jueves,18 agosto 2022
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El Siglo de China

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El libro del profesor Ramón Tamames "El siglo de China. De Mao a primera potencia mundial", es de ágil y apasionante lectura, que no elude la crítica sin por ello dejar de reconocer los muchos logros que China está consiguiendo y sus aspiraciones de una evolución pacífica hacia un mundo mejor.
EL SIGLO DE CHINA  

                    

 
         Editorial Planeta acaba de publicar el libro del profesor Ramón Tamames “El siglo de China. De Mao a primera potencia mundial”. Es un libro de ágil y apasionante lectura, que no elude la crítica sin por ello dejar de reconocer los muchos logros que China está consiguiendo y sus aspiraciones de una evolución pacífica hacia un mundo mejor.
        Parte de la reciente historia de China (la del siglo XX y más particularizadamente a partir de 1949 con la toma del poder por parte del Partido Comunista Chico de la mano de Mao Tse-tung) a la que dedica los dos primeros capítulos. En los que siguen se ocupa, sucesivamente, de las razones de su fulgurante crecimiento económico en las últimas décadas, de la demografía, la estructura productiva sectorial, el sector financiero y las relaciones internacionales a los que destina los tres capítulos finales -los dos últimos a las de China con la Unión Europea y España-.
       El principal cambio económico que se ha operado a partir de Mao ha sido pasar de una economía centralmente planificada a un modelo de economía mixta en el que el sector privado ha ido ganando cada vez más terreno. El resultado de este cambio ha sido una ola de gran crecimiento, una de las más largas e intensas que un país haya conocido en la era contemporánea: entre 1978 y 2006 la tasa anual acumulativa del incremento del PIB ha sido del 9,5%.
      China es un país de dimensiones físicas, humanas y económicas colosales: más de 9,5 millones de km2, una población que 2005 supera los 1.300 millones de habitantes, una ocupación de más de 700 millones de personas y ya casi el primer exportador mundial de bienes, lo que le ha permitido acumular 900.000 millones de dólares en reservas- las más elevadas del mundo-, etc.
     Y también, en proporción con esas magnitudes, son colosales sus problemas: elevadas jornadas de trabajo y escasas medidas de seguridad en el mismo, falta de respeto a los derechos humanos (trabajo infantil, represión de las libertades –incluida la censura en internet-, práctica habitual de la tortura, aplicación de la pena de muerte, etc.), contaminación por doquier (segundo emisor, tras Estados Unidos de gases de invernadero, contar con siete de las 10 ciudades más contaminada del mundo–, etc.), creciente dualidad social (un 70% del PIB es generado por el sector urbano que equivale al 30% de la población ocupada), un campesinado empobrecido y marginado –más de 250 millones de habitantes del medio rural pueden emigrar a las zonas urbanas en un próximo futuro-, empresas públicas ineficientes y un sistema político-institucional sumamente corrupto.
     China basa su éxito económico en la competitividad de sus exportaciones y en el sacrificio de su consumo interno (público y privado). De esta forma, se ha convertido ya en el país con el mayor nivel de reservas mundiales y uno de los principales financiadores de la consumista y poco ahorrativa sociedad estadounidense.
     Un aspecto clave que subyace en todo el libro es el relativo a la compatibilidad entre un régimen político autoritario -el del Partido comunista Chino-, con una economía abierta al exterior. La experiencia historia demuestra que es posible dicha compatibilidad siempre que el mercado interno funcione con un mínimo de libertad. ¿Pero por cuánto tiempo se podrá mantener esta situación?. Es difícil predecirlo, pero cuando se logra un cierto grado de bienestar económico, la estructura política autoritaria salta por los aires debido a la incesante presión social. Y esto es lo Tamames vislumbra ocurrirá con China a no muy largo plazo puesto que su creciente dualidad social está generando tensiones cada vez más acentuadas en esa fábrica mundial.
 
 

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