Según los datos del estudio, la mayoría de los que siguen practicando algún tipo de deporte en la universidad lo hacen sin federarse y de manera individual, especialmente las chicas. Y es que al analizar los datos en función del sexo, se puede observar que, tanto en el bachillerato como en la universidad, las chicas realizan menos actividad física que los chicos, y las razones que aducen para justificar esa falta de actividad son "la falta de tiempo y de ganas".
La relación entre la vida académica y la actividad física es distinta en los chicos que en las chicas. Los chicos sedentarios obtienen un mayor rendimiento académico si se comparan los datos con los más activos o con los moderados. En cambio, en la chicas no se cumple esa relación negativa, y las que obtienen las calificaciones más altas y las más bajas son más sedentarias el resto.
La investigadora relaciona el mayor rendimiento académico con los valores más saludables, porque los valores asociados a los hábitos de vida saludables -como orden o disciplina- pueden tener influencia en el rendimiento académico. En este punto, destaca que, aunque el sedentarismo femenino es más alto, la capacidad aeróbica de los chicos es menor. El estudio apunta a que esto puede deberse a que, por una parte, el porcentaje de obesidad y sobrepeso de las universitarias es menor y, por otra, que las chicas incluyen parte de la actividad física no declarada dentro de las actividades cotidianas -ir a los sitios a pie o subir escaleras-.
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