Por tanto estamos hablando de un problema que el sistema universitario debe subsanar, sobre todo en un momento como el actual en el que no se puede permitir el lujo de tener semejante agujero. Y es que el sistema invierte de media unos 4.900 euros en cada uno de sus estudiantes universitarios, si el 30% de ellos abandona, ese gasto no queda rentabilizado ya que nunca llega a convertirse en titulado.
A esto hay que sumar otro inconveniente más. Buena parte de los que sí se titulan tarda una media de seis años en hacerlo, dos años más de lo previsto, lo que supone un lastre económico para el sistema universitario.
En este sentido se están intentando poner en marcha medidas para paliar estos datos como son el incentivar a aquellos que saquen el curso por año y castigar con altas tasas de matrícula a aquellos que suspendan.