jueves,18 agosto 2022
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El teléfono de la esperanza: cómo pueden los estudiantes convertirse en grandes profesionales

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Si «exponencia», aplicado a crecimiento, significa que éste tiene un ritmo que cada vez va aumentando más rápidamente, los estudiantes que tienen una vocación auténtica por ayudar a los demás, pueden crecer mucho si conocen el Teléfono de la Esperanza.

Para mí ha sido un gran descubrimiento conocer esta organización. Un amigo mío, que colabora en Madrid, desde hace veinte años, con el Teléfono de la Esperanza, me invitó a visitar la sede de Madrid y estuve chalando con sus responsables, que me respondieron a todas las preguntas que les hice. Además, saqué la impresión de que eran unos grandes profesionales. Me entregaron unos documentos excelentes porque prescindían de la mayor cantidad de información no importante. Es decir, esos documentos contienen el secreto de la efectividad.

Hasta visitar las instalaciones del Teléfono de la Esperanza, yo creía saber bastante sobre los Másters. Desde hace quince años, he dirigido o participado intensamente en varios Másters. Tantos años me permiten hablar con conocimiento de lo que afirmo. Pues bien, esa visita ha hecho que yo amplíe mucho mi perspectiva.

Serafín Madrid, el 1 de Octubre de 1971, tuvo una intuición genial. Como si hubiera lanzado una piedra a un lago inmenso y todavía el movimiento de las olas continuase hasta el presente. ¿Quién iba a decir que aquel Teléfono de la Esperanza en la ciudad de San Juan de Dios, en Alcalá de Guadaira (Sevilla) iba a causar unos efectos tan duraderos? Serafín ya contaba con personal especializado en instituciones de rehabilitación. Su originalidad consistió en integrar también a un grupo amplio de especialistas en Psicología, Trabajo Social, Psiquiatría, Psicopedagogía y Psicoterapia, algo totalmente novedoso e incluso controvertido en aquellos tiempos. Es decir, que además de las funciones de rehabilitación física y de enseñanza escolar y profesional, desarrolló todo un sistema de psicoterapia individual, terapia de grupo, tratamiento familiar y contacto con el medio social con un enfoque distinto del seguido en aquella época por otras instituciones asistenciales.

Los Másters tienen como una de sus funciones primordiales introducir a los estudiantes en la actividad profesional. Tengo mucha experiencia en lograr prácticas remuneradas para los estudiantes en Instituciones y Empresas. Pues bien, creo que las mejores prácticas que he conocido son las del Teléfono de la Esperanza. El estudiante que quiera participar en esta organización debe considerar que el tiempo que dedique a las distintas actividades es una inversión, más que un gasto. Al menos, así lo veo yo. Porque es muy apasionante la aventura de levantar el teléfono y no saber con qué tipo de persona se va a comunicar ni qué historia humana va a escuchar. Y mediante la conversación, ir trazando un mapa mental con el que orientar a quien llama porque éste se siente perdido en su territorio personal y que no lleva las riendas de su vida. Es lo que va aprendiendo el estudiante o licenciado cuando participa en la co-escucha. Después, va ampliando su formación cuando participa en Cursos de formación, que el Teléfono de la Esperanza tiene organizados muy bien porque parte de estudiar la realidad.

Para mostrar la variedad de actividades de formación que ofrece el Teléfono de la Esperanza, presento una de las estadísticas que me han ofrecido durante la visita.

Sí, desde luego, muchos estudiantes harían muy bien en conocer por dentro el Teléfono de la Esperanza, que funciona en muchas provincias españolas. Seguro que se van a llevar una gran sorpresa y, a partir de ese momento, aumentar su visión sobre su futuro profesional.

Desde hace años, existe en España y en otros países una corriente muy crítica sobre la marcha que está llevando el mundo de las novelas y de las películas. Pues bien, quienes trabajan en el Teléfono se encuentran diariamente con historias que darían argumentos para muchas películas. Es un trabajo vocacional escuchar tanto ruido y convertir ese ruido en una novela o en un guión cinematográfico. Por supuesto, guardando el secreto profesional, cambiando los lugares y componiendo unos casos con otros. ¿Quién podría pensar que el Teléfono de la Esperanza puede ser un gran banco de pruebas para quienes deseen dedicar su vida a escribir? Pues ahí lo tienen. El Teléfono de la Esperanza está abierto a voluntarios que quieran convertirse en grandes profesionales.

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