El sector inmobiliario urge su refundación tras los 10 años que lleva de crisis

El sector inmobiliario contribuye de forma extraordinaria al PIB español y, aunque en la actualidad su aportación al crecimiento económico es prácticamente la mitad de lo que llegó a representar en 2007, justo el año previo a la crisis más profunda y larga jamás vivida en nuestro país, su contribución se sitúa en torno al 6% del mismo, siendo los sectores inmobiliario y de la construcción “de indudable relevancia para el crecimiento económico en España”, como afirman dos prestigiosos economistas españoles, Santiago Carbó y Francisco Rodríguez, en un reciente informe realizado para Funcas sobre el comienzo de la recuperación del mercado.

Con esa intención se ha concebido y programado la Jornada “El futuro del sector inmobiliario en España”, dentro del recientemente constituido Foro en el seno del Colegio de Economistas de Madrid, y bajo la iniciativa de CEFYRE – Consultoría, Estrategia, formación y Real Estate. Actuará de moderador Julián Salcedo Gómez, Doctor en Economía, MBA International, urbanista, profesor de postgrado en diversas universidades españolas y latinoamericanas, Socio Director de CEFYRE, S.L. (Consultoría, Estrategia, Formación y Real Estate), y promotor del Foro del Colegio de Economistas de Madrid, donde el martes 28 de noviembre habrá una conferencia titulada  “Los bancos y las cicatrices de la crisis inmobiliaria,  organizada por la Asociación Española de la Banca (AEB) y el Colegio de Economistas de Madrid.

La complejidad de la actividad inmobiliaria exige para su análisis que se segmente convenientemente el sector, diferenciando por un lado la actividad inversora de la promotora y, dentro de esta, el desarrollo de inmuebles de nueva planta de la rehabilitación, reforma, ampliaciones, renovaciones, etc.,. Y, además, es preciso atender al tipo de producto objeto de estudio para realizar un análisis adecuado, desde el segmento residencial, las viviendas, hasta el terciario, oficinas, centros y locales comerciales, hotelero, pasando por el industrial-logístico, y el dotacional y equipamientos, para servicios sanitarios, docentes, deportivos, etc., cada uno de ellos con sus propias características y unos requerimientos completamente diferentes.

Por último, las consecuencias directas de la crisis han devenido en una transformación radical del sector, empezando por los agentes que intervienen en el mismo, con la desaparición de los promotores “de toda la vida”, la mayoría concursados y los que no con sus activos entregados a los acreedores bancarios, y no menos importante con la aparición de unos nuevos actores, más profesionales, con abundantes recursos económicos procedentes de fondos de inversión, en su mayoría de origen extranjero, nuevas fórmulas de financiación no necesariamente hipotecaria, incluso nuevos modos de comercialización aprovechando las nuevas tecnologías, como el Big Data, IoT, etc.,.

También el auge de nuevas formas societarias, como las SOCIMIs, que cuentan con significativas ventajas de tipo fiscal, con una tributación súper reducida, y que prácticamente están monopolizando todas las operaciones importantes que se cruzan en el mercado, y que han cambiado las reglas que hasta hace poco parecían inamovibles.

Por su parte, las AAPP hace tiempo que han apostado decididamente por la vivienda en régimen de alquiler frente a la mayoritariamente elegida por la población, que es la propiedad. Si bien parecía que la crisis había roto las estructuras tradicionales y cada vez más amplias capas de la población optaban por el alquiler frente a la propiedad, nos hemos encontrado con que las rentas de alquiler han subido de tal forma y tan rápidamente, que ahora ya no supone una alternativa a la adquisición de vivienda, porque una gran mayoría tampoco puede asumir el arrendamiento y, de hecho, siente que es preferible comprar que alquilar puesto que incluso resulta más cara esta última opción.

Finalmente, el perfil del comprador también ha cambiado como consecuencia de la crisis, que ha traído contratos precarios y bajos salarios, carentes de ahorro suficiente, sujetos a unas exigencias muy elevadas para conseguir financiación, una recuperación de los precios que les impide acceder sobre todo a la primera vivienda, etc.,.

“En resumen”, dice también la convocatoria,  las transformaciones sufridas por el sector en todos los ámbitos de actuación, nos obligan a pensar en una refundación o reformulación del mismo, sin demora, para hacer frente a los nuevos desafíos, lo que exige iniciar un proceso de análisis  profundo y un debate a fondo, con la intervención de profesionales, académicos, instituciones públicas y privadas, asociaciones empresariales y sindicales, organizaciones juveniles y otros colectivos, etc., para definir las bases que permitan diseñar el futuro de un sector clave para nuestra economía y para el conjunto de la población. Ninguno de los citados podemos abstraernos de nuestra responsabilidad y debemos contribuir a conseguir los objetivos que posibiliten un futuro mejor para el sector inmobiliario cuanto antes.