se accede posteriormente. Algunos estudios subrayan la importancia de la tradición, es decir, el peso que supone en la decisión el hecho de que en el pasado otras mujeres hubieran elegido esa carrera. Otros estudios inciden en las condiciones de trabajo, en la posibilidad de acompasar diferentes tareas –laborales y familiares- como elemento determinante en la selección de los estudios. El hecho de que hombres y mujeres elijan servicios diferenciados (las mujeres prefieren, por ejemplo, ir a una ginecóloga y los hombres a un urólogo), o simplemente la existencia de una discriminación laboral que anticipan son otras razones que se apuntan con frecuencia.

En un trabajo reciente se trató de comprobar la validez de esas teorías para el caso de España. Los resultados concluyen que, para el caso del hombre, la decisión de los estudios depende fundamentalmente de la tasa de paro, eligiendo aquellas carreras donde la probabilidad de encontrarse en desempleo es pequeña. Que los hombres se fijen en paro es importante porque pone además de manifiesto que el salario es una variable que los hombres ponderan de forma muy significativa, ya que salario y tasa de desempleo suelen ir unidos.

En el caso de las mujeres la elección de una carrera depende de otras motivaciones. Su decisión viene marcada fundamentalmente por las condiciones de trabajo, que en ese estudio se miden por la extensión de la jornada laboral.

Las mujeres prefieren carreras que les encaminen a trabajos con jornadas menos extensas, con el fin probablemente de hacer frente a otras ocupaciones en el ámbito doméstico. Es significativo en este sentido que están dispuestas a realizar un esfuerzo más elevado, una inversión mayor que los hombres con carreras más largas o que tienen notas de corte más elevadas si piensan que eso les permitirá en un futuro poder contar con jornadas no tan extensas.

Se pueden extraer numerosas implicaciones de estos resultados. Es evidente que se ha avanzado notablemente en el acceso de la mujer a los estudios universitarios pero la acusada feminización de algunas carreras frente a otras es síntoma de que no existen las mismas oportunidades en el ámbito laboral. Políticas dirigidas a flexibilizar la jornada, a europeizar nuestra forma de trabajo son probablemente más importantes que incentivos económicos para conseguir este objetivo.

Fuente: La Vanguadia (Marcelo Perera y Pablo Vázquez, investigadores de Fedea)

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