viernes,19 agosto 2022
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El deshielo del casquete de Groenlandia podría tener consecuencias para el cambio climático

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Según unas investigaciones internacionales sobre el último periodo glacial, en el que ha participado el Dr. Rainer Zahn, profesor de investigaciónICREA del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA) de la UAB, antes de que comenzaran a deshacerse grandes masas de hielo del Océano Ártico, unos primeros episodios esporádicos de deshielo en el antiguo manto de hielo que cubría las Islas Británicas ya afectaron la circulación de las corrientes oceánicas, que juegan un papel clave en la estabilidad climática del planeta

A partir de esta observación, los científicos consideran que la aceleración del deshielo del casquete de Groenlandia podría jugar un papel importante en la futura estabilidad de la circulación oceánica y, por lo tanto, en el desarrollo del cambio climático.

La magnitud de posibles cambios climáticos en el futuro dependerá en buena medida de la respuesta de la circulación oceánica al calentamiento global, porque las corrientes oceánicas distribuyen una inmensa cantidad de calor por nuestro planeta y, además, determinan los niveles de humedad y energía atmosféricas. Una variación de la circulación oceánica puede inducir cambios climáticos substanciales y abruptos (es decir, desarrollados en menos de 30 años) a escala global.

Los sedimentos oceánicos profundos ofrecen un testimonio de la circulación oceánica en el pasado. Estudiando estos sedimentos, se puede observar que los cambios abruptos en la circulación oceánica y los consecuentes cambios climáticos no son un fenómeno nuevo, sino que han sucedido en diversas ocasiones durante el pasado.

Al deshacerse las grandes masas de hielo de América del Norte y de Escandinavia al final de la última era glacial, el consecuente vertido de agua dulce en el Atlántico Norte provocó la mayor disrupción natural de la circulación oceánica de los últimos 20.000 años. Este episodio representa un excelente modelo para examinar la relación entre las perturbaciones oceánicas y la inestabilidad climática.

Según un artículo de revisión publicado en Science, la circulación oceánica durante la última era glacial era muy diferente de la actual. La formación de corrientes de agua profundas en el Atlántico Norte era más débil y el flujo de agua cálida de la Corriente del Golfo se vio reducido. Esto causó un enfriamiento del hemisferio norte y contribuyó al crecimiento de los grandes casquetes de hielo de América del Norte, Escandinavia y Europa.

En un estudio de acompañamiento, se ha observado los sedimentos marinos del Atlántico Norte para documentar la secuencia de acontecimientos de aquella perturbación. Entonces, el deshielo provocó una disminución importante de la Corriente del Golfo, que transporta agua cálida del Golf de México al norte. Esto sumió la región del Atlántico Norte en un periodo de frío glacial de, al menos, 1.200 años de duración.

Cambios sustanciales

No obstante, la ralentización de la circulación oceánica en el Atlántico Norte empezó entre 700 y 1.200 años antes de que se produjera el gran deshielo de los casquetes de hielo i se librara masivamente agua dulce sobre el océano. El temprano inicio de este cambio coincidió con breves y aislados episodios de deshielo en el pequeño Manto de Hielo Britànic (BIS, British Ice Sheet). Así lo han determinado los autores de este estudio a partir de la observación de capas finas de sedimento (formadas por granos de cuarzo) procedentes de diferentes oleadas de icebergs que, al deshacerse, liberaron su carga de sedimentos al fondo del mar. Estos icebergs procedían de los márgenes de hielo que rodeaban y estabilizaron la BIS.

Estos resultados demuestran que las perturbaciones de deshielo pueden producir cambios substanciales en la circulación oceánica sin haber llegado necesariamente a un vertido catastróficamente grande de agua dulce. Esto parece indicar que la aceleración del deshielo del casquete de Groenlandia podría tener un papel destacado en la futura estabilidad de la circulación oceánica y del clima a la gran región del Atlántico Norte.

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