viernes,19 agosto 2022
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Estudiantes vagos y Universidad sin recursos

El deporte en la universidad: otra asignatura pendiente

ibercampus.info
Casi mitad de los jóvenes que han participado en una tesis doctoral elaborada en la Universidad del País Vasco sobre los hábitos físicos y la condición física de los universitarios dejaron de hacer deporte al finalizar el bachillerato. "El comienzo del periodo universitario puede provocar cambios en los hábitos de vida y, habitualmente, el deporte queda excluido de dichos hábitos". Pero no sería justo echar todo el peso de la culpa sobre los estudiantes, ya que las universidades tampoco tienen los mejores planes ni las mejores infraestructuras para practicar deporte.

 

Según los datos del estudio, la mayoría de los que siguen practicando algún tipo de deporte en la universidad lo hacen sin federarse y de manera individual, especialmente las chicas. Y es que al analizar los datos en función del sexo, se puede observar que, tanto en el bachillerato como en la universidad, las chicas realizan menos actividad física que los chicos, y las razones que aducen para justificar esa falta de actividad son "la falta de tiempo y de ganas".

La relación entre la vida académica y la actividad física es distinta en los chicos que en las chicas. Los chicos sedentarios obtienen un mayor rendimiento académico si se comparan los datos con los más activos o con los moderados. En cambio, en la chicas no se cumple esa relación negativa, y las que obtienen las calificaciones más altas y las más bajas son más sedentarias el resto.

La investigadora relaciona el mayor rendimiento académico con los valores más saludables, porque los valores asociados a los hábitos de vida saludables -como orden o disciplina- pueden tener influencia en el rendimiento académico. En este punto, destaca que, aunque el sedentarismo femenino es más alto, la capacidad aeróbica de los chicos es menor. El estudio apunta a que esto puede deberse a que, por una parte, el porcentaje de obesidad y sobrepeso de las universitarias es menor y, por otra, que las chicas incluyen parte de la actividad física no declarada dentro de las actividades cotidianas -ir a los sitios a pie o subir escaleras-.

Aunque la LOU es tajante respecto a la práctica de deporte en la Universidad –“la práctica deportiva es parte de la formación del alumnado”, esta idea choca frontalmente con la realidad. El desprecio a esta disciplina se refleja en vagos programas, ligas universitarias sin prestigio alguno y presupuestos esqueléticos. Si la comparación entre la Universidad española y la estadounidense es, en muchos casos, sonrojante, lo es mucho más en un asunto, el fomento del deporte en las facultades, donde la distancia es sideral. Mientras que allí dedican un buen trozo del pastel presupuestario a construir instalaciones de primera, muchos estudiantes españoles, sobre todo en aquellos centros más modestos, tienen que conformarse con antiguos gimnasios y pabellones prestados por ayuntamientos.

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