Seguro que usted ha notado que el resultado de su esfuerzo en el gimnasio se traduce en un mayor grado de dureza de los músculos, para que después sea tan difícil de mantener… Lo mismo sucede con el corazón. Tras someterlo a entrenamiento físico intenso sus características cambian. Gracias a las modernas técnicas de imagen, concretamente a la ecocardiografía, el estudio de estas características ha mejorado notablemente.
En medicina deportiva, es muy importante saber cómo se adapta el corazón y regresa a su estado inicial después de un entrenamiento intenso. Conocer cómo se recupera el corazón para volver a un estado de normalidad cuando cesa el estímulo que supone el entrenamiento, es un referente utilizado por los cardiólogos especializados en deporte para delimitar la adaptación fisiológica de la patológica.
En general, en todos los estudios analizados mediante ecocardiografía en el caso de deportistas con una gran adaptación cardiaca (remeros, ciclistas, atletas de fondo…) se demuestra que la consecuencia del entrenamiento sobre el corazón es un aumento del tamaño de las cavidades (principalmente del ventrículo izquierdo) y del grosor del miocardio. Sin embargo, la regresión de las medidas ecocardiográficas a consecuencia del descenso completo o incompleto del entrenamiento intenso ha conducido, hasta ahora, a resultados contradictorios.
Interpretar correctamente las imágenes ecocardiográficas y entender la vuelta a la situación inicial del corazón es crucial ya que hay enfermedades cardiacas que se “parecen” a los fenómenos de adaptación normal consecutivos al entrenamiento. Por este motivo, desde el estudio inicial con deportistas, existen numerosos trabajos cuyo objetivo, directo o indirecto, ha sido determinar las diferencias entre un corazón “sano” y otro “enfermo”.
Investigadores del Laboratorio de Fisiología del Esfuerzo de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de
La principal conclusión es que la regresión es un fenómeno trascendental a la hora de distinguir el fenómeno fisiológico que supone el entrenamiento respecto a patologías cardiacas.
En efecto, cuando cesa el estímulo los corazones entrenados vuelven a tener sus medidas originales, mientras un corazón enfermo (“dilatación cardiaca” o “hipertrofia cardiaca”), que puede presentar modificaciones parecidas a las del corazón entrenado, mantiene o agrava las modificaciones producidas.
Es más, en los servicios dedicados a cardiología del deporte cuando se detecta por ecocardiografía una “hipertrofia exagerada” se sigue un tratamiento que consiste precisamente en modificar el régimen de entrenamientos.