jueves,18 agosto 2022
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El cisne negro que oscurece Occidente

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Los resultados de las últimas pruebas de esfuerzo de la banca europea no van a detener el proceso de decadencia. La desconfianza se ha extendido esta semana para la mitad del PIB mundial que casi representan Europa y los EEUU, en un caso por la especulación financiera y política contra el euro, en otro por la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos para evitar la suspensión de pagos federales a partir del 2 de agosto. El hecho improbable, impredecible y de consecuencias imprevisibles, como definió el cisne negro de la economía el profesor Taleb Nassim, se extiende por todo Occidente.

 

En los crudos escenarios que empezamos a analizar en el pasado artículo hay una gran probabilidad de que se acelere la decadencia económica de Occidente, adentrado en la sima en que cayó la economía japonesa durante los años noventa. Aunque China, la India y otras economías emergentes del hemisferio sur (América y Africa) también se vean algo afectadas, las dos primeras reforzarán su tendencia hacia la mayoría de la economía mundial que muchos olvidan representaron históricamente hasta hace dos siglos.

Tras las pruebas de resistencia y las caídas de las bolsas esta semana, la duda surgida el pasado lunes sigue en el aire. Hoy existe alto consenso en que el año 2008 no estábamos preparados para un suceso altamente improbable -el cisne negro- que fue la quiebra de un banco de inversión, lo que acentuó y extendió la crisis financiera. Ahora puede repetirse tan terrible experiencia si se confirmara el inicio de la ruptura del Euro o la suspensión de pagos norteamericana. Algunos pensamos como José Ramón Iturriaga que la insensatez política tiene límites. Pero habrá que verlo. Lo veremos en los próximos días, aunque confiemos en que  al menos Europa no sea víctima de ese cisne pese a la ignorancia e incoherencias de políticos e incluso de indignados.

De momento, los políticos europeos y los mercados siguen negociando o especulando con esos límites al borde del abismo, porque la creciente interdependencia de las redes que han tejido y trenzado esta globalización fomenta ese tipo de cisnes negros. Ha sido esta una dura semana de cruce entre la crisis financiera y la crisis fiscal provocada por aquella, crisis que según avanzan demuestran su capacidad para alterar los fundamentos tanto del Estado de Bienestar como de la Unión Europea que entre nosotros representa su defensa.

El mensaje impuesto por los mercados, como ya sabíamos con claridad desde hace mas de un año, cuando los líderes europeos se enfrentaron a un abismo similar y el Gobierno español deRodriguez Zapatero inició su pendiente de ajustes sin fin, es que hay que reducir deudas a toda costa y por doquier, pues la crisis empezó siendo financiera aunque ahora sea también fiscal. Y la peor enseñanza de los 4 años años trancurridos desde que los bancos empezaron a desconfiar de sí mismos y a cerrar los mercados interbancarios en el 2007 es que la quiebra de Lehman Brothers no ha ayudado a resolver, sino todo lo contrario, ni en los EEUU ni en Europa, el inicial problema financiero. Tampoco las causas de la especulación. Mucho menos todavía la función de los mercados y sus agentes.

Valga como prueba para empezar que los test cuya espera ha elevado la tensión esta semana han sido mayoritariamente descalificados como inútiles, pese a que su función era devolver la confianza al mercado tras conocer la salud de las diferentes instituciones bancarias del continente en general y de las españolas en particular. Como se han publicado al cierre de las bolsas europeas, lo veremos con más claridad a partir del lunes, aunque así lo indican numerosos editoriales y tribunas aparecidos en la prensa norteamericana y europea, al igual que las impresiones recogidas en España por Ángeles Gonzalo. Hace un año la banca española demostraba que era una de la más solvente de Europa y apenas suspendían cuatro cajas pese al lastre del ladrillo en sus balances. Pero la banca irlandesa había pasado el corte de capital,  certificaba su salud y poco después sufría una grave enfermedad, que sumió al país en los ajustes que los mercados pedían a Grecia, Portugal, España e incluso Reino Unido. Ahora los reclaman también con tanta fuerza a Italia, Francia y de alguna manera a los EEUU, amenazado ya por dos de las tres grandes agencias con perder la triple A si no llega al citado acuerdo para recortar su déficit público y en consecuencia su deuda, calificación de excelencia por cierto mantenida pese a la virtual suspension de pagos de estados tan grandes como España (caso de California).

En total, ocho de los 90 bancos europeos sometidos a las pruebas las han suspendido. Junto a los cinco españoles, dos bancos griegos y uno austriaco no han superado los test. CAM, Banco Pastor , Caja 3, Unnim y CatalunyaCaixa son las entidades españolas que han suspendido el examen, aunque ninguna de esas entidades necesitará aportación de capital adicional. Los resultados publicados por la Autoridad Bancaria Europea cifran su déficit de capital  en 1.564 millones de euros, aunque dicha cantidad está cubierta con las provisiones obligatorias del Banco de España,  no contabilizadas como capital propio pese a que la banca española es la única en Europa que tiene este remanente de capital anticíclico que ahora las normas internacionales de Basilea III van a extender por todo el mundo como una de las cautelas contra la crisis.  Junto a los cinco españoles, dos bancos griegos y uno austriaco tampoco tienen un mínimo del 5% de solvencia ante una situación extrema. Otras 16 de las 90 entidades europeas aprueban por poco. Pero el examen ha surtido uno de sus principales efectos (hacer esforzarse a los bancos para superarlo), pues hasta que se podía medir la nota (marzo pasado) la banca europea elevó sus capitales necesarios en unos 100.000 millones de euros, el 97% de lo ahora juzgado como necesario.

