viernes,19 agosto 2022
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Gregorio Morán

El cura y los mandarines.

Redacción
 Pocas dificultades encuentro cuando escribo los títulos de mis columnas. Ahora, sí. "¿Lo titulo como uno de los libros más importante de los últimos diez años? ¿De los veinte? ¿De los cincuenta? ¿De más allá, incluso?". Y como mi cabeza no me decía que estaba exagerando, al final tiré por la calle de en medio: […]

 Pocas dificultades encuentro cuando escribo los títulos de mis columnas. Ahora, sí. "¿Lo titulo como uno de los libros más importante de los últimos diez años? ¿De los veinte? ¿De los cincuenta? ¿De más allá, incluso?". Y como mi cabeza no me decía que estaba exagerando, al final tiré por la calle de en medio: “… en muchos, muchos años”. Me refiero aEspaña, claro, pero también el libro de Morán queda en un excelente lugar si lo comparamos con los de otros autores extranjeros que han abordado una temática parecida.

David Halbertam, periodista del ´The New York Times´ publicó, en 1979, ´The Powers That Be´, en el que estudiaba cuatro grandes medios: TIME, CBS, ´The Washington Post´ y ´Los Angeles Times´. Resulta impresionante ver detallada la lista de cientos de personajes con cada uno de los cuales conversó, como mínimo, dos horas. Cinco años de dedicación completa le llevó concluir ese magnífico libro. A Morán, el suyo le ha llevado diez. Ha contado con muchos menos medios que Halberstam.

EL AUTOR DOMINA TODOS LOS REGISTROS DEL HUMOR

Y sin embargo, me gusta más el libro de Morán. Sobre todo, porque recorre casi completamente los registros del humor que yo conozco. Todos los días nos encontramos en los medios de comunicación a muchas, demasiadas personas, que creen tener gracia. Desde luego, yo no se la encuentro por ninguna parte. ¡Qué horror! Y tampoco veo humor en la inmensa mayoría de las películas norteamericanas actuales. ¡Qué espanto!

Por eso, cuando me encuentro con un libro como el de Morán, tengo que leerlos varias veces, y comentarlos con amigos y conocidos… con tal de que tengan sentido del humor.

¿Qué es lo que más destaco en el libro de Morán?

Que no pone límites a su imaginación. Se enfrenta al panorama cultural español de 1962 a 1996 -y va desmontando personas, grupos, organizaciones-… ¿Personas? Admira a Max Aub y a Luis Martín-Santos, autor de ´Tiempo de Silencio´. Incluso, a estos dos les aplica lo que los norteamericanos denominan “cerco dramático”. A Max Aub, el de su yerno, al que Morán ridiculiza por su sumisión a la dictadura cubana. A Martín Santos, el recuerdo de su padre, de sus mujeres y de su manera de morir.

En cuanto a los demás, que son muchos, invito a leer el libro.

MUCHAS LECTURAS Y UN GRAN DOMINIO DE LA REDUCCIÓN AL ABSURDO

Morán ya había perdido el respeto a los nombres, por muy famosos que fueran, en dos de sus libros anteriores: ´Miseria y grandeza del Partido Comunista Español´ y ´El maestro en el erial´ (sobre Ortega y Gasset).

El autor ha tenido que leer muchas, pero muchas páginas, de libros, revistas científicas, semanarios y periódicos. Pues bien, en lugar de aburrirse, decidió pasárselo bien. Él no lo afirma así, pero yo me atrevo a interpretarlo. Ironías, sarcasmos, burlas despiadadas, la inagotable figura retórica de la “corrección”… ¿Cómo vamos a agradecerle a Morán que nos haya hecho pasar tan buenos ratos? No simplifica a un personaje y después se ríe de él. Sencillamente, toma un escrito y lo reduce al absurdo. ¡Y cómo quedan los personajes!

Me ha recordado mucho lo que hizo Goya cuando pintó a la familia de Carlos IV o la forma de escribir de Larra. Menos mal que Morán muestra una gama de humor mucho más amplia que la del genial escritor suicida.

LOS PERIODISTAS, MEJORES BIÓGRAFOS QUE HISTORIADORES

Cuando alguien ha definido al Periodismo como "el primer borrador de la Historia", es porque ha conocido a periodistas empeñados en describir, explicar e interpretar la realidad con la mayor exactitud posible. En muchos casos, el tiempo ha confirmado la seriedad de su trabajo. Además, el rango universitario ha impulsado el Periodismo de Investigación.

Los periodistas están demostrando que, en algunos terrenos, como el de la Biografía, superan a muchos historiadores.Trabajan durante años sobre un sujeto viviente o recién desaparecido. Los resultados van cambiando muchas cosas que antes daban por supuestas.

Quien abrió este camino -estoy convencido del carácter individual de muchas innovaciones- fue un periodista concreto, Robert Caro, y su iniciativa influyó en muchos otros periodistas.

El libro que revolucionó el Arte de la Biografía fue el de Robert Caro:´Power Broker: Robert Moses and the Fall of New York´. Nueva York, 1974 (le llevó 7 años de investigación).

Bien es verdad que el antecedente espiritual de Caro fue Lytton Strachey, renovador de la biografía en el primer cuarto del siglo XX. Pero esto no disminuye el mérito de Caro sino que le convierte en el periodista-biógrafo más influyente del último cuarto de siglo.

