La compra responsable tiene como objetivo integrar los aspectos sociales, ambientales y éticos en las decisiones de compra. Al practicar este tipo de compra, los consumidores aportan un valor añadido a su consumo gastando su presupuesto de un modo que proporciona los productos o servicios requeridos al tiempo que contribuye a la protección del medio ambiente como así también al fomento del empleo digno, entre otras cuestiones.
Por lo tanto, la toma de decisiones de compra, considerando no solamente la relación calidad-precio sino también con criterios de compra responsable, favorece y fomenta el desarrollo local, las políticas de precios justos, la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos, la mejora de las condiciones laborales, etc.
En muchas ocasiones nos olvidamos del poder que tenemos los ciudadanos-consumidores para lograr que el mercado se adecue a nuestras preferencias y no a la inversa. Si conseguimos dotarnos de la información de la que actualmente carecemos, el consumo se puede convertir en una herramienta de cambio.
¡Por cierto! No solo somos consumidores, también somos usuarios, ¿somos conscientes del uso que hacemos de las cosas una vez compradas?, un ejemplo: ¿cuántas horas a la semana funciona nuestra lavadora? y ¿cuántas está parada?, ¿no sería más rentable compartir su compra y su uso?, ¿suena raro?, les aseguro que fuera de España es muy común, y muy racional, ¿no?
El consumo responsable sin un uso eficiente, pierde sentido, es necesario que demos un paso más y hablemos de consumo inteligente.
Ana Isabel Ceballo Sierra, Presidenta de la Asociación General de Consumidores, ASGECO Confederación