La mala imagen que algunos achacarán a España por tener cinco de los ocho suspensos, situados además junto a dos griegos, no solo será injustificada al no valer para nota las citadas dotaciones anticíclicas, al presentarse a examen más entidades que en otros países (España examinaba al 95% de sus entidades, frente al 65% de media europea) o al suponer los suspensos nacionales apenas un 4% de los activos nacionales examinados y no quedar obligados siquiera a elevar sus capitales. Las pruebas demuestran que Santander y BBVA, junto a la Banca March, son las únicas entidades europeas que serían capaces de resistir con beneficios ante la adversidad  más extrema entre las consideradas. March, Kutxa, Unicaja y BBVA son las más solventes, mientras que CAM y Banco Pastor quedan como las peor situadas. En el resto de Europa, los doce bancos alemanes presentados superaron las pruebas, y los cuatro bancos franceses examinados se sitúan en un 7,5% de nota media, en tanto los del Reino Unido también aprueban. Los peor valorados son los bancos portugueses, con notas entre el 6,9% y el 5,4%. Grecia presentaba seis, de los cuales pasan cuatro. Los bancos irlandeses también pasan el test.

“Si hubiéramos presentado solo cuatro entidades (Santander, BBVA, La Caixa y Bankia), que es lo que nos exigía el examen, no hubiéramos tenido ningún suspenso, pero hemos optado por la transparencia total”, declaró el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien se jactó de que “ninguno de los seis grandes países europeos puede decir que no ha tenido que ayudar a sus principales bancos”. Por si acaso, el fondo estatal FROB tomará la mayoría del capital de CatalunyaCaixa, de Unnim y de levantina CAM, obligadas por la ley reestructuradora de las cajas a que se saneen y se fusionen antes de recibir la inyección de capital público. Pero el presidente de la Autoridad Bancaria Europea que ha realizado los tests, Andrea Enria, insiste en que todos los suspensos deben reforzar capital, y en cualquier caso la mayoría de la banca que aprueba en solvencia ha suspendido en rentabilidad, pues dos de cada tres bancos entrarían en pérdidas si se agrava la crisis.

Esa “transparencia total”, aun a sabiendas de que puede ser un error, persigue la restauración de la confianza, que es el principal bien público afectado por el cisne negro que asola la economía occidental desde hace casi cuatro años, tiempo al que la respuesta a los actuales desafios de la Unión Europea y de los EEUU puede poner un elevado multiplicador. En la primavera de los retoños del 2009 (y van dos años sin que arraiguen esos brotes verdes) le preguntaba a un gran contable público y teórico del cisne negro y del actual paradigma científico sobre qué errores del viejo paradigma podíamos evitar con el nuevo. Ubaldo Nieto identificaba dos importantes fallos públicos o de metamercado que han ido gestando esta evolución: los tipos de interés bajos, inferiores a la inflación, y la falta de captación y regulación de la confianza como externalidad o bien público a proteger. Los tipos de interés, que en lo macro regulan la inflación, la inversión y el empleo, en lo micro constituyen el referente básico para las decisiones de invertir y ahorrar con criterio de rentabilidad. Esto ha propiciado subida de los precios y la especulación inmobiliaria: empresarios, ayuntamientos, público en general que, ante la insuficiencia de un ahorro interior, castigado por esos bajos tipos de interés, ha tirado del ahorro exterior. Así, la banca ha pasado a depender de esta actividad, en el orden externo, de la financiación internacional y, en el orden interno, de la excesiva concentración de riesgos en un sólo sector (por la vivienda). El intervencionismo de los bancos centrales, inundando el mercado con gran cantidad de dinero, al desvincular las decisiones de inversión y ahorro de los fundamentos microeconómicos, ha contribuido a alejar el sistema del principio del equilibrio en que ese intervencionismo se apoya”.

La confianza no se ha restaurando ni se restaurará mientras sigan fallando en crearla las instituciones políticas, tanto de la UE como de los EEUU. Aquí se pretende ahora transmitir el mensaje de que la banca puede afrontar sin problemas el envite de un default de deuda, aunque para ello han concebido exámenes tan asimétricos como los relevados ayer viernes, donde quienes realmente han suspendido han sido los profesores que los pusieron, incapacitados por el regateo político y la complejidad técnica de definir los indicadores mas relevantes del capital principal para que los mercados acepten que la banca está ya saneada y los países afectados por la desconfianza pueden limitar sus gastos y deudas o recibir ayuda e los mecanismos aprobados para ello; el jueves volverán a intentarlo los jefes de Estado y de Gobierno en una cumbre extraordinaria, sobre la que no solo se extiende la sombra de Grecia (2% del PIB europeo) sino tambien de Italia y España (tercer y quinto país europeo en importancia económica, y en el primer caso tercer mayor mercado mundial de deuda, con casi dos billones de euros). Allí, en los EEUU, demócratas y republicanos siguen alejados por ideología y retórica del compromiso sobre el tope de los 14,3 billones de dólares de deuda, que convierten a los EEUU en el primer mercado mundial de deuda soberana. Aunque ambos tienen todavía en ultima instancia a sus bancos centrales para responder y recomprar sus propias deudas, no se ve aquí ni allí el gran proceso creativo, integrador y de aprendizaje, la gestión estratégica capaz de asumir inestabilidades limitadas y evitar que el sistema se deslice hacia una inestabilidad explosiva (crisis sistémica), procesos y gestión necesarios para empujar hacia un nuevo orden más estable, aunque con mayor nivel de complejidad.

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