jueves,18 agosto 2022
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Ricardo Montoro

«El nuevo modelo educativo, con la excusa de Bolonia, nos traerá más problemas que soluciones»

ibercampus.info
Ricardo Montoro, Catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, da su experto punto de vista sobre los cambios que está viviendo nuestro sistema universitario y hace una radiografía ideológica de la Universidad española. ¿Son nuestros profesores y alumnos de izquierdas o de derechas?

-P. ¿Qué opinión tiene de los recientes cambios legislativos en materia universitaria?

-R. En líneas generales, son cambios bastante perjudiciales para la Universidad española. Después del rodaje de la LRU de los años ochenta, una ley socialista que desarrolló de manera exagerada el concepto de autonomía universitaria, esta nueva ley retoca la ley del PP de la última legislatura y elimina algunos de sus aspectos más positivos, especialmente en lo concerniente a que profesores Titulares y Catedráticos tengan que pasar un examen de Habilitación Nacional. Esta nueva ley no tiene las pretensiones transformadoras de la primera ley socialista, lo que es una buena noticia; pero es alicorta y colectivista, lo que es una mala noticia.

-P.- ¿Por qué, en su opinión, las universidades españolas están tan lejos de los primeros puestos en los ‘rankings’ de excelencia de las grandes universidades mundiales?

-R.- Estos ‘rankings’ de excelencia, en términos generales, son muy discutibles. Pueden funcionar bien en ciertas áreas, especialmente las más técnicas, pero son muy discutibles en otras muchas áreas de conocimiento. En este momento, la Universidad española es de muy buena calidad. Hay mucho talento en ella y mucho desarrollo científico en su sentido más lato, dígase lo que se diga. Si hablamos de pura y dura competencia internacional, la Universidad española no puede competir con Universidades precisas y concretas norteamericanas por la sencilla razón de que son espacios distintos. Las norteamericanas viven desde siempre en un ámbito de competitividad entre ellas que ha hecho que sobresalgan extraordinariamente algunas de ellas. Pero las Universidades españolas no compiten entre sí, lo que impide que sobresalga alguna en especial. Son dos lógicas de ordenamiento distintas. Si comparamos ámbitos de grandes dimensiones, por ejemplo la Universidad española y la norteamericana, tomadas como conjuntos, la española sería mejor y con una mayor homogeneidad interna. Pero esa misma homogeneidad impide que sobresalga alguna en especial, como ocurre en Estados Unidos.

-P. La izquierda achaca a los gobiernos del PP la escasez en inversión universitaria y de investigación. ¿Qué opinión le merece esta imputación?

-R. Es una simpleza más, de las muchas que se oyen. La izquierda tiene una mentalidad colectivista y de uniformidad, y cree que lo arregla todo subiendo los impuestos y gastando más. Con esa mentalidad es imposible conseguir que alguna Universidad española, no todas ellas, alcance niveles de competitividad internacional de los que hablábamos antes. La calidad científica e investigadora de la Universidad no se consigue con más dinero, sino utilizando mejor el que hay y, sobre todo, potenciando lo importante, y no limitándolo. Por ejemplo, avanzaremos más si los mejores profesores e investigadores pueden acceder a mayores estímulos económicos y de libertad de acción que en la actualidad; iremos más lejos si se devuelve a los mejores profesores la perdida autoridad académica y de formación sobre los jóvenes profesores. Son dos ejemplos de cómo ciertas medidas legislativas y de flexibilidad en la organización del trabajo y en la obtención de rendimientos económicos podrían estimular lo mejor de nuestra Universidad.

-P. ¿Cuál es el perfil sociológico de la actual Universidad española en cuanto a su profesorado y alumnos? ¿De izquierdas? ¿De derechas?

-R.- Es muy difícil responder contundentemente a una pregunta así. Comúnmente se dice que la Universidad es más de izquierdas que de derechas, pero yo tengo mis dudas al respecto. Para empezar, tengo mis dudas sobre lo que se quiera decir con eso de izquierdas o derechas. Es cierto que la condición de funcionario del profesor universitario introduce una quietud en el estilo de trabajo que le hace estar al margen de los acontecimientos reales de la sociedad española. A eso se suma el hecho de vivir del Presupuesto del Estado, sin tener conciencia clara de lo que le cuesta a los españoles el mantenimiento de la Universidad. Pero el profesorado universitario, y cada vez más el alumnado, valora la libertad en su sentido más amplio, y cada vez más se rebela contra las imposiciones burocráticas que proceden de los poderes públicos. Cuanto más liberal se hace nuestro profesorado, más de derechas se hará, supongo; o, por decirlo con más precisión, menos votará a partidos que defienden un papel del Estado omnipresente y coercitivo.

-P. ¿Por qué, a su juicio, la mayor parte de las universidades españolas tienen rectores que se reconocen de izquierdas?

-R. Eso es totalmente cierto. Pero se debe a dos motivos fundamentales: la forma de elección del Rector, que hasta ahora se ha hecho a través de un Claustro que previamente ha sido cubierto de una determinada manera, y, en segundo lugar, a la mayor movilización política de los profesores y estudiantes de ideología de izquierda, que se han preocupado mucho más por mantener rectorados afines. Técnica electiva y mentalidad de movilización política serían las claves que explican ese fenómeno. Después de la Ley del PP, sólo se ha elegido al Rector mediante sufragio universal en una sola ocasión en las Universidades españolas, y en algunas de ellas ni tan siquiera eso. Y la participación no ha sido especialmente elevada en ningún caso. No ha dado tiempo a que madure este sistema electivo, que era muy bueno por ser muy democrático. Con la nueva Ley socialista, con toda seguridad volveremos a la elección del Rector en los Claustros, es decir, volveremos al viejo sistema del que ya conocemos sus resultados. Me gustaría ver qué habría ocurrido en realidad si nos pasamos veinte años eligiendo al Rector con arreglo a los criterios de la Ley del PP.

-P. ¿Cuál es, en su opinión, la principal carencia de la Universidad española en general y cuál su principal virtud?

-R. La principal carencia se encuentra en que se ha erosionado seriamente la estructura de autoridad moral y científica que mejor funciona en el marco universitario, la que se basa en la desigualdad del maestro y el discípulo. Se ha introducido un pernicioso igualitarismo que hace que un estudiante o un administrativo puedan acabar decidiendo sobre la concesión de la condición de Profesor Emérito al más distinguido de los intelectuales. Su principal virtud es que, a pesar de todo, ha mantenido la calidad de su trabajo, luchando contra todos los obstáculos burocráticos, que son muchos, y contra la masificación estudiantil y la ineficacia de la Selectividad. La Universidad española se está burocratizando hasta unos extremos casi impensables hace pocos años. Se burocratiza hasta la forma de hacer el currículo universitario, lo que ya es triste. Hoy por hoy sigue siendo una buena Universidad, me atrevo a señalar, pero no sé por cuánto tiempo si seguimos por este camino. El nuevo modelo educativo, con la excusa de Bolonia, en contra de lo que se dice, nos traerá más problemas que soluciones. Vamos a cambiar un estilo de trabajo que ha funcionado muy bien durante siglos por otro que, siendo bueno sobre el papel, en la realidad no funcionará en España. Veremos si sobrevivimos a este nuevo ataque en forma de innovación pedagógica, y queda algo de espacio para que perviva la auténtica libertad de Cátedra.

 

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