El objetivo de esta iniciativa es situar a las universidades españolas entre las mejores de Europa a través de la suma de instituciones que, compartiendo un mismo campus, elaboren un proyecto estratégico común con el fin de crear un entorno académico, científico, emprendedor e innovador.
En virtud de estos convenios, se destinará un préstamo de 46 millones de euros a financiar cuatro proyectos en la Comunidad de Madrid, otro de 41 millones para poner en marcha cinco proyectos en Cataluña y un tercero de 15,5 millones para desarrollar tres proyectos en Andalucía.
Pensando en el futuro
Uno de los proyectos más polémico, el valenciano, que quedó fuera de los elegidos no se rinde y pese a las críticas por la falta de coordinación entre las dos universidades que formaban parte del mismo, la Universitat de València y la Universidad Politécnica de Valencia volverán a competir de la mano a mediados de febrero, pero para entonces los centros quieren que tener parte de las iniciativas funcionando. Su estrategia consiste en trabar mejor las alianzas perfiladas en la edición anterior y ampliarlas a otros campos.
Una de sus principales bazas es que son dos de las 10 universidades españolas que han logrado entrar (y quedarse) en el ranking de Shanghai. Unidas, su envergadura sólo es comparable a la de los proyectos asociados de la Universitat de Barcelona y la Politécnica de Catalunya; y de la Complutense y la Politécnica de Madrid, que fueron los mejor calificados en la primera edición.
Después de analizar las causas del fracaso anterior (fallos de comunicación incluidos), la idea consiste esta vez en realizar una sola presentación en Madrid y mostrar un solo vídeo explicativo. Hacer un proyecto único, y que lo parezca.
Fuente: elpaís.com