jueves,18 agosto 2022
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Las privadas forman mejor en la línea empresarial

El 80% de los estudiantes no esperan poder ejercer su profesión en España

Redacción
El paso del aula al mundo laboral es un momento vital que suele llegar acompañado de sensaciones como la incertidumbre y el desconocimiento. A los miedos habituales se añade, en el contexto actual, una tasa de paro juvenil del 52,4% que hace que lograr un empleo se vea como un reto casi inalcanzable.

  Entre los principales motivos destaca la distancia existente entre la formación, las expectativas de los jóvenes y las necesidades del mercado laboral, según el Informe OIE sobre jóvenes y mercado laboral, del Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE), promovido por Adecco.

Participado por 23 grandes empresas de nuestro país, el OIE decidió centrar su primer año de actividad en los jóvenes: “El objetivo del Observatorio es ser un auténtico motor del cambio en la sociedad”, explica Margarita Álvarez, Secretaria General del OIE y Directora de Marketing y Comunicación de Adecco, “empezar por el empleo juvenil era casi un imperativo, por la situación en la que se encuentran nuestros jóvenes y por lo que representan: ellos son el futuro.”

El informe del OIE señala, entre otros aspectos, que el 80% de los jóvenes universitarios y estudiantes de FP no tiene grandes expectativas de ejercer en España la profesión para la que está estudiando. La cifra más alarmante es la de los universitarios de Humanidades: solo un 89% cree que conseguirá un puesto relacionado con su titulación. Las carreras relacionadas con la administración de empresas y las ingenierías recogen las cifras más bajas y, aún así, rondan el 75%. Si se comparan los datos de las universidades públicas y las privadas se observa que las primeras ofrecen menores expectativas a los jóvenes, con un 81% frente al 71%.

La incorporación al mercado laboral se hace más difícil desde la Universidad que desde la Formación Profesional: 6 de cada 10 universitarios consideran que el salto hacia el mundo laboral es demasiado grande, un 20% más que en el caso de los estudiantes de FP: el 40% piensa que ese salto es excesivo. Por áreas de actividad, la mayor preocupación se observa entre los futuros ingenieros (66%), que superan a estudiantes de humanidades (59%) y administración (58%).

Los jóvenes, por lo general, consideran que la formación recibida tanto en la universidad como en las escuelas de Formación Profesional es inadecuada, aunque se observan importantes diferencias entre unos y otros. Concretamente, el 69% de los universitarios considera que no ha recibido la información suficiente sobre cómo elaborar su CV, especialmente en el caso de los alumnos de la Universidad Pública (70% frente al 62% de la Privada). Sin embargo, en el caso de los estudiantes de FP esta cifra se reduce hasta el 42%, siendo la mayoría de ellos los que creen que sí están suficientemente formados en esta materia. Si hablamos de las cartas de presentación, las cifras aumentan considerablemente en ambos casos.

El 83% de los universitarios no ha recibido información acerca de cómo redactar una carta de presentación ni el 61% de los estudiantes de FP. Tampoco han aprendido los conocimientos necesarios para afrontar una entrevista de trabajo ni los universitarios (81%), ni los alumnos de FP (73%). En cuanto a las dinámicas de grupo, los datos son aún más alarmantes. Alrededor del 85% de los jóvenes no ha recibido ningún tipo de información acerca de esta técnica de selección de personal, siendo aún mayor el desconocimiento que manifiestan los estudiantes de Universidad Pública y de FP (86% cada uno), frente al 67% de los alumnos de la Universidad Privada.

Esta diferencia se hace aún más latente si preguntamos a los jóvenes por sus conocimientos sobre el test psicotécnico para un puesto de trabajo, pues mientras que en la Universidad privada sólo el 56% de los alumnos declara no haber recibido formación al respecto, en la pública aumenta hasta alcanzar el 84%. Los estudiantes de FP, sin embargo, se sitúan en un punto intermedio: el 78% no se ha formado lo suficiente.