No sé si Gregorio Morán conocía la obra de Robert Caro. No importa. Lo que sí demuestra es que, al igual que Caro resaltó la importancia deRobert Moses en Nueva York, Morán nos hace ver el papel central que desempeñó el cura-duque Jesús Aguirre en el panorama cultural español. Y lo hace con más gracia que Caro.

Destaco la importancia de la Biografía, porque aquí es donde el autor tiene que elevarse a la verdad de su personaje. Quienes la acometen desde el Periodismo, han dedicado antes varios años a investigar otros asuntos importantes, pero de menor radio. Pueden haber publicado varios reportajes, aunque sin la dificultad que entraña investigar toda la vida de un hombre o de una mujer. Los historiadores que escriben la biografía de un personaje desaparecido uno o más siglos antes se mueven únicamente entre documentos y visitas a los lugares de los hechos. El periodista-biógrafo, por el contrario, trabaja mucho más y en condiciones más difíciles: Trata con fuentes vivas, que le pueden manipular.

"Delinear un personaje, cuando se hace bien, depende de diversos talentos. Un biógrafo contemporáneo consumado debe ser un periodista investigador, historiador, psicólogo, entrevistador sensible, chismoso y narrador apasionante, todo a la vez. Las mejores biografías captan la vida en un nivel más profundo e intenso que cualquier otra forma de literatura".

Esto lo dice Steve Weinberg, en su libro ´Telling the Untold Story: How Investigative Reporters are Changing the Craft of Autobiography´ (´Cómo los periodistas de investigación están cambiando el arte de la Autobiografía´) (1992, P. 6).

EL LIBRO DE MORÁN COMO FUENTE DE NOVELAS, PELÍCULAS Y SERIES DE TELEVISIÓN

Todos esos talentos, y más, muestra Gregorio Morán. Llega un momento en que el protagonista del libro no es el cura-duque Aguirre sino el mismísimo Morán. Es un águila que sobrevuela toda España, con sus ojos y sus garras. Efectivamente, ¿qué sería el cura-duque Aguirre sin Morán? Un personaje modesto. Morán es su demiurgo.

Me he quedado perplejo ante cómo trata Morán a Juan Benet. ¿Con qué nos quedamos? ¿Con el sarcasmo que muestra ante el Benet personaje o novelista? ¿O con el puesto que le otorga en la narrativa hispana? Personalmente, me agrada más su interpretación sarcástica.

Por otra parte, creo que es más importante el guionista que el director en una película. Sin un buen guión, es prácticamente imposible que un director excelente logre una buena película. Con un buen guión, un mediocre director puede conseguir una buena película.

¿A qué viene todo esto?

A que yo pondría el libro de Morán como texto de trabajo en los cursos de Guión. De este libro pueden salir bastantes comedias. Muy, pero que muy buenas. Son tantos los nombres que aparecen en este libro; son tan fértiles en anécdotas los personajes y ambientes que el autor recrea que un buen guionista lograría varias películas; incluso, series.

Sí, ya sé que algunos tomarán esta columna como un discurso epidíctico, para alabar al personaje. Mi única excusa, que no razón, es que no conozco personalmente a Gregorio Morán. Es la segunda vez que me ocurre con personajes a los que admiro a distancia. Me ocurrió durante más de quince años con Gustavo Bueno. Creo que, si conozco a una persona a la que admiro, mi estimación por su obra va a decaer.

Por cierto, y centrándome en Bueno, encuentro que el libro de Morán se detiene en 1971, cuando la polémica que sostuvo con Sacristán. Sin embargo, en 1996, es decir, 25 años después, Bueno había creado la mayor parte de su monumental obra. Y es precisamente a partir de esa fecha cuando empieza a escribir libros para interpretar la realidad española y europea, pensando en “el gran público”. De las obras de Bueno también pueden surgir innumerables relatos, novelas, películas y series.

No sé cuáles serán sus relaciones, aunque sus trayectorias son semejantes. Bueno nació en La Rioja y ha pasado más de cincuenta años en Asturias. Morán nació en Asturias y ha pasado la mayor parte de su vida en Cataluña. Pero esas son otras historias. Regresando al presente, recomiendo mucho la lectura del libro de Morán. D. Gregorio. Si un personaje no se merece el “Don” con este libro, ¿a qué tenemos que esperar?

REMATE IRÓNICO

Y cuando pensaba acabar aquí esta columna, me viene a la mente una malicia. Supongamos que Gegorio Morán fuera más joven y desease hacer carrera académica. Si presentase este monumental libro, fruto del trabajo de diez años, para obtener un sexenio, el Ministerio lo calificaría con un 4, no con un 6. Y eso, ¿por qué? Pues porque lo ha editado en Akal, que no se cuenta entre las editoriales “de prestigio”. Ni siquiera le valdría si lo hubiera publicado en Planeta, como era su propósito inicial. Esas son editoriales “que venden libros”. ¿El contenido? “¿Qué es eso del contenido?”, podría responder cualquier burócrata.

A ver si Morán tiene tiempo y abre las ventanas de la ANECA, CNEAI y otros organismos de la “ciencia” oficial. ¡Qué paisanaje! Miles y miles de profesores se lo agradecerían, porque están pagando con sus impuestos un montaje que les está cercenando su futuro y con esos mismos impuestos están viendo cómo cada día se hace realidad el “efecto Mateo”: A quien más tiene, más se le da”.

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