Para los estudiantes universitarios la búsqueda de empleo supone una especie de ritual de iniciación hacia la vida adulta y, la gran mayoría, no lo tiene presente hasta los últimos años de carrera. Así, tal y como refleja el gráfico, sólo el 36% de los estudiantes ha enviado su CV a empresas o ha hecho entrevistas de trabajo. Los datos varían de forma notable si atendemos al carácter público o privado de las universidades en las que estudian los encuestados, pues en el caso de las primeras, el porcentaje de alumnos que han entregado un CV es del 38%, mientras que en el segundo caso es de tan sólo el 18%.

A la hora de enviar el currículum, la mayoría de los jóvenes recurre a Internet y a las bolsas de empleo online. Se trata de una forma pasiva de buscar trabajo que no requiere una alta implicación ni un conocimiento del mercado laboral por parte de los candidatos.

La búsqueda de empleo se caracteriza por la dificultad que perciben los recién licenciados para encontrar un puesto de trabajo acorde con la titulación que poseen. Esta percepción se atribuye a la crisis económica, a la elevada competencia que supone la gran cantidad de jóvenes que buscan empleo en la actualidad y a las altas demandas de las empresas, que cada vez buscan perfiles más cualificados. En estos tres aspectos coinciden empresas y jóvenes, existiendo importantes diferencias en sus opiniones acerca de los requisitos que demandan las empresas de los estudiantes.

Así pues, el 67% de los universitarios considera que los perfiles que buscan las empresas en los recién titulados son demasiado exigentes. En el caso de los estudiantes de la Universidad pública este porcentaje asciende hasta el 69%, mientras que en los de la privada se queda en el 61%. Además, se observan importantes diferencias en la percepción del problema según el área educativa en la que se enmarque la carrera que se esté estudiando. Los alumnos de Humanidades son los que observan mayores exigencias a la hora de buscar un empleo: un 77% de ellos así lo cree. Los ingenieros no se quedan atrás: un 72% está de acuerdo con la anterior afirmación. Los que estudian Administración, sin embargo, no lo tienen tan claro: sólo un 55% de ellos considera que se les exige demasiado. Para los alumnos de FP las exigencias también son excesivas, al menos así lo considera el 65% de ellos.

Si se pregunta por la misma cuestión a las propias empresas, prácticamente la mitad (49%) reconoce que los perfiles que busca son demasiado exigentes.

Los universitarios centran sus expectativas de cara a lo que demandan las empresas en conocimientos específicos (como los idiomas o la informática), y no le dan suficiente importancia a las habilidades o capacidades transversales. En esta línea, los universitarios sobrevaloran los idiomas y la iniciativa, pero no le dan importancia a aspectos clave como la motivación o disposición para realizar una tarea o la capacidad de trabajar en equipo.

Aunque los estudiantes parecen tener claro qué aspectos consideran importantes a la hora de buscar trabajo, no todos explotan sus cualidades ni se forman específicamente en esas materias. Por ejemplo, la motivación, la resolución de conflictos, la iniciativa y los idiomas son habilidades muy demandadas por las empresas y poco desarrolladas por los jóvenes. En el lado opuesto están las habilidades comunicativas, la destreza con las nuevas tecnologías y el conocimiento de los nuevos medios digitales, que son capacidades en las que los jóvenes están muy bien formados, pero poco demandadas por las empresas.

Desde el punto de vista empresarial, hay un déficit en la formación de los titulados en aspectos clave, pero también en habilidades que a medio plazo van a definir el éxito profesional de un recién titulado. Este déficit puede ser aún mayor si se tiene en cuenta el carácter público o privado de las universidades. En esa línea, el 47% de los profesionales de recursos humanos opina que los estudiantes de universidades privadas están mejor preparados en competencias y habilidades que los alumnos de la universidad pública.

En cualquier caso, los estudiantes esperan ser formados en muchas de esas materias, pero ya en la propia empresa. Sin embargo, esas expectativas no siempre no se cumplen. Así por ejemplo, esperan reforzar habilidades como la iniciativa, la capacidad de negociación y la capacidad de resolución de problemas. En contraposición, las empresas ofrecen más formación en idiomas y liderazgo de lo que esperan los jóvenes.